Capítulo 45

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"La confianza se gana con mil actos, y se pierde con tan solo uno"

Anónimo

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A M A Y A

El camino a casa fue de más de dos horas, y la mayoría del tiempo estuve durmiendo, sinceramente no había podido dormir casi nada los últimos días y Oliver dijo que estaba bien porque de todos modos necesitaba de su espacio para pensar.

Me despertó a unos kilómetros del pueblo para que le indique el camino, y en cuanto más familiares se me hacen las calles mas nerviosa y triste me siento.

Aquí, en este pequeño pueblo, estaba resumida mi vida antes de la universidad. En dos hombres que ahora no tengo estaba mi estabilidad y mi soporte; Ander y mi papá eran los únicos que me hacían sentir que no había nada malo en mí, y ahora uno está muerto y el otro me abandonó.

—¿Estás bien? —quiere saber Oliver observando la nostalgia con la que admiro el paisaje.

—No lo sé —digo con sinceridad.

—No tienes que hacer esto, podemos investigar de otro modo... —Su tono tierno y comprensivo se me hace extraño, aunque él es dulce conmigo últimamente ha estado muy exaltado con lo de Gael.

—No es por ella... es este lugar inundado de recuerdos que no regresarán.

La verdad es que he aprendido a convivir con mi madre fingiendo que nada ha pasado, no porque sea mi deseo, ni porque la haya perdonado; sino porque se lo prometí a mi papá.

Peleamos mucho luego de que mi mamá mató a Ander, mi papá quería defenderla a toda costa y yo quería decir la verdad. Desde mi punto de vista la cárcel era poco para la mierda que se merecía, no podía perdonarla, no podía siquiera mirarla porque sentía deseos de hacerle daño.

Hablé por horas con mi papá, y fue entonces que me contó cosas que hasta ese momento no me había contado.

Cuando yo tenía tres años comenzaron a notar que no tenía miedo por las consecuencias de mis acciones, si hacía algo indebido y me regañaban o me castigaban, luego volvía a hacerlo con total impunidad. Tocar los enchufes, soltar la mano de mi mamá en la calle, acariciar perros de desconocidos; todas eran cosas que hacía a diario, y no había forma de que pudieran explicarme las consecuencias, por mucho que lo intentaban no había reacción por mi parte.

Fue entonces que comenzaron a consultar con muchos profesionales, me llevaron con psicólogos, psiquiatras infantiles, y muchos coincidieron en que presentaba rasgos de psicopatía infantil. Sin embargo, no tenía conductas agresivas ni falta de empatía, y por eso fue que mis padres decidieron esperar antes de comenzar cualquier tratamiento.

Cuando tenía seis años tuve mi primer accidente grave y casi me cuesta la vida. Hasta entonces mi mamá me cuidaba mucho, pero me daba ciertas libertades propias de la edad como jugar en el patio de mi casa o alejarme un poco en el parque mientras jugaba con Ander y ella hablaba con su mamá. Tengo recuerdos de ese momento, estábamos en los columpios cuando unos niños vinieron a molestar a Ander y a burlarse de él llamándolo negro; me moleste muchísimo y golpeé a uno de ellos con el columpio haciendo que sangre su nariz. Fue algo muy estúpido, porque los chicos eran más grandes y eran más que nosotros, no recuerdo cuántos con exactitud, pero entre todos tomaron a Ander de la ropa y lo dejaron suspendido en el aire.

Me dijeron que si no subía hasta la copa de un enorme árbol que había allí lo golpearían entre todos, me pareció una tontería así que ni siquiera lo dudé.

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