Regresa a casa

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Torvi bajó de su caballo, lo ató en un árbol y contempló la pequeña granja vacía

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Torvi bajó de su caballo, lo ató en un árbol y contempló la pequeña granja vacía. Se acercó a la cabaña y abrió la puerta. Allí estaba completamente abandonado, las cenizas de la última fogata voló por toda la sala, ensuciando cada esquina.
Torvi se quitó la capucha de encima y tomó la escoba para limpiar el suelo. Salió afuera a por unos troncos apilados y encendió la fogata, iluminando el sitio y quitando la fría soledad. Al sentarse frente al fuego, contempló las llamas con distracción. Tenía solo dos días para encontrarse con Gyda. Si ella no volvía, tendría que irse.

Al segundo día, no hubo ninguna señal de la hija de Ragnar. Torvi terminó su sopa y lavó el cuenco en el río antes de volver con las manos vacías. Pero una fuerte vibración se sintió bajo sus pies, como si un gigante se acercara a ella. Salió de la cabaña ya con la capucha puesta y permaneció quieta en medio de la granja, esperando a que algo saliera del bosque.

Los ojos de Torvi se abrieron de par en par y tuvo que alzar su cabeza hacia la parte superior de los árboles, donde las hojas se movieron y dieron paso a una descomunal figura oscura.

Con tres metros de altura, el gran lobo negro se detuvo frente a Torvi y bajó sus enormes ojos hacia ella. Torvi se paralizó en su lugar, sintiéndose una hormiga frente a él.

Fenrir se acostó suavemente contra la arena y volteó su cabeza hacia la izquierda. Torvi dirigió su atención hacia la misma dirección y sintió alivio y sorpresa cuando vió a Gyda bajar sobre el cuello del lobo, sosteniéndose de una de las orejas y pasando por su enorme pata.

Torvi la observó. La hermosa hija de Lagertha había adquirido una mirada salvaje y astuta. Como los ojos de una serpiente, pero aparte de eso y de su largo cabello, Gyda parecía no haber envejecido después de casi más de diez años. Con un vestido gris y una sonrisa genuina, Gyda seguía siendo aquella muchacha de ojos inocentes.

—Fenrir me trajo hasta aquí. Me alegra volver a verte, Torvi—dijo Gyda con sinceridad, aunque su sonrisa se fue desvaneciendo—. ¿Qué haces aquí?

Torvi relajó sus músculos y trató de ignorar a la bestia gigante que la acompañaba.

—Lagertha quiere que vuelvas y te unas con ella para recuperar lo que una vez fue el hogar de tu familia. Kattegat.

Gyda no mostró ninguna emoción cuando le señaló a Torvi que tomara asiento con ella en la pequeña mesa de afuera. Fenrir se quedó en su lugar y cerró los ojos.

—Ragnar no ha vuelto, ¿verdad?—inquirió Gyda con amargura.

Torvi esperó unos segundos para elegir su respuesta.

—Lo hizo.

Gyda alzó sus ojos con sorpresa.

—Pero, no se quedó por mucho tiempo. Decidió ir a saquear Inglaterra con uno de sus hijos, Ivar—dijo con cuidado.
—¿Por qué volvería a saquear Inglaterra? Hay un acuerdo.
—Atacaron el asentamiento, Gyda. Mataron a todos y Ragnar lo sabía desde hace mucho tiempo. Ahora fue a vengarse. Pero muy pocos lo acompañaron.

Gyda Lothbrok: Madre del Gran Fenrir -Ubbe Ragnarsson-(editando)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora