La hija de Björn Ragnarsson

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Lagertha empujó las puertas con tanta fuerza, que éstas chocaron bruscamente contra la pared

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Lagertha empujó las puertas con tanta fuerza, que éstas chocaron bruscamente contra la pared.

—¡Kalf!—escupió.

Gyda la siguió detrás, con Fenrir y su padre caminado tranquilamente a su lado. A veces le exasperaba su despreocupada expresión ante situaciones en la que uno debería estar actuando diferente.

Las escuderas se quedaron en un extremo junto a la pared cuando entraron y Gyda avanzó hacia su madre para ver al traidor de Kalf sentado en la gran silla como si le perteneciese.

Fenrir sintió la tensión en el ambiente y sacó la conclusión de que los hombres que estaban frente a él, eran el enemigo, por lo que sus filosos colmillos brillaron amenazadoramente.

Kalf salió de su desconcierto, enderezándose mientras lanzaba miradas cautas al lobo, quien se alzaba en gran altura al lado de Gyda.

—Sabes por qué vinimos.—dijo Lagertha con fuerza, plantándose frente a él.

Kalf avanzó hacia ella sin ningún atisbo de arrepentimiento, lo que le provocó más rabia a Gyda. Se acercó más a su madre, sosteniendo firmemente la mirada de Kalf por un momento.

—Has usurpado mis derechos y mis tierras a los que les juraste lealtad y confianza.—dictaminó Lagertha.

Kalf miró hacia la puerta cuando se percató de la llegada de Ragnar Lothbrok.

—Espero que devuelvas la tierra y el título.—continuó demandando su madre.

Muchos de los hombres de Kalf, quienes una vez le fueron leales a su madre, se encontraban dispersos cerca de la gran silla, expectantes y alertas.

—Hola, Kalf.—saludó su padre. —Quizá deberíamos discutir esto en privado. —se detuvo a escasos centímetros de su rostro como amenaza.

Gyda vió el rostro incrédulo de su madre, pero ella guardó silencio.

—Como deseé, rey Ragnar.—murmuró Kalf, con una última mirada a Lagertha antes de retirarse con su padre.

Ante la retirada de ambos hombres, hubo un silencio tan tenso, que se había vuelto sofocante. Gyda se mantuvo en la misma posición, contemplando a todos los hombres detenidamente, recordando sus nefastos rostros. Sin embargo, su madre no pudo esperar por mucho más tiempo y fue hacia ellos con una furia aplastante.

Gyda comenzó a sentir que Einar, quien seguía cerca de ella, la miraba fijamente.

—¿Qué tanto miras?—inquirió ella.

Escuchó a las escuderas moverse sutilmente, pero fue Fenrir quien obtuvo toda su atención. Einar tragó saliva, pero gruñó por lo bajo como respuesta, apartando su tosca mirada.

Su padre apareció entonces, sonriéndole a Gyda y tomando un vaso de cerveza por el camino.

—Sentémonos, hija. —indicó, señalando el banco junto al fuego.

Gyda Lothbrok: Madre del Gran Fenrir -Ubbe Ragnarsson-(editando)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora