¿El conde o la condesa?

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Fenrir fue el primero en aparecer por el camino de entrada de Hedeby, llamando la atención de los pueblerinos, cuyos rostros de sorpresa se habían paralizaron como si se tratasen de estatuas

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Fenrir fue el primero en aparecer por el camino de entrada de Hedeby, llamando la atención de los pueblerinos, cuyos rostros de sorpresa se habían paralizaron como si se tratasen de estatuas. Muchos dejaron sus tareas, con el aliento contenido, y lo observaron con expectación, sin embargo el lobo miró hacia ellos una vez y luego dirigió sus oscuros ojos hacia un muchacho en concreto.

Erlendur no ocultó su desagrado y le enojó admitir, que era una animal demasiado inteligente para ser normal. Lo que evidenciaba los rumores sobre el verdadero Fenrir en persona.

Fenrir gruñó por lo bajo, pero se quedó sentado mientras esperaba por Gyda. Erlendur vió un pequeño destello del acercamiento de la chica y se perdió de vista rápidamente.

Gyda sonrió en cuanto llegó y bajó del caballo, dejando que Leta se los llevara al establo. Acarició a Fenrir al pasar por su lado y su sonrisa se ensanchó cuando encontró a su madre yendo por ella. Gyda notó un brillo jovial en su mirada cuando llegó para abrazarla.

—Madre—suspiró con felicidad.

En cuanto Lagertha se separó, tomó el delicado rostro de su hija para contemplarla fijamente.

—Han pasado pocas semanas, pero se sintieron mayores al verte ahora. Estás hecha una mujer fuerte y hermosa—alagó con una sonrisa amorosa—. Ven, vamos a dentro, hay mucho de que hablar.

Gyda trató de no buscar a Erlendur mientras dejaba que su madre la guiara hacia lo que había sido una vez, su casa. Era extraño estar aquí de vuelta, sobretodo por la línea floja en la que su madre vivía con el conde, cuyo compañero era un asesino con sed de venganza. Tal vez no esté interesado en ir tras su madre, pero no tenía que bajar los muros al hablar de Kalf. Ya había traicionado a Lagertha antes, su apariencia inocente y amable ya no eran creíbles para ambas. O al menos para Gyda.

Las personas, que no habían visto a Gyda por un largo tiempo, la siguieron con la mirada entre murmullos, al igual que con Fenrir. Gyda le echó un vistazo al lobo, preocupada. Hubo una vez que estas personas lo habían echado, lastimándolo y Gyda sentía rencor por ellos. Sólo confiaba en las escuderas de su madre.

Cuando entraron a la casa, como era habitual, Gyda dejaba a Fenrir afuera en la puerta, pero en esta ocasión, estando en un territorio hostil, dudó.

—¿Te importa si entra conmigo? No...confío en este lugar.

Lagertha abrió ambas puertas y se volteó hacia ella.

—Claro.—Su madre le dió una mirada comprensiva, como si ella sintiera la misma desconfianza.
—Ven, Fenrir.

El lobo olfateó el lugar antes de meter una de sus grandes patas dentro. Parecía confundido, pero entró de todas formas. 
Por fortuna, no había nadie en la espaciosa sala, y Lagertha la invitó a sentarse en un lugar apartado de la entrada, sobre unas mantas cálidas. Algunas de sus escuderas vigilaban las esquinas y miraban para otro lado para darles privacidad.

Gyda Lothbrok: Madre del Gran Fenrir -Ubbe Ragnarsson-(editando)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora