69.- Despedidas

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Varios meses después...

Unas semanas después del bautizo de Mía y de la propuesta de matrimonio de Samuel y Carla, la vida en los chicos ex Encinas fluía con normalidad, todos con sus actividades diarias y sus responsabilidades.

Samuel estaba muy ocupado con la construcción de la casa que le había pedido Theo y la institución que pronto inauguraría. Carla no paraba con su línea de ropa y la organización de la boda.

Beatriz y Pilar eran las encargadas de organizarla pero cada decisión tenía que pasar por la aprobación de los novios, ellas solo proponían y daban ideas.

Theo sugirió que la boda se llevará a cabo en la hacienda en Caleruega, el lugar era divino y ahí Carla tenía los mejores recuerdos de su vida, los jóvenes novios aceptaron la sugerencia. A Samuel le pareció de lo más hermoso que la boda se llevará a cabo en el lugar que vio crecer a su hermosa prometida. Querían una boda sencilla, pero Beatriz se encargó de persuadirlos de que fuera algo en grande, digno de la familia Rosón Caleruega y digno de los futuros marqueses. Al final aceptaron, sería una fiesta en grande, Samuel estaba dispuesto a darle a Carla la boda de sus sueños. Si bien a él no le importaban los lujos estaba dispuesto a complacer a la familia de su novia con la boda que ellos quisieran y si Carla estaba de acuerdo, el cedía.

Faltaban pocas semanas para la boda, los novios habían decidido en que la fecha no fuera muy lejana y todos estaban vueltos locos, principalmente los padres de los novios, hasta parecía que ellos serían los que se casarían.

Los futuros esposos se extrañaban, no les dejaban ni un tiempo a solas, solo por las noches cuando ambos llegaban al piso de Samuel a dormir y a darse uno que otro cariño, pero sabían que después de la boda tendrían todo el tiempo de sus vidas para estar juntos y a solas.

Theo había invitado a cenar a los futuros esposos y a Pilar, quería hablar con ellos sobre algunas cosas de la boda y entre otros asuntos.

Carla fue a la oficina de Samuel para así poder llegar juntos a casa de sus padres.

-Buenas tardes Irene—saludo Carla pasando directamente a la oficina de Samuel.

-Buenas tardes—respondió la asistente con pocas ganas.

Carla sin tocar abrió la puerta con suavidad, quería sorprender a su futuro esposo, al abrir lo observo detrás de su escritorio muy atento revisando unos papeles. Suspiro al verlo, tan serio y concentrado, sus muecas la enloquecían y la hacían enamorarse aún más de él.

El arquitecto estaba tan concentrado en su trabajo que ni pudo darse cuenta que ella lo observaba con una adoración inexplicable.

Al pasar de varios minutos Samuel levantó la mirada y vio a su prometida ahí, recargada sobre la puerta mirándolo fijamente y con la hermosa sonrisa que a él le alegraba el alma y corazón.

-¡Amor! Dijo él al verla mientras se levantaba de la silla para acercarse a ella. Al llegar a Carla la tomó de la cintura y la acercó a él para que ambos pudieran fundirse en un apasionado beso. Sus besos eran apasionados y ellos no se cansaban de saborearse.

-Vine por ti para llegar juntos a casa de mis papas—dijo ella muy cerca de sus labios.

-Si, estaba por salir para llegar puntual—respondió él. Se muy bien que a tu padre no le gusta que la gente sea impuntual—aseguró Samuel.

-¿Pilar llegará allá? Pregunto Carla.

-Si amor, ella me dijo que allá llegaría. ¿Tú sabes que es lo quiere hablar Theo con nosotros? Preguntaba Samuel. La verdad me pone algo nervioso cuando nos cita—decía el chico.

Élite: Amor verdaderoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora