Élite: Amor verdadero

58.2.- Pronto juntos

Samuel seguía callado y pensaba en lo que iba a responder, hasta que se decidió a hacerlo.

-Vale amor, que si. Claro que me gustaría tener hijos. Contigo encantado de formar una familia, pero no ahorita, no en este momento, somos unos críos y no faltan muchas cosas por vivir y disfrutar. Aparte tengo muchas cosas en mente para nosotros dos y no es que un hijo nos lo impida, pero quiero que disfrutemos mas de nuestra relación. Quiero terminar de estudiar y ser un arquitecto importante para poder darle un futuro digno a mis hijos y a ti. Y digo hijos por qué estoy seguro de que quiero tener mucho contigo—afirmaba Samuel.

Carla se quedó un poco seria ante la respuesta de su novio, sin duda no era la respuesta que quería ni que esperaba.

-Anda amor, vamos a dormir que mañana nos espera un día muy largo—dijo Samuel tratando de huir del tema que había sacado su novia.

Se besaron tiernamente y se dispusieron a dormir.

Al siguiente día Samuel y Carla se levantaron hasta tarde de la cama, más tarde sería la cena de noche buena y debían descansar lo suficiente para la fiesta que organizarían los Rosón Caleruega.

Alex llegaría a medio día, pero Lu iría por él al aeropuerto, pues habían quedado en ir a comer juntos y Lu lo había invitado a pasar noche buena en su casa. Desde que se vieron aquella noche en el piso de Samuel quedaron flechados el uno por el otro y no dejaban de compartir mensajes.

Por la mañana, las cosas en la residencia de los Rosón eran algo agitadas, todo el personal del servicio se encontraba preparando las cosas para la cena.

Theo y Beatriz eran reconocidos por organizar las mejores fiestas en su círculo y por supuesto la fiesta de noche buena no sería la excepción, Theo había invitado a algunos de sus amigos más cercanos, entre ellos los Nunier y algunos otros amigos de la marquesa, también invitaron a Pilar y Carla invitó a Ander, Azucena y Omar, Lu y Alex llegarían después de que terminara la cena en casa de los Montesinos.

Beatriz estaba como loca revisando cada detalle para la cena, a los Rosón Caleruega les gustaba recibir a su ma invitados y darles la atención que merecían.

Carla y Samuel estaban en su habitación, casi no habían salido de ahí en todo el día, Beatriz les prohibió que bajaran a entorpecer el trabajo de los empleados.

Estaban por terminar de arreglarse, Carla llevaba un vestido rojo largo y con una abertura que dejaba al descubierto casi toda su pierna derecha y unos tacones plateados. Acompañados de un maquillaje sutil y su cabello suelto pero bien ordenado.

-¡Coño amor! Luces maravillosa—dijo Samuel el verla.

-Y tú luces guapísimo—respondió ella mientras se acercaba a él.

Samuel portaba un traje en color gris oscuro con una camisa en color negro y zapatos en color negro.

-Joder Samuel, que bien te sientan los trajes—respondió ella mientras se acercaba al oído de él.

-Venga Carla, no empecemos porque después no hay quien nos detenga—dijo él mientras Carla se encargaba de ignorarlo y se acercaba cada vez más a él.

Carla se acercó directo hasta su cuello y comenzó a besarlo.

-Hueles delicioso—decía ella dejando un suave beso muy cerca de la oreja.