70.- Sí, acepto

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Samuel estaba desayunando muy a gusto, el timbre de su casa sonó y Julia tomó camino para abrir la puerta.

-Buenos días Julia–saludo Pilar al ama de llaves—Buenos días jovencito—saludo en tono serio a su hijo.

Samuel trago grueso, sabía que se avecinaba una buena llamada de atención por parte de su madre.

-Buenos días mamá—respondió el joven algo nervioso y apenado.

-Que mal lo que hiciste ayer Samuel, recién me felicita Beatriz por haberte educado bien y vas tú a armar semejante alboroto a su casa—decía ella muy seria.

-Lo siento mamá, anoche no estaba en mis cinco sentidos—se excusaba el chico.

-Esa no es excusa Samuel, espero que sea la última vez qué haces algo así. Suerte tuviste que Carla estaba dormida y no se dio cuenta de nada—le seguía regañando Pilar.

-Vale mamá, que ya entendí que la cague–respondió Samuel con un poco de fastidio por los reclamos de su madre.

Pilar le observó y pudo ver en los ojos de su hijo el arrepentimiento de lo que había hecho anoche. Se acercó a él y le planto un beso en el cabello.

Se sentó frente a él—se que estas arrepentido hijo, pero debes de ser más responsable y de verdad que deseo que Carla y tú puedan ser felices, los dos lo merecen—decía Pilar mientras tomaba las manos de su hijo—olviden el pasado y vivan el presente y concéntrense en el futuro, ustedes se aman y que ese amor que se tienen sea la base de su matrimonio—aconsejaba la orgullosa madre. Tú eres un buen hombre y ella una gran mujer, los dos se merecen toda la felicidad del mundo, te amo hijo y deseo que seas muy feliz de aquí en adelante—finalizó ella.

Pilar se marchó de casa de su hijo y Samuel estaba por acostarse un momento antes de que Alejandro pasara por él para llegar a Caleruega, aún tenía estragos de anoche.

Se echó sobre la cama cuando escuchó el sonar de su móvil, lo cogio y miró la llamada entrante y era de Carla.

-Hola amor, ¿pasa algo? Pregunto Samuel.

-No mi vida, no pasa nada. Quiero decirte que estoy afuera de tu casa—dijo ella.

-¿Estáis aquí? Pregunto el con mucha ilusión.

-Si cariño, quiero que antes de casarnos vayamos juntos a un lugar—sugirió Carla.

-Claro amor, bajo en seguida—respondió él y tomó su chaqueta y bajo para llegar al automóvil de Carla que se encontraba aparcado fuera del edificio del piso del chico.

Ella le abrió la puerta y el subió para sentarse a un lado de ella. La tomó de la cintura y la arrastró hasta su lado para besarla.

-Te extrañe—susurro él muy cerca de sus labios—yo también amor—respondió ella—quería pedirte que fuéramos juntos a un lugar—dijo Carla.

Samuel la miraba confundido, en pocas horas era la boda y ambos tenían que marcharse pronto a Caleruega.

-¿A donde amor? Pregunto el con curiosidad.

Ella suspiro—ya lo verás—respondió con voz suave—Roberto, por favor llévanos a donde te dije—ordeno ella.

Roberto asintió y arrancó el carro partiendo al destino que Carla le había indicado anteriormente.

Al llegar al lugar Samuel bajo la mirada, el lugar le era familiar, pues ahí fue el primer lugar al que llegó cuando regresó a Madrid después de tantos años.

Volteó a ver a Carla y le sonrió, ella lo tomó de la mano y la acarició. Samuel bajo rápidamente del carro para abrir la puerta de su futura esposa, le extendió su mano para ayudarla a bajar y ella la tomó y con cuidado bajo del auto.

Élite: Amor verdaderoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora