Traición

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Gyda fue la primera en levantarse de su asiento y correr hacia la salida apresuradamente

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Gyda fue la primera en levantarse de su asiento y correr hacia la salida apresuradamente. Abrió las puertas de par en par con un fuerte empujón y su sangre se congeló cuando vió a su lobo de pie junto al cuerpo muerto de Torstein. Gyda examinó a Fenrir como un acto reflejo, pero no encontró rastros de sangre en él.

Detrás de ella, las personas comenzaron a exclamar y se dió la vuelta para enfrentar a su familia.

—Él no ha sido.—defendió rápidamente cuando vió a su padre abrirse entre la multitud.

Su hermano Björn estudió al animal mientras se acercaba al cuerpo de Torstein.

—Gyda tiene razón. Han asesinado a Torstein y no fue Fenrir. Alguien parece haberlo envenenado. Juro por los dioses que pagará un precio muy alto el que lo hizo.

Gyda vió el rostro afligido de su padre y se acercó a él para entrelazar su brazo con el suyo y reconfortarlo. Luego observó a Floki tomar el rostro de su hermano para obtener su atención.

—Encontraremos al culpable. ¡Lo desollaremos y usaremos los caballos para hacerlo pedazos! —abrazó a Björn y lloró contra él.

Ragnar, quien aun se mantenía en silencio, besó la frente de Gyda antes de retirarse. Lo observó irse y sintió un ardor en su interior. Al igual que Björn y Floki, quería encontrar al asesino y hacerlo sufrir. No había sido muy cercana a Torstein, pero era un leal amigo de su padre y era considerado parte de la familia. Y ella odiaba que se metieran con su familia.

—Ven, salgamos de aquí.—le murmuró su madre.

Gyda llamó a Fenrir y ambas caminaron lejos de la muchedumbre. El viento comenzaba a zarandear todo a su paso con violencia, y los relámpagos sonaban estrepitosamente, deslumbrando la oscuridad con una luz segadora.

Ambas, madre e hija se acercaron en silencio hasta la orilla del mar y permanecieron allí de pie observando la eminente tormenta en el horizonte. Gyda observó con temor el cielo nublado mientras escuchaba las olas romperse bruscamente entre si. El mar estaba enojado, también. Se aferró al pelaje de Fenrir como resguardo.

—¿Quien crees que haya sido?—preguntó Gyda.
—Lo sabremos pronto.—contestó Lagertha cómo si ella ya supiera la verdad.

De pronto, Gyda sintió a Fenrir voltear su cabeza hacia atrás. Con curiosidad, copió su movimiento y atisbó a Aslaug caminar hacia ellas. Fue una sorpresa para la muchacha y no pudo evitar ponerse a la defensiva. En cambio, Fenrir no hizo amago de gruñir a medida que Aslaug se acercaba. Ella se veía preocupada mientras miraba la tormenta y se detenía del otro lado de Lagertha.

—Los dioses están viniendo.—le dijo a su madre.
—Lo sé.



Caminando entre los comerciantes, el rey Horik salió de su escondite para interceptar a Siggy, cuyo expresión era de disgusto.

Gyda Lothbrok: Madre del Gran Fenrir -Ubbe Ragnarsson-(editando)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora