49.- Donde todo empezó

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Mientras tanto Samuel iba conduciendo sin sentido alguno, no sabía a dónde ir o por donde buscar.

-¡Joder! Maldecía mientras golpeaba el volante del carro con sus manos.

Estaba desesperado y lo único que se le ocurrió fue llamar a Nadia para ver si de casualidad había llegado Carla a la discoteca.

-¿Bueno? ¿Samuel? Le contestó su amiga.

-Nadia ¿Carla aún no llega? Preguntaba inquieto.

-No Samu, estamos todos aquí al pendiente pero Carla aún no llega. Hace como una hora llame a Guzmán y dijo que iría al departamento de Carla a buscarla ahí, respondió ella.

Samuel se quedó pensativo.

-Iré a alcanzarlo allá, no se donde más buscar, dijo Samuel desesperado.

-Calma Samu, ya veréis que esta bien, de pronto en cualquier momento llega por acá no te preocupes, le trataba de tranquilizar Nadia.

Samuel llamó varias veces a Guzmán pero este nunca le contestó. Aceleraba y lo que más deseaba era cerrar los ojos y al abrirlos estar ya en el piso de Carla y encontrarla a ella ahí esperando por el.

Finalmente llegó a casa de Carla, rápidamente bajo del carro y entró a la recepción del edificio, el guardia en turno ya lo conocía. Samuel quería entrar hasta el piso de ella pero sería inútil ya que no contaba con la llave.

El guardia le explicó que hacia ya más o menos dos horas vio salir a Carla hacia su coche.

La cabeza de Samuel daba vueltas, si Carla ya había salido hace más de dos horas de ahí ¿como es que aún no llegaba ala discoteca? ¿O porque no se comunicaba con nadie? Mientras más pensaba y menos respuestas de Carla tenía se le hacía cada vez más difícil inhalar aire y sus piernas le pesaban toneladas.

No se le ocurría donde más buscar, hasta que decidió llamar a su suegro para preguntar si el ya sabía algo de Carla.

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En la jefatura de policía...

Theo iba llegando a la jefatura de policía, bajo presuroso de su carro y entró con el porte y la elegancia que le caracteriza.

-Buscó a la inspectora, dijo al primer policía que vio.

-Esta en su oficina, pero si gusta esperarla, está tomando... decía el policía hasta que Theo lo hizo a un lado y se encaminó hacia la oficina de la inspectora.

Entró sin siquiera llamar a la puerta.

-Inspectora, por favor tienes que ayudarme, suplico Theo.

Las palabras de él hicieron levantar la mirada de la inspectora.

-¿Pero qué pasa señor Rosón? Pregunto ella angustiada ante la súplica de él.

-Mi hija lleva varias horas desaparecidas y tampoco se sabe nada de Polo, necesito que muevas a tu gente y la busquen ese chaval es peligroso, aseguraba Theo.

-Señor Rosón, no estoy entiendo nada. Usted hace unos mese vino a defender a Polo y ahora me asegura que es peligroso, le contestó la inspectora.

-Cometí un puto error y aunque esa frase no exista en mi vocabulario tengo que admitir que me equivoque. No hay tiempo de explicaciones, lo que necesito es que levante su trasero de esa puta silla y comience a buscar a mi hija. Las explicaciones se las doy después y las pruebas aquí las tiene, contestó Theo desesperado y azoto una bolsa negra en el escritorio de la inspectora.

Élite: Amor verdaderoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora