66.- ¿Solo amigos?

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Actualidad:

-Venga Samuel, ¿de verdad vas a contarle eso a Leonardito? Pregunto Carla mientras miraba muy seria a su esposo.

-Vale, pero es que tengo que contarlo amor, aparte el niño no entenderá de lo que hablo—respondió el tiernamente.

-Ni creas que vas a contarle a nuestro hijo esas cosas amor—aseguraba ella con seriedad.

Samuel se quedó pensando por unos instantes, hasta que encontró la solución.

-Vale que ya se que haremos—dijo el. Sostuvo al pequeño Leo y se lo entregó a su madre.
-Tú lo vas a cargar mientras yo cuento lo qué pasó esa noche pero taparás sus oídos con tus manos—respondió Samuel encontrando la mejor solución.

Carla sonrió ante la solución de su esposo y asintió aceptando su propuesta.

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4 años antes...

La recargo sobre una de las cuatro paredes del elevador y colocó sus dos manos sobre sus mejillas para atraer sus labios a los de él. Carla sin dudarlo le siguió el beso. Un beso dulce y lleno de pasión, un beso que saciaba esas ganas y ese deseo de haber estado separados por tantos años. Ella con una mano acariciaba el rostro de él y con la otra jugueteaba con su cabello, mientras tanto él iba deslizando sus cálidas manos por toda su espalda haciéndola gemir al sentir sus caricias. Las manos de él seguían su camino hasta llegar a sus bien torneados glúteos y levantarla, ella enredó sus piernas al rededor de su torso hasta quedar sexo a sexo juntos.

-¿Que estamos haciendo Samuel? Pregunto Carla casi en susurro muy cerca de los labios de él.

Samuel besaba su cuello y acercó sus labios a su oído muy lentamente para responderle entre gemidos—no lo se Carla, pero lo único que si se, es que quiero hacerte mía—Carla sonrió ante la respuesta de él—quiero sentirte dentro de mí y quiero que me hagas tuya toda la noche—respondió ella con la voz entre cortada mientras se removía sobre el.

Samuel no lo pensó ni un segundo y volvió a acercar su rostro al de ella para seguir besándola y saborear hasta el último espacio de la boca de Carla–los dos jadeaban por estar tan cerca el uno del otro, después de tantos años separados, encontrarse nuevamente era sin duda la mayor de las delicias. Aunque Samuel tenía la certeza de que al siguiente día se arrepentiría, se había prometido no liarse con ella ni con nadie más, pero sus deseos de poseerla eran más grandes que su orgullo.

Carla sin dudarlo se quitó la blusa para quedar solo en sujetador.

-¡Joder! Exclamó Samuel con voz gruesa al ver el sexy sujetador que portaba ella.

Samuel la soltó de su agarre mientras ella seguía recargada en una de las cuatro paredes del elevador, pero ahora lo hacía con los pies sobre el piso. Hábilmente el se deshizo del sujetador y por segundos admiro sus senos, con sus cálidas manos y mágicos dedos los masajeo para después degustar cada uno con su boca y lengua hasta dejarlos completamente duros. Ella permanecía pegada a la pared y su respiración iba en aceleración.

Mientras Samuel acariciaba y saboreaba sus senos con la boca, con sus manos levantaba lentamente la falda de ella y al dejarla completamente arriba, a la altura de su ombligo, bajo hasta su entre pierna para admirar la ropa interior que ella llevaba. Trago saliva y mordió su labio inferior al apreciar muy de cerca su intimidad, que para él era el paraíso.

Élite: Amor verdaderoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora