Capítulo 18

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"El descaro es parte de la diversión."

Gustavo Cerati

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¿Qué haces, Amaya?

Me reprocha mi conciencia en cuanto entro a su habitación. Obviamente no vengo a tener sexo, ¿entonces a qué? ¿A dormir abrazaditos? Estoy dando pasos en falso.

Vengo a sacarle información, o eso quiero creer, pero en realidad sé que no es así.

—Lo siento por lo del auto, fue un poco posesivo de mi parte y esa no es la naturaleza de nuestra relación —se disculpa sonando apenado.

Aquí la pregunta es: ¿Cuál relación?

—Te salió muy natural en realidad, te pusiste celoso —aseguro con confianza mientras observo a mi alrededor.

Dos camas, apenas rastro de objetos personales. Más bien parece que pasan poco tiempo aquí.

—Sí, un poco, tal vez —responde con naturalidad dejándose caer en su cama.

Decido pasarlo por alto y aprovechar la oportunidad para comenzar a hacer preguntas.

—¿Por qué tratas así a tu hermano? No es bonito, es humillante.

—No es humillante la forma en la que lo trato, es humillante la forma en la que él reacciona cuando lo hago —responde, aunque no me da motivos.

Tiene razón en cierto punto, no sería humillante sí Gael discutiera al mismo nivel.

—¿Y por qué lo haces si sabes que él reacciona así? ¿A qué le teme? —insisto quitándome el abrigo y sintiendo el frío de inmediato.

—Yo lo trato igual que al resto de las personas, le doy órdenes como a todos, hay quienes las acatan... —Se acomoda en la cama clavando su mirada en mí— Y hay quienes no —completa.

Tiene sentido, él es autoritario, es dominante, le dice a todo el mundo qué hacer, y por algún motivo todos obedecen, menos yo.

¿Será que le tienen miedo? No se ve peligroso, aunque si lo hiciera yo tampoco lo notaría.

—Y por eso me gustas, porque no te puedo dominar.

Mentiroso. ¿Cómo dice mentiras luciendo tan sincero?

—Hay una sola forma en la que podrías dominarme. —Me quito los zapatos y me siento a su lado con la piel erizada— Pero tú no quieres hacerlo.

Él se ríe y se pone de pie para hurgar en su armario, regresando de inmediato y dándome una camiseta blanca de mangas largas para dormir.

Si me quito la ropa para ponérmela voy a morir de hipotermia.

La calefacción está encendida, pero aún no logra calentar la habitación. Debajo de mis pantalones tengo un short que suelo usar en mis días para sentirme más ajustada, así que solo me los quito ante su atenta mirada.

—Tú solo buscas sexo, si te doy lo que quieres te irás, y no quiero que te vayas.

Que no te afecte, solo intenta manipularte para ganar el juego.

—Si lo haces bien no me iré —me encojo de hombros y tomo valor para quitarme el sweater y la camiseta de abajo en un solo movimiento.

Estoy en sujetador, él me observa cambiarme con descaro, no mira hacia otro lado, pero como yo también soy descarada tampoco le pido que lo haga.

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