Despedidas.

2K 172 15
                                    


Gyda observó al herrero con decepción. El hombre también parecía apenado por la situación. ¿Por qué no lo había pensado antes? Así iba a tener más tiempo para que el herrero moldeara una armadura para un animal.

—Nunca lo he hecho, no es que sea imposible pero tomará más tiempo del que lleva hacer una armadura para una persona. No podrá estar lista para hoy. Lo lamento, Gyda. —se disculpó el hombre.

Su hermano Björn puso una mano sobre su hombro y suspiró.

—Tiene que intentarlo. —insistió ella.—Partiremos en dos horas, es demasiado tiempo.
—Gyda...—murmuró Björn.
—Te pagaré el doble.—soltó sin pensarlo.
Fue momento en que Björn actuó tomando su brazo y la alejó del herrero. Gyda estaba por protestar cuando su hermano le detuvo frente a él. A un lado de ella, Fenrir miraba a Björn con ojos atentos.

—¿Que pasa contigo? ¿Desde cuando estas obsesionada por la guerra? Tú no eres así.

Gyda parpadeó.

—¡No estoy obsesionada con la guerra!—exclamó. —¡Las detesto!
—¿Entonces por qué te empecinas en participar en una? ¿Acaso te sientes obligada a ser como madre o padre? ¿Por ser hija de Ragnar te sientes obligada a ser una guerrera? ¿A ser una escudera como madre?
—¡No!—replicó con desconcierto. —Yo...no. Yo solo quiero ser como madre, no por estar obligada. Deseo ser escudera como ella. ¿Qué está mal con eso? Creo que toda mujer, como las escuderas de madre, quieren ser como ella. Es una inspiración para nosotras. ¿Crees que Porunn no lo ve así?

—No creo que estes lista para venir con nosotros. Ni él tampoco.
—¿No me has escuchado?
—¡Claro que te he escuchado!
—Estoy lista, Björn. Tú no estabas cuando entrenaba todos los días sin parar. Así que no tienes idea de si estoy lista o no.

Su hermano suspiró nuevamente.

—Está bien. Pero no creo justo que lleves a Fenrir contigo.
—Tú fuiste el que mencionó la idea de la armadura.
—Pero ahora no tiene una.
—Tampoco quiero llevarlo, Björn.
—¿Por qué no te quedas?
Gyda gruñó y rodó los ojos, tomándose la cabeza con ambas manos.
—Quiero ver aquel lugar, quiero conocer algo nuevo. ¿Acaso tú no? ¿No sientes esa emoción dentro de ti? ¿Ese anhelo?

Björn se quedó en silencio y miró para otro lado.
—Tienes dos horas para decidir que hacer con Fenrir.

Gyda lo vio alejarse con incredulidad. La frialdad de su hermano le dolía. ¿Por qué nadie confiaba en sus habilidades? ¿Solo por ser una joven muchacha? ¿Por su aspecto delgado? Su madre le dijo que era ágil y escurridiza. Una gran habilidad para hombres lentos.

Se obligó a mantenerse firme y se volteó hacia Fenrir. Sus orbes oscuros la miraron. Gyda se agachó para estar a su altura y tomó los lados de su cabeza entre sus manos, acercando su hocico a su nariz. Así, sus ojos se conectaron y Gyda lo miró fijamente.

—Fenrir. —murmuró. —Debes quedarte aquí, en Kattegat. Debes proteger a las personas de aquí. A los hijos de padre. —le besó la frente y se puso de pie. —Vamos.

Gyda caminó entre las aldeas hasta llegar a la gran casa. La puerta estaba cerrada y dentro escuchó los murmullos de su padre y Aslaug. Por lo que decidió darse la vuelta y dirigirse hacia la casa de Siggy. Allí estaba ella y su tío.

—Tío. Siggy. —habló, haciendo que ambos se voltearan a verla. —Dejaré a Fenrir en Kattegat. Me preguntaba, si podía dejarlo contigo, Siggy.

La nombrada abrió los ojos y le dio una rápida mirada a su tío. Gyda notó que no se veía muy decidida a aceptar.

—Gyda...
—Nadie conoce a tu lobo. No sabremos como reaccionará sin que tu estes a su lado. Y es un riesgo que nadie querría tener. Siento decirlo de esa forma. A menos que quieras atarlo.
—¿Atarlo? Nunca lo he atado, se pondrá furioso.
—No sé que más opciones darte, sobrina.

Gyda Lothbrok: Madre del Gran Fenrir -Ubbe Ragnarsson-(editando)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora