El usurpador

1.3K 131 25
                                    

Las personas más poderosas tuvieron el privilegio de continuar celebrando su victoria en una habitación más intima

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Las personas más poderosas tuvieron el privilegio de continuar celebrando su victoria en una habitación más intima. El rey Aelle estaba con ellos, recostado contra un pilar y sosteniendo una copa de vino. En medio de la sala pequeña habían puesto una gran manta de piel de animal, donde la princesa Kwenthrith y su hermano se recostaban mientras que los demás habían elegido o el suelo o un acogedor sillón.

Gyda se encontraba en el otro extremo, de frente a la princesa con las piernas de lado ante la limitación de su vestido. Fenrir se recostaba detrás de ella como respaldo, apoyando su cabeza a un lado de Gyda. Ella le acariciaba con un movimiento lento y distraído, manteniendo su copa de vino con la otra mano. Su padre estaba de pie junto a ella, apoyado contra otro pilar.

—Mi querido hermano, mi querido Burgred.—habló la princesa en voz alta y con devoción, aunque Gyda seguía sin poder comprender sus palabras.—Ante todas estas personas, ante el rey Ecbert de Wessex, el rey Ragnar y el rey Aelle de Northumbria, déjame decirles que estoy en paz con mi pasado. —le sirvió una copa de vino.—He llegado a un acuerdo con mi familia con toda la violencia que me asoló. Y ahora, al fin, estoy libre de toda ira, en paz con mis pesadillas. Y, finalmente, sé quien soy. —sonrió a su hermano, acariciando su mejilla.—Y así, mi querido, celebraremos esta alianza. —le entregó la copa. —Y beberemos por la victoria sobre mis abusadores.

Burgred sonrió, impresionado por su devoción.

—Mi querida hermana, me has salvado. Te amo. Cómo siempre lo he hecho.

Gyda vió ese amoroso intercambio con una leve sonrisa, sin tener idea de lo que estaba pasando.

—Salud, mi amor.—dijo la princesa, chocando sus copas.

Su hermano bebió, pero ella no. Todos comenzaron a aplaudir, y Gyda estaba por beber de su copa cuando su padre se agachó a su lado y puso su mano sobre el vaso, bajándolo con una mirada penetrante. Lo miró, confundida. Entonces notó que la princesa derramaba el vino tinto sobre las mantas. Su hermano abrió los ojos de par en par, tirando su copa vacía como si le hubiera quemado.

Gyda enderezó su espalda con asombro, sin apartar la mano de Fenrir. Burgred se tambaleó al ponerse de pie, trastabillando a su paso. Su rostro estaba pálido e incrédulo.

—¡Burgred!—su hermana sostuvo su mano para que no cayera al suelo.

El hombre gorgoteó, escupiendo sangre. Gyda no podía creer lo que estaba viendo. La princesa Kwenthrith acababa de envenenar a su propio hermano.

Las rodillas de Burgred chocaron contra el suelo y alzó sus ojos hacia Ragnar, pasando por todos los demás antes de detenerse en su hermana. Segundos después, su cuerpo cayó inerte y sin vida frente a ella.

Un silencio sepulcral inundó la sala, todos mirándose entre si. Gyda no pudo apartar su mirada incrédula del cuerpo muerto, los ojos vacíos de Burgred mirándola fijamente. Tanto su padre como el rey Ecbert se levantaron, mientras que éste se pasaba la mano por el rostro con gesto cansado.

Gyda Lothbrok: Madre del Gran Fenrir -Ubbe Ragnarsson-(editando)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora