57.- El tiempo pasa

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Después de la llamada con Carla y Pilar, Samuel se echó sobre el sillón de la sala y llevó a sus dos manos al rostro.

-¡Esto es una puta mierda!—exclamó Samuel enojado. No es justo tío, este viaje lo planeé durante semanas—decía el.

-Calma Samu—le trató de calmar Alex. El tiempo se pasa rápido y verás que cuando menos lo esperes podrás viajar a Madrid—aseguró el chico.

-Extraño mucho a Carla y a mi madre tío y aquí no respetan las vacaciones. Ahora si que estoy jodido, ya no se cuando podré verlas—dijo Samuel.

Alex se levantó y camino hacia la cocina, cogio un par de cervezas de la nevera. Le dio una a Samuel y él se quedó con otra.

-Yo se que nada de lo que te diga te levantará el ánimo pero de verdad te lo digo samu, el tiempo se va volando y verás que en cuanto menos lo esperes estarás con Carla y tu madre—le alentaba Alejandro. Tienes suerte de tenerlas y debes enfocarte en eso, que aunque no les tengas cerca sabes que tienes a quienes les importas y esperan por ti—dijo Alex.

Samuel pudo notar la tristeza en cada palabra de su amigo.

—¿Y tú tío? ¿Tu familia no viajará a verte? Pregunto Samuel curioso.

-Que va, a mi madre no le importo y mi hermana–suspiró–ni hablar, ella se la vive de fiesta en fiesta, no nos vemos y no somos nada unidos—le contestó Alex en tono triste.

-Que mal tío, lo siento—dijo Samuel.

-Por eso no te debes de poner triste, tu por lo menos tienes personas a las que les importas y esperan por ti, en cambio yo estoy de la mierda y no le importo a nadie—dijo Alex mientras agachaba la cabeza.

-Que va tío, yo te aprecio y sabes que cuentas conmigo para lo que necesites. No estás solo—le aseguró Samuel mientras le tomaba del hombro.

Samuel reaccionó ante esa confesión de Alex, el chico tenía razón. Aunque no las pudiera ver por el momento tenía la certeza de que Carla y su madre esperaban por él y lo amaban con todo su corazón.

Alex levantó nuevamente la cabeza e invitó a Samuel a cenar.

-Anda Samu, te invito a cenar unas hamburguesas–dijo Alex reponiéndose rápidamente. A unas calles de aquí hay un lugar donde las hacen deliciosas—dijo Alex mientas se levantaba del mueble donde estaba.

Samuel aceptó la invitación y los dos salieron del piso dispuestos para cenar.

Llegaron al restaurante y ambos pidieron de cenar. Acompañaron su comida con cervezas y ahí estuvieron durante varias horas.

Era increíble la química que los dos tenían, se veían casi durante todo el día y aún en la noche podían verse y seguir platicando durante horas.

El tiempo se les fue volando, Alex se apresuró y pidió la cuenta para adelantarse a pagar.

-Joder tío, yo te quiero invitar—dijo Samuel. Tu eres el que casi siempre compra la comida en la casa, por lo menos déjame invitarte a cenar—insistía el.

-Para nada Samu, yo te dije que te invitaría y así será. Para la próxima invitas tu—le contestó Alex.

Ambos salieron algo tarde del restaurante e iban caminando, las calles eran algo oscuras y solitarias, así que apresuraron su paso.

Estaban a un par de calles de llegar al departamento, cuando de repente salió un tipo vestido todo de negro y con capucha apuntándoles con una pistola.

-Denme todo lo que traigan—exigió el maleante mientras apuntaba con el arma a Alex directo al rostro. 

-Calma amigo, te daremos todo—contestó Alex.

Élite: Amor verdaderoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora