16. Audiencia

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—¡Ay, ese maldito chico! —susurró Plutón con algo parecido al cansancio en su voz.

Plutón y su aprendiz Thiana se encontraban en un mundo alterno bastante bello que recordaba la magnificencia de los templos griegos de hace más de dos mil años. El antiguo dios del inframundo lo había creado utilizando su poderosa aura.

—¿Qué es lo que sucede, maestro? —inquirió la chica—. ¿Acaso cree que Jaime no nos será útil?

—Sé que nos será útil —respondió el antiguo dios de los muertos—-. Sin embargo, las molestias que nos causará son bastantes. No me sorprende que Eris lo haya mantenido lejos de ella la mayor parte del tiempo. Sin embargo, en realidad no estaba pensando en ese chico. Estaba pensando en el joven Alejandrino de aura azul.

—Eh, señor —llamó una voz dubitativamente.

Inmediatamente tanto Hades como Thiana sintieron que una náuseas intensas los asaltaban. La chica de aura negra había escuchado a otro Carnero decir que con el tiempo estas disminuirían, pero que jamás se llegarían a borrar del todo.

—¿Qué es lo que quieres, Jaime? —preguntó Plutón intentando contener la furia y las náuseas que sentía.

No podía evitar preguntarse si había tomado la decisión correcta al proponerle a Eris hacerse cargo del Carnero de ese momento en adelante. Sabía que el chico tenía mucho potencial, pues era bueno utilizando su aura y aún más prometedor debido a ese don que provocaba el rechazo de los demás. Con ese don el muchacho solía pasar desapercibido por donde pasara, pues no causaba ningún efecto mientras la gente no lo viera o lo escuchara.

—Fobos y Deimos quieren verlo —anunció Jaime.

Aquello atrajo la atención de Hades inmediatamente. ¿Qué querrían aquel par de Neumas de él?

—Hazlos pasar —ordenó Plutón—. Después quédate en un lugar donde puedas observarlos que no sea muy cerca de mí.

Plutón escuchó los pasos de su nuevo aprendiz que se alejaban. Una parte de su orgullo resintió que el chico no se hubiera despedido con una frase al estilo "lo que usted diga, señor"; pero en el caso de Jaime era mejor que se retirara sin hacer ruido.

Al poco rato Plutón escuchó el eco que provocaban dos pares de pezuñas al golpear contra los pisos del templo. Cuando se dio la vuelta se encontró con dos seres con forma de sátiros y con los ojos totalmente blancos que lo miraban desde más allá. Eran nada más y nada menos que Fobos y Deimos.

—¿Qué están haciendo aquí? —inquirió Hades mirando a los dos seres fijamente.

—No tiene razón para temer ni enojarse, señor de los infiernos —contestaron a dúo Fobos y Deimos—. Si en el pasado reconocimos la autoridad de ti y los otros dos Olímpicos, seguimos reconociéndola al igual que nuestro señor Ares.

—Eso quiere decir que vienen a hablarme en nombre de Ares —concluyó Plutón cambiando su mueca por una de interés.

—Nuestro maestro dice tener interés en derrotar al chico de aura azul que se ha unido a los Alejandrinos —declaró en aquella ocasión solo Fobos.

—Y tiene un plan que no fallará —añadió Deimos.

—¿Por qué necesita contárselo a Plutón? —inquirió Thiana dando un paso adelante.

Fobos y Deimos retrocedieron el mismo paso que Thiana dio hacia ellos. Aquello hizo sonreír a Hades.

—Quieren algo a cambio, eso resulta obvio —afirmó el Neuma.

—Nuestro maestro promete acabar con el chico de aura azul a cambio de que tú y tu aprendiz lo saquen de su mundo alterno —declararon ambos seres al mismo tiempo.

—Primero quiero oír el plan —señaló Hades altaneramente.

—Todos... —comenzó Fobos, pero vio a Thiana y rectificó—: casi todos los seres humanos tienