El tiempo avanza como el viento

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Gyda desayunó con desanimo, apenas tocó la rebanada de pan que tenía frente a ella

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Gyda desayunó con desanimo, apenas tocó la rebanada de pan que tenía frente a ella. Jugó con el tenedor de plata desinteresadamente mientras sentía la mirada intensa de su madre.

—¡Lagertha!

En cuanto la voz de Torvi rompió el silencio, Gyda alzó su cabeza y su mente volvió a reactivarse. Torvi estaba agitada, con sus largas trenzas rodando su cadera.

—Ya están por partir— anunció con rapidez.

Gyda soltó el tenedor y miró a su madre a la espera. En el segundo en que asintió. Gyda se puso de pie, yendo hacia su arco y salió del gran salón. Se acercó a dos de las escuderas y ambas fueron a llamar a los demás. Su madre y Torvi salieron directamente hacia el establo a por caballos y las escuderas volvieron con un grupo de arqueros.

—Tenemos que ir a la orilla del oeste, total sigilo.

Gyda lideró el grupo de arqueros y corrieron entre los pueblerinos, sorteándolos y tomando el camino para salir del muro. Desde allí, se dirigieron directamente hacia los bosques. El sendero hubiera sido largo solo con una caminata, pero todos ellos llegaron en cuestión de minutos y Gyda alzó la mano para que se detuvieran. Se acuclilló entre los matorrales y observó a un grupo de personas, cuyos rostros le eran familiares. ¿No eran los mismos que habían estado para escuchar las locuras de Floki?

Todos estaban tranquilamente llevando recursos hacia los barcos y Gyda se fijó en la danza de manos de Floki. Su sangre hirvió, no por que se estaba llevando a poténciales guerreros, si no por el acto que había detrás. Que una vez lo llevó casi a la muerte.

Gyda alzó su mano, se levantó y los arqueros se posicionaron en formación. Cuando ella apuntó con su arco, disparó una flecha y los demás la siguieron. De forma inmediata, las personas comenzaron a gritar de sorpresa y tanto Gyda como su grupo, salieron a la vista sobre el monte. Los seguidores de Floki se tiraron al suelo para cubrirse y fue en ese momento en que Lagertha apareció sobre su caballo. Torvi, Ubbe y Margrethe la acompañaban y Gyda bajó con su grupo hacia ellos. Sin embargo, su arco, como el de todos los demás, continuaban apuntando hacia las personas. Gyda tenía la mira apuntando hacia Floki.

—Te advertí —dijo Lagertha, avanzando hacia él.
—¿Quién fue? —inquirió Floki, sin darse la vuelta para mirar a la reina —. ¿Quién nos a entregado? ¿Quién nos traicionó?

El hijo mayor de Torvi dió un paso adelante y pasó por al lado de Floki, dirigiéndose hacia Lagertha.

—¿Por qué?
—Pensé mucho en lo que dijiste —habló el muchacho—. Que en este lugar no habría guerra. Pero entonces recordé a mi padre en el Valhalla, y comprendí que si no muero bien en batalla no volveré a verlo.

Gyda le miró un instante, recordando como su padre había matado al conde Borg frente a sus ojos. Floki se tomó unos segundos para reflexionar.

—No quiero volver a ser encarcelado, Lagertha —murmuró con cansancio y derrota—. Dame eso, al menos. Un golpe con el hacha o espada es todo lo que pido.
—Mereces ser castigado —dijo ella fríamente—. No he hecho nada para justificar tu traición. Eyvind —nombró de repente—. ¡Y tú, Ketill Flatnose! ¿Por qué nos iban a dejar? Ambos son guerreros famosos de familias prominentes. Kattegat es su hogar.
—Floki nos convenció —se defendió el hombre de aspecto robusto—. Si él decía la verdad, ¿quién no querría vivir entre los dioses?
—Kattegat está en peligro, y solo pensaste en ti mismo —atacó Lagertha—. Y tú. —Se dirigió a la muchacha—. Aud.
—Siempre te he sido leal, Lagertha. Pero tú lo sabes bien, somos los juguetes de los dioses. Me di cuenta de que no era Floki, el constructor, el que me estaba llamando, sino el dios que lo habita. Así que tuve que aceptar mi destino. Y todavía lo aceptaré. El que sea.

Gyda Lothbrok: Madre del Gran Fenrir -Ubbe Ragnarsson-(editando)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora