Padre, él es Fenrir.

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Lagertha terminó de trenzar el cabello de su hija cuando escuchó a la multitud gritar con euforia. Gyda dejó de juguetear con la fina tela de su vestido y alzó sus ojos con rapidez hacia la puerta. Entre las rendijas de los troncos, pudo distinguir las sombras pasar con velocidad. De pronto su corazón golpeó con emoción.

—¿Ha llegado?—preguntó a su madre con felicidad.
—Vamos a recibirlo —contestó su madre, besando su frente.

Gyda se bajó del banco y su mirada fue inmediatamente hacia Fenrir. El lobo negro seguía pareciéndose a un cachorro, sin embargo, había crecido bastante. Su gran cabeza llegaba a la altura de la cadera de la niña. Y sólo era un joven cachorro. ¿Cuánto crecerá cuando fuese adulto? Aquella pregunta era la que más se cuestionaba Lagertha. Pero se prometió, que si su padre Ragnar no aceptaba al animal, pelearía con él si fuese necesario.

—Conocerás a mi padre, Fenrir —le dijo Gyda, con un tono nervioso, causando que el lobo le diera una extraña mirada.

Cuando su madre abrió la puerta del Gran Salón, Gyda agarró su mano con ansiedad mientras iban acompañadas por Fenrir, que parecía caminar como una sombra silenciosa. Afuera, el sol brillaba y las calles se veían vacías a medida que iban avanzando. Más adelante, Gyda observó a la gran multitud que se agrupaba en el puerto. Un hermoso barco se detuvo frente al puente  y tuvo que estirar su cuello para poder distinguir a su padre. Pero entre la gente aún no podía verlo. Sin embargo, visualizó la cabellera rubia de su hermano Björn, quien forcejeaba entre la multitud ajetreada.

—Creo que me quedaré aquí atrás con Fenrir —le avisó a su madre.
—Le darás una gran sorpresa. —Le sonrió Lagertha, acariciando su mejilla antes de dirigirse hacia las personas que parecían estar alteradas.

Gyda acarició el espeso pelaje de la cabeza del lobo mientras permanecía contemplando y buscando a su padre. Cuando vio un hueco que daba directamente hacia el puente, se movió junto a Fenrir y frunció el ceño cuando vio que a algunos hombres llevaban una camilla con alguien sobre ella. Y supo de quién se trataba al ver a Helga llorar. Instantáneamente se preocupó. ¿Floki estaba muerto?

Se distrajo de repente en el momento en que vio a su padre Ragnar Lothbrok caminar con el rostro ensombrecido por el puente, acercándose a su madre y a su hermano. De pronto, las personas comenzaron a golpear a su tío Rollo mientras era llevado bruscamente detrás de su padre. ¿Qué estaba pasando? ¿Por qué golpeaban a su tío?

La mayoría de la gente comenzó a disiparse, cuando la vieron allí de pie al lado del lobo, se apartaron un poco de su área y le lanzaron rápidas miradas antes de apartar sus ojos con rapidez. Nadie quería mirar al animal por mucho tiempo, pero al mismo tiempo deseaban hacerlo.

Cuando su camino hacia su padre se despejó, respiró hondo, le echó una mirada a Fenrir, quien mantenía sus ojos sobre su padre, y empezó a avanzar hacia ellos. Ragnar abrazó a su esposa primero, luciendo triste de repente. Los ojos azules de su padre cayeron sobre su hermano mientras abrazaba a Lagertha y el corazón de Gyda dio un huelco en el momento en que ese par de ojos de un color llamativo conectó con ella.

La sonrisa de Gyda era autentica y no podía contener su alegría al verlo. Su padre dejó los brazos de su esposa con incredulidad y se alejó de todos mientras comenzaba a dirigirse hacia la niña. Pero a medida que avanzaba, los ojos de Ragnar no pudieron evitar mirar al lobo que permanecía firmemente plantado junto a su hija. El animal se removió, posicionándose de una forma sutil más adelante de Gyda.

—Quédate aquí, Fenrir —le ordenó ella y luego echó a correr la poca distancia que quedaba entre los dos.

Ragnar ya mantenía sus brazos abiertos cuando Gyda saltó sobre él con una risa jovial. Lo abrazó con fuerza y lloró de felicidad al verlo vivo. Ragnar se sentía de igual forma. Había sentido que su hija estaba muerta, una sensación horrible. Por lo que no contuvo sus lágrimas al verla en sus brazos con aquella mirada pura e inocente que iluminaba su vida. Con ella en sus brazos, la guerra parecía lejana.

—¿Qué clase de amigos tienes tú, eh?—bromeó sobre su oído. ¿Qué hacía su hija con un lobo? ¿Cómo es que Lagertha lo había aceptado?

Gyda rio un poco nerviosa contra su cuello, ambos sin poder separarse aún.
—Él me salvó de la enfermedad. —Esta vez fue ella quien se apartó, continuando en brazos de su padre. Gyda lo miró con serenidad—. Madre lo vió cerca de la playa y dejó que se quedara a mi lado mientras yo agonizaba. Sé que él me salvó.

Ragnar la contempló y luego detrás de ella. Gyda no sabía qué estaba pensando. Pero por su mirada, sabía que no habría problema con que ella se quedara con Fenrir.

—Lo he educado en la granja. Las veces que iba a tomar flores era para verlo a él —confesó.

Ragnar soltó una carcajada y, orgulloso, besó con fuerza la frente de su hija.
—Me recuerdas a alguien —dijo, bajándola al suelo.
—¿A quién?
—A mí. —Le guiñó un ojo antes de despeinar su cabello.
—¡Padre!—se quejó.

—Me alegro de que estés viva, sobrina.

La sonrisa de Gyda se esfumó y sus ojos fueron hacia atrás de su padre. Su tío Rollo le dio una pequeña sonrisa pero se vio entremezclada por la amargura. Ragnar la tomó de la mano y se la llevó en silencio. Algunas personas que aún permanecían en la orilla, saludaron a su padre con apretones y golpes en su hombro.

En cuanto Fenrir vio a la niña acercarse, trotó hacia ella. Gyda le sonrió y lo acarició entre sus puntiagudas orejas. Ragnar se detuvo a su lado y miró curiosamente al lobo.

—Padre, él es Fenrir.

En cuanto el nombre salió de la boca de su hija, Ragnar inclinó la cabeza hacia un lado y no ocultó su desconcierto. Sin embargo, divertido por la ironía, cabeceó hacia el animal como saludo.

—Espero que cuides muy bien de mi hija cuando yo no esté —le dijo, solo para complacer a Gyda.

A su alrededor, la niña oía y sentía los susurros y las miradas que la perseguían cada vez que paseaba con Fenrir. Pero eso hacía que se sintiera más segura. Si la gente le temía a Fenrir, no podían hacerle daño ni a él ni a ella. Y eso mismo vio Ragnar Lothbrok al percatarse de aquellas miradas recelosas. Tan sólo sonrió y entró al Gran Salón con su hija.

Gyda Lothbrok: Madre del Gran Fenrir -Ubbe Ragnarsson-(editando)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora