El destierro de Aslaug

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Gyda sorteó una rama que iba directamente hacia ella y se pegó contra el cuerpo de Fenrir, sosteniéndose fuertemente con sus manos

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Gyda sorteó una rama que iba directamente hacia ella y se pegó contra el cuerpo de Fenrir, sosteniéndose fuertemente con sus manos. Sonrió con emoción mientras veía a las aves volar fuera de los árboles. Fenrir seguía el familiar camino hacia Kattegat desde los bosques, su memoria era impresionante así como su inteligencia.

Cuando Gyda reconoció el tronco caído a un lado del sendero, se incorporó y le ordenó a Fenrir que se detuviera.

—Acuéstate, Fenrir—le dijo, acariciando su cuello.

El lobo flexionó sus grandes patas contra la tierra y descansó su cabeza, permitiéndole a Gyda bajar con cuidado. Ella le besó la cabeza y se acomodó la funda de su espada.

—Quieto aquí, ya regreso.

Fenrir se quedó en su lugar, algo que le había costado enseñarle con los años. Gyda le dió una última mirada y se escabulló entre los matorrales que daban hacia la parte trasera de Kattegat. Se agachó y contempló el calmado pueblo a escondidas. Parecían no esperar un ataque, pero no estaba lo suficientemente segura.

Se mantuvo en cuclillas, mirando como un halcón, esperando la señal de su madre. Ella llegaría con su ejército en breves mientras que los barcos llegaba desde la parte del puerto. Con una mano sobre la empuñadura de su espada, respiró hondo y relajó su cuerpo por un instante.

Fue entonces, cuando pasó alrededor de una hora, que las pisadas comenzaron a sonar detrás de ella. Silbó para atraer a Fenrir y se levantó con la espada afuera. Fenrir se colocó a su lado, enseñando los dientes y Gyda le dió una rápida caricia antes de mirar hacia su madre salir de los bosques. Ella iba liderando un gran grupo de soldados, con el emblema de su pueblo pintado en sus escudos. Astrid se encontraba a su izquierda, con una mirada ansiosa.

Dejó que Lagertha y su ejército saliera primero hacia el pueblo. Ambas compartieron una expresión serena. Gyda tocó la pata de Fenrir para seguir a los demás.

Los pueblerinos no notaron su presencia hasta que Lagertha se detuvo a solo pocos metros de ellos. Fue allí que comenzaron a gritar, soltando sus cosas de trabajo y corriendo lejos. Gyda vió el filo de la espada de su madre como señal. La espada bajó, cortando el aire y todo su ejército corrió hacia adelante con gritos de guerra.

Fenrir gruñó con ansiosas. Él amaba la violencia, la crueldad.

Los gritos y el choque de espadas comenzaron a sonar con más intensidad. Por lo que Gyda corrió hacia donde su madre y Astrid peleaban. La idea no era lastimar a los civiles, así que tuvo que mantener un ojo en Fenrir.

Un grupo de hombres alzaron sus rostros de sorpresa al ver al gran lobo, lo que los hizo dudar, sobretodo cuando él chasqueó sus colmillos amenazadoramente.

Gyda preparó su espada y les sonrió de lado. Una sonrisa digna de Loki, dios de la travesura y el engaño. Pero sus ojos eran duros y crueles, como la mirada de Hela antes de llevarse a los muertos con ella.

Gyda Lothbrok: Madre del Gran Fenrir -Ubbe Ragnarsson-(editando)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora