59.- Juntos

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Theo al ver desvanecer a su hija sobre él, la tomó entre sus brazos y rápidamente la recostó en el mueble más cercano.

-¡Hay que llamar a una ambulancia! Dijo Beatriz al ver a su hija inconsciente.

-¡Calma Beatriz! Carla no puede salir de aquí, recuérdalo—respondió Theo.

-Entonces que llamen a un doctor—pedía la marquesa desesperada.

Mireya se acercó rápidamente a los marqueses cargando con ella un botiquín de primeros auxilios. Abrió la caja y cogio algodón y lo roció de alcohol, Theo lo tomó de mano de Mireya y lo pasó por la nariz de Carla.

A los pocos minutos Carla reaccionó, fue abriendo los ojos poco a poco.

-¿Que me ha pasado? Pregunto ella algo desconcertada, mientras parpadeaba.

-Te desmayaste hija—respondió Beatriz.

-Pero en este momento llamaremos al doctor—dijo Theo.

-No papá, no es necesario. Estoy bien—afirmaba Carla.

-Por mis cojones estáis bien Carla. Por favor Mireya llama... decía Theo hasta que ella lo interrumpió.

-Que estoy bien papá, una vez ya me paso esto con Samuel y solo fue por nervios y estrés, el doctor me lo dijo—aseguraba Carla mientras trataba de levantarse.

Theo y Beatriz no estaban muy convencidos de lo que les decía su hija. Pero al ver que rápido se repuso aceptaron la petición de no llamar a ningún médico.

-Que si esto vuelve a pasar Carla no lo pasaré por alto, ¿entendiste? Afirmó Theo.

Carla solo asintió y se levantó por completo del mueble, con ayuda de Mireya subió las escaleras para llevarla hasta su habitación.

La verdad era que Carla no se sentía nada bien, se sentía algo débil y aún estaba muy mareada, pero no quiso alarmar a sus padres. Creía saber que era lo que le pasaba.
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Samuel y Alex abordaron el avión que los llevaría hasta Nueva York.

Samuel se miraba triste y estaba muy serio, en todo el trayecto hasta al aeropuerto no había una sola palabra y al estar abordo del avión tampoco.

-Tranquilo cabrón, que el tiempo pasa rápido—le animaba Alex mientras le tomaba del hombro.

Samuel solo volteó a verlo y le regaló una sonrisa sincera.

-Gracias tío—le dijo a secas Samuel.

Durante todo el camino el chico no dejo de pensar en Carla, antes de marcharse no la miró nada bien y eso le tenía algo preocupado,
todo el viaje el no dejo de pensar en ella.

Después de varias horas de vuelo, Samuel y Alex por fin llegaron a Nueva York, era de madrugada y el cambio de horario los tenía como locos, Samuel estaba algo cabizbajo y no tenía ánimo para mucho, decidió ir a su cuarto a dormir y prepararse para empezar al siguiente día. Tenían mucho trabajo y muchas cosas por hacer.

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Madrid, España...

Un mes después.

-Buenos días hija, ¿como amaneciste? ¿Puedo pasar? Preguntaba Theo con la puerta entreabierta desde fuera de la habitación de Carla.

-Claro papá adelante—respondió ella algo dormida.

-Tienes que alistarte ya hija, hoy iremos al juzgado. Te aseguro que hoy es el día—decía Theo muy seguro.

-No lo se papá, ni siquiera se si quiero seguir con esto. Cada que vamos al salir es una nueva decepción y la verdad es que ya estoy cansada—respondió Carla con fastidio.

Élite: Amor verdaderoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora