Anhelo

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El campamento estaba lleno de gritos y dolor

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El campamento estaba lleno de gritos y dolor. Algunos tuvieron que perder sus brazos por infección, otros las piernas, pero eran la minoría. Gyda atrapó todas las miradas mientras caminaba por en medio del campamento con Fenrir detrás. Notó en sus caras una sonrisa de agradecimiento, algunos levantado el puño como saludo y otros inclinando la cabeza hacia el lobo. Gyda se sintió a gusto al respecto.

A lo lejos vió a su madre conversar con el sajón y por más que tuviera curiosidad, sentía que era algo entre él y Lagertha. No debía interferir en su interrogatorio. Así que agarró su arco y se metió en las profundidades del bosque, tomando caminos anchos para que Fenrir tuviera libre acceso.  Había comida en el campamento, por lo que solo era una excusa para acompañar a su lobo a cazar. Fenrir olfateó el aire y se adentró más. Ella trepó por un tronco caído y camino sin prisa por el mismo sendero. Después de tantos gritos, de ruidos metálicos, el bosque se sentía más silencioso de lo normal. Como si su mente hubiera estado hecha un enredo y ahora no había nada más que paz.

El pelaje negro de Fenrir, ya sin la armadura, se perdió entre los matorrales y no lo volvió a ver. Gyda trató de no preocuparse, Fenrir sabía defenderse mejor que ella después de todo.

Algo sonó detrás de ella y como acto reflejo apuntó su arco al mismo tiempo que se daba la vuelta. Su sangre se descongeló cuando vió aquellos azules ojos aparecer. Ubbe inclinó la cabeza, su larga trenza se balanceó por un costado. Tenía aquella mirada curiosa que la hacía poner nerviosa.

—No deberías aparecerte tan sigilosamente —dijo ella, bajando el arco.

Ubbe sonrió de lado, sin decir nada y avanzando hacia adelante con pasos decididos. Gyda recordó instantáneamente lo que había hecho noches atrás y comenzó a incomodarse, sobretodo cuando Ubbe no dejaba de lanzarle miradas como si fuese algún acertijo.

—¿Por qué me besaste? —preguntó directamente, jugando con una ramita que había encontrado en su camino. No se veía enojado ni asqueado, solo curioso. Ubbe siempre sentía curiosidad por todo.

El corazón de Gyda se aceleró y no se movió de su posición mientras él continuaba avanzando como un depredador.

—Estaba ebria —respondió con todo el control posible.

Gyda Lothbrok: Madre del Gran Fenrir -Ubbe Ragnarsson-(editando)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora