El Águila de Sangre

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La noche se encontraba tranquila y con una luna destellante, la cual se filtraba difícilmente por las copas de los arboles. Los caballos comían del césped húmedo mientras que los hombres que las habían acompañado a su madre y a ella los sostenían. Con una mano apoyada ligeramente sobre la gran cabeza de Fenrir, Gyda contempló el prado iluminado delante suyo. Creía que si se soltaba del lobo, la noche la consumiría.

Gyda dió un rápido vistazo sobre su hombro hacia su madre en cuanto escuchó los primeros pasos. Lagertha le sonrió secretamente desde su caballo, escondida en un arbusto. Cuando Gyda se volteó nuevamente, también sonrió. Le hacía gracia la picardía de su madre cuando se trataba de Ragnar.  Con un nombre falso como conde, su madre había enviado a un mensajero hacia su padre para reunirse en el bosque. ¿Que estaría pensando su padre al respecto?

Gyda respiró profundamente en el momento en que vio a su padre aparecer entre la oscuridad a caballo junto a otros dos hombres más. En un principio su padre la miró con sorpresa y confusión, hasta que ella le sonrió. Ragnar se emocionó al verla y aceleró el paso con su caballo. Aún así, se podía ver su confusión mientras la miraba allí de pie a solas con Fenrir.

—¿Tú eres el conde  Ingsted...?—preguntó él en broma.
Gyda sonrió aún más, pero negó con la cabeza.
—Soy su hija. —jugueteó.
Su padre le dio una media sonrisa y luego pareció comprender. No le dio tiempo a formular palabra cuando Gyda escuchó detrás de ella las pisadas de un caballo avanzar hacia ellos. De pronto, los ojos azules de su padre se iluminaron y mostró una sonrisa de lado al mirar a su madre. Lagertha cabalgó lentamente hacia él, rodeando a Gyda.

Ragnar parecía divertirle la situación.

—Conde Ingsted. —él también se acercó a ella. —Tienes un fuerte parecido con mi ex esposa.

Gyda ocultó su risa.
—Si te hubiera dado mi nombre verdadero, me habrías rechazado. —explicó.

Ragnar no habló, solo se propuso a dar vueltas al rededor de su madre. Éste le guiñó un ojo a Gyda de por medio.

—¿Cómo está Björn?
—Está feliz. Ansia el momento de ir a Inglaterra.
—Como yo.
—Entonces de verdad eres un conde.
—Si. Somos iguales. Estoy segura de que esto es difícil para ti.
—No me resulta difícil en absoluto.  ¿Cuantos barcos?
—Cuatro barcos.  Más de cien guerreros. ¿Me aceptarás como aliada?

Ragnar se lo pensó, aunque Gyda notó que la decisión ya estaba tomada por como lucia el rostro de su padre. Guardó una sonrisa mientras continuaba en silencio.

—Eso depende. —contestó.
—¿De qué?
—He sido traicionado anteriormente por condes. Así que si realmente eres el conde Ingsted...entonces no. Pero si aún eres la Lagertha que yo recuerdo, entonces si.

Ragnar miró hacia Gyda.

—¿Subes conmigo?
—Tengo mi caballo, gracias.—le dijo con una sonrisa picara.

Gyda se volteó hacia los hombres, por fortuna su caballo estaba más acostumbrado de ser escoltado por el lobo que los demás. Gyda le sonrió en agradecimiento cuando uno de los hombres la ayudó a subir y luego cabalgó hacia sus padres.

Esa misma noche, no había tiempo para descansar. Nadie tenía intensión de cerrar los ojos, ni siquiera de pestañear. Esa noche, era el final de un traidor. La multitud estaba ansiosa, las llamas de las antorchas alrededor del escenario chisporroteaban con fuerza, como si supieran lo que iba a suceder.

Gyda comió con desgana el tazón que tenía entre sus manos sudorosas. Su madre y ella se encontraban en la casa de su tío y Siggy y ninguno de ellos había pronunciado palabra alguna. De camino hacia Kattegat, su padre les había contado lo que tenía planeado hacer con el jefe Borg cuando fue capturado.

El Águila de Sangre. 

Gyda no pudo obtener muchos detalles al respecto porque Lagertha acalló a Ragnar en cuanto estaba por describir que clase de tortura era aquella. Gyda quería saber, y tuvo que insistir en ir a ver porque sus padres no estaban muy convencidos de que fuera buena idea que una niña viera semejante atrocidad. Entonces Gyda discutió que ya no era una niña. Que tenía que ver lo que el mundo era en realidad por su propio bien. Aclarándoles que los acompañaría a las próximas batallas. Su padre por supuesto, se vio reacio a todo lo que decía. Gyda se enfadó al respecto, ya que veía como la subestimaba con solo mirarla. Por desgracia, no hubo mucho tiempo para continuar discutiendo, su padre tenía que prepararse. Y ella lo iba a presenciar.

