Odín

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Los guardias le abrieron las puertas y Gyda posó sus ojos sobre el trono

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Los guardias le abrieron las puertas y Gyda posó sus ojos sobre el trono. El gran salón se encontraba solitario, pero el fuego ya estaba prendido, iluminando toda la estancia silenciosa. Sin poder creer aún lo que esto significaba para ella, caminó con paso lento hacia adelante mientras que los guardias cerraban la puerta para darle privacidad.

Se sentía extraña a medida que avanzaba. Sus pasos sonaban lejanos, ya que toda su atención se centraba en el trono. Al subir por la escalerilla, tocó el brazo de la silla y luego se dió la vuelta fluidamente y se sentó, dejando que su vestido oscuro cayera como una cascada contra la alfombra de piel.

El gran salón vacío se encontraba a la vista, y se quedó quieta, con un sentimiento incómodo.

De pronto, las puertas volvieron a abrirse y varias esclavas no se atrevieron a mirarla cuando fueron escoltadas por los guardias.

—Princesa, su madre la reina, ha dejado a estas esclavas para usted —informó uno de los hombres.

Gyda las miró un instante y luego asintió.

—Reúne al pueblo. Tienen que saber los nuevos cambios—dijo ella.
—Sí, princesa. —El hombre inclinó la cabeza y cerraron las puertas.

Cuando Gyda regresó su atención a las muchachas, sonrió amargamente al recordar que una vez, había estado en una situación similar. Y no había terminado bien.

—Necesito que preparen una gran cena —ordenó, evitando hacer comentarios amigables, ya que lo veía innecesario.

Las muchachas se pusieron en marcha al instante, deambulando de aquí para allá con ingredientes y canastos. Ella suspiró. Tenía una nueva tarea en su vida, ahora que su madre estaba gobernando Kattegat. Ambos pueblos estaban aliados y como heredera, ya que Björn se la pasaba viajando, aceptó tomar el cargo sin ninguna obligación.

El pueblo se reunió pocos minutos después, murmurando entre sí mientras se acumulaban en el gran salón y algunos permanecieron afuera. Todos los ojos estaban puestos en ella, curiosos y expectantes.

Gyda se levantó del trono y mantuvo una expresión serena al hablar:

—Mi madre ha tomado Kattegat. —Repasó a la multitud antes de proseguir—. Lo que la hace la nueva reina, por ende, como heredera, me haré cargo de Hedeby a partir de ahora. —Esperó cuando todos intercambiaron miradas, algunos asintieron con total acuerdo, y otros tuvieron una chispa de inseguridad—. Sé que no me conocen más que sólo mi nombre. No he estado aquí por mucho tiempo, por lo que entiendo su inseguridad. Pero no tienen que temer, estoy aquí para seguir los pasos de mi madre, tanto yo como Fenrir, protegeremos Hedeby de los intrusos, tienen mi palabra. Kattegat y Hedeby están unidos y juntos serán más fuertes.
     «También quiero anunciarles, que aquellos que quieran entrenarse, tanto hombres como mujeres, tendrán toda libertad para unirse y defender su hogar conmigo. —Gyda estiró la mano hacia una de las sirvientas de pie a su lado y ésta le entregó una copa llena. Gyda la alzó hacia el pueblo con una mirada determinada—. ¡Brinden conmigo! ¡Brinden por Hedeby y por Kattegat! ¡Por la reina Lagertha y por la fuerza de ambos pueblos juntos!

Gyda Lothbrok: Madre del Gran Fenrir -Ubbe Ragnarsson-(editando)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora