Capítulo 16

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"Si eres necio, podrás dejarte engañar; si eres listo, deberás dejarte engañar: ya sabes la diferencia"

Stendhal

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Me apresuro hacia la puerta y escucho a Oliver seguir mis pasos escaleras abajo. No se ve absolutamente nada, pero de milagro no me caigo.  

—Amaya, no es ella. No puedes salir… espera.

No respondo, solo trato de ir más rápido para que no me detenga.

—Está buscándome a mí, déjame resolverlo.

Por más que apuro el paso me alcanza justo cuando pongo mi mano en la puerta de abajo.

—¡Déjame! —exijo en cuanto me estampa contra la pared impidiéndome el movimiento en medio de la oscuridad.

Esto me trae recuerdos.

—¿Por qué eres tan estúpidamente terca? —murmura cerca de mis labios.

—Estoy buscando a mi amiga, la escucho gritar y quiero ayudarla. Suéltame Oliver, o voy a lastimarte —intento sonar ruda, pero él no retrocede.

Si no me deja salir le daré un rodillazo entre las piernas, lo lamentaré mucho porque de verdad pretendo utilizar eso, pero necesito ir afuera y ver qué sucede.

—No es ella —insiste forzando las palabras—. ¿Por qué no aprendes a escuchar?

Un sonoro golpe en la puerta lo sobresalta, alguien la está pateando o golpeando con algo. Lleva su dedo a mis labios para pedirme que haga silencio, siento mucha curiosidad por saber lo que sucede y ansiedad por salir a ver que pasa con Nicole.

Luego de un segundo vuelvo a ver su rostro iluminado por la pantalla de su teléfono, abre WhatsApp rápidamente y entra al chat que lleva el nombre “Papá”.

Oliver – en línea

Él volvió a encontrarme.

Su padre responde en breves segundos, mientras otro golpe resuena en la puerta.

Papá – en línea

¿Dónde?

Oliver – en línea

En mi casa.

Papá – en línea

Resiste solo 5 minutos.

Quito el teléfono de su mano y abro una nota para escribirle.

“¿Qué sucede?”

Su respuesta sincera y directa me deja sin palabras.

“Es mi padre biológico, quiere matarme”

Tengo un millón de preguntas más, pero no puedo hacerlas ahora que un asesino está al otro lado de la puerta. Su respiración está acelerada, lógicamente tiene miedo, pero se ha volteado para cubrir mi cuerpo con el suyo.

Ahora comprendo por qué es tan difícil llegar a su casa, él simplemente se está ocultando de un psicópata que por algún motivo quiere terminar con su vida.

Silencio, más golpes en la puerta que al parecer es blindada porque a una puerta normal ya la hubieran tirado.

Los golpes se detienen, hay unos segundos de silencio y luego una risa bastante extraña.

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