Élite: Amor verdadero

57-2.- Tú y yo

Carla se quedó pasmada, la dulce voz que durante todos estos meses escuchaba tras una pantalla finalmente la escuchaba detrás de ella.

No estaba segura de que fuera verdad, pensó qué tal vez se trataba de alguna alucinación provocada por el deseo de tenerlo ahí.

Samuel se fue acercando lentamente a ella hasta que ella volteó completamente a verle. Al verlo ahí parado frente a ella sintió pasar mil emociones inexplicables por su estómago, se levantó de la silla y se acercó rápidamente hacia él. El corazón de los dos latía a paso acelerado.

-Te pregunte si me extrañaste—dijo Samuel deteniendo el andar de ella.

Carla sonrío ante la pregunta insistente de su novio y de un salto lo abrazo, enredo sus dos piernas al torso de Samuel y él enredo sus brazos en ella para sostenerla, Carla con sus manos acariciaba ese cabello despeinado que le encantaba y saboreaba sus labios carnosos y rosados.

-No tienes idea de cuanto te extrañe—logro decir Carla mientras con sus manos lo tomó del rostro y acercó sus labios a los suyos. Finalmente los labios de ambos se encontraron. El beso era lento y suave, querían disfrutarse y saborear esa sensación de tenerse nuevamente.

El recargó a Carla contra la puerta y al separar sus labios para tomar aire ambos suspiraron y pegaron sus frentes. Samuel susurro muy cerca de boca de Carla.

-Tampoco tienes idea de cuanto te extrañe—respondió el.

Carla lo acercó nuevamente a ella y siguieron besándose, pero esta vez los besos eran más apasionados y más intensos. Ella seguía besándolo y por un momento despegó sus labios de los de él para tomar camino hacia su oreja y darle un pequeño mordisco, Samuel comenzó a besarle el cuello y poco a poco fue bajando hasta sus hombros, a ambos se les empezaban a escapar ligeros gemidos.

Se estaban dejando llevar por ese amor, deseo y por esa pasión que hacía meses contenían, hasta que después de varios minutos Samuel se detuvo y suavemente se alejó de ella.

Carla lo noto y extrañada le pregunto.

-¿Que pasa amor?

-Hostias Carla, no pasa nada—contestó el.

-Entonces ¿Porqué te detienes? ¿No quieres hacerlo conmigo? Preguntaba ella confundida y algo agitada.

-Claro que si amor ¿como puedes pensar que no lo quiero hacer contigo? Si estoy loco por tenerte, me muero de ganas por arrancarte la ropa y hacerte el amor aquí y ahora, pero... tus papás están abajo podrían oírnos y odiaría que alguien nos interrumpieran—dijo Samuel. Te deseo tanto que quiero que lo hagamos despacio y sin prisas, poder disfrutarnos y recorrer cada uno de los rincones de nuestros cuerpos, quiero hacerte mía una y otra vez hasta quedar exhaustos y sin aliento, pero quiero hacerlo sin apuros—contestó el mientras seguía dando suaves y dulces besos al cuello de Carla.

-Joder, tienes razón—dijo ella y se quedó pensando. Pues más tarde mis papás saldrán y podremos estar solos—aseguro Carla mientras jugaba con el cabello despeinado de él.

-¿Tus papás van a salir? ¿También tu papá? Pero no puede, ¿como es que saldrá? Preguntaba Samuel confundido.

Carla resoplo y se soltó de Samuel.

-No quiero abrumarte con mis cosas amor—dijo ella.

-¿Que pasa amor? Sabes que puedes contarme lo que sea, estoy para ti y lo que te pase a ti me afecta a mi también ¿lo recuerdas?—respondió Samuel.

Carla sonrió y acarició su mejilla, lo tomó de la mano y lo llevó a sentarse al mueble que tiene en su habitación cerca del balcón.

-Esta bien, te dire que es lo qué pasa—dijo Carla y soltó un suspiro.