—Gyda, ¿segura que quieres ver eso?—inquirió su madre.

Ella alzó su cabeza del cuenco y la miró con firmeza.

—Madre, tengo que ver la realidad. No podré ser fuerte si me da miedo la sangre.
—Si quieres ser fuerte, entonces no te detendré.—dijo Lagertha.

Con el estómago cerrado, Gyda dejó su cuenco casi lleno sobre la mesa, disculpándose con Siggy por no haberlo terminado y se puso de pie. Todos caminaron hacia la puerta en silencio y Gyda los siguió por detrás. Como solía hacer cuando estaba nerviosa, se aferró al pelaje de Fenrir y ambos caminaron en sincronía. Fenrir era tan grande que no tenía ni que estirar el brazo para tocarlo.

Al lejos, Gyda pudo ver la luz intensa del fuego rodear a su padre y al jefe  Borg mientras que la multitud observaba. Ragnar estaba vestido con una túnica blanca y Gyda se desconcertó al verlo vestir ese color. Le hacía recordar cuando era granjero. Como parte de la familia, los cuatro tuvieron que acercarse mucho más al escenario. Del otro lado distinguió a la princesa Aslaug mirando fijamente. Gyda no se soltó de Fenrir en ningún momento mientras contemplaba a su padre y al jefe Born mirarse mutuamente. Éste ultimo se veía desnutrido, como si hubiera pasado días sin comer. Segundos después, el jefe Born le dio la espalda con rendición y alzó sus brazos hacia la multitud antes de arrodillarse. Gyda tragó saliva y trató de controlar su corazón agitado.

Su padre lo rodeó y se acuclilló frente a él para tomar sus brazos y alzarlos hasta acomodarlo entre dos pequeños pilares. Cuando Gyda lo vio desde atrás, comprendió porque era llamado El Águila. Gyda brincó del susto cuando su hermano se detuvo a su lado y se agachó hasta su oído.

—¿No prefieres verlo desde adelante?—le recomendó.—Créeme, no te gustará verlo desde aquí. Sé que eres fuerte, pero tampoco te tortures así. Tienes que empezar de a poco, hermana.

Fenrir alzó su cabeza hacia ella.
—De acuerdo. —murmuró.
Björn la llevó hacia delante con una mano en su espalda. Enseguida los ojos cayeron sobre ellos mientras pasaban. Gyda no pudo evitar lanzar un rápido vistazo hacia el jefe Born. La mirada del hombre se detuvo en ella por más tiempo de lo habitual, sus ojos derrotados contemplando a Fenrir con intriga. Sus labios se movieron como si estuviera hablándole pero Gyda no llegaba a escuchar nada. Apartó rápidamente su mirada  y sin soltarse de Fenrir se lo quedó mirando, sintiéndose cohibida de repente.

Gyda volvió a mirar hacia adelante y vió a su padre portar una cuchilla y con ella, notó como parecía estar pasándola por la mitad de la espalda del hombre. Éste apretó los dientes y fulminó con la mirada a su tío. Gyda se sorprendió del control que tenía para no gritar de dolor. Al parecer su padre no estaba aplicando mucha presión. Se preguntó por qué.

De pronto, comenzó a ver la sangre caer sobre el suelo de madera y contempló como la túnica blanca de su padre se hallaba manchada de sangre. Ragnar tomó un hacha y Gyda apretó más el pelaje de Fenrir. En cuanto su padre alzó el hacha y arremetió contra la espalda del hombre, no pudo evitar cerrar los ojos como acto reflejo. Cuando volvió a mirar, notó a una mujer rubia desmayarse. El estómago comenzó a revolverse, pero mantuvo su mirada en el acto. Más allá , vio a la princesa Aslaug agachar la cabeza.

Muchas de las personas no soportaron seguir mirando, pero Gyda se encontraba casi boquiabierta y pasmada cuando vió como su padre le abría los costados de la espalda y así simular que eran alas. Gyda se alegró el no haber comido porque estaba segura de que vomitaría. Su padre se alejó del escenario y Gyda no pudo apartar la mirada del cuerpo descuartizado del jefe Born.

Gyda Lothbrok: Madre del Gran Fenrir -Ubbe Ragnarsson-(editando)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora