Superficial

Capítulo 46

"Acepta la vida como es: un ciclo infinito de principios y finales"

Anónimo

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O L I V E R

Soy plenamente consciente de que acabo de perder su confianza, tomé esta decisión con ese peso sobre mis hombros y no queda más que enfrentarla, aunque no me rendiré sin intentarlo.

—¿Qué hiciste? —murmura mientras observa como meten a su mamá a una patrulla.

—Si pudieras... solo... escucharme —le pido y me acerco lentamente hacia ella.

—¿Escucharte? —recrimina con los ojos brillantes por las lágrimas que no deja caer— ¿Crees que podría haber un buen motivo para traicionarme de esta forma?

—La orden de captura para ti había sido emitida hacía una hora, si te arrestaban tardaríamos mucho en alegar para poder sacarte...

—¿Y por eso me vas por la espalda?

—Sabía que no cederías... ella quiere que te culpen Amaya, ella pretendía que...

—¡No me interesa! Esta no era tu puta decisión, ¿A dónde quedó lo de ser compañeros? ¿Por qué creíste que tú podías tomar esta decisión por mí cuando no tienes absolutamente nada que ver?

Está muy enojada y tiene derecho a estarlo; de todas formas, no creo que sea pertinente hablar ahora que está así.

—Te amo, solo estoy cuidando de ti, aunque no puedas verlo.

—Y eso es exactamente lo mismo que me dice ella —expone de forma definitiva levantando un muro enorme entre ella y yo.

—No es lo mismo, tú lo sabes.

—¡No necesito que nadie cuide de mí! —grita sin poder contener las lagrimas de furia— ¡Me están volviendo loca!

—Tienes razón... fue una decisión desesperada, es que... tenía tanto miedo de que ella te haga daño... —intento ser sincero, aunque la frialdad en su mirada es definitiva.

—¿Entonces prefieres dañarme tú? —Doy dos pasos para estar más cerca y ella de inmediato vuelve a alejarse— No, no me toques. ¿Tú tienes idea de cuánto me cuesta confiar en alguien?

—Sí —asumo por lo bajo.

—Tú me quitaste eso, y es mil veces peor que cualquier cosa que mi madre pudiera hacerme.

Camino hacia el sofá y me dejo caer en él, ella no se mueve del lugar en donde está y yo no soy capaz de mirarla a los ojos porque sé exactamente lo que dirá.

—Perdóname, obviamente es un sentimiento que tú no comprendes, cuando la vida de la persona que amas está en las manos equivocadas el miedo puede dominar hasta el rincón más pequeño de tu cuerpo; es algo que no ha dejado de pasarme en el último tiempo...

—Lo siento Oliver... —el llanto contenido en su voz me da ganas de llorar también— Pero por mas bonitas que suenen tus palabras ya no podré volver a confiar en ti.

—Entiendo... —balbuceo tragando el nudo en mi garganta— Pero nunca dejaré de intentar.

—Sí, lo harás —asegura con tono firme parándose frente a mí—. Me debes una acción.

Levanto la mirada hacia ella de inmediato, no puede hacer esto, no puede dejarme de una forma tan determinante.

—No lo hagas... —hago un último intento poniéndome de pie y acercándome— Sabes que no podré decir que no, no me obligues a alejarme de ti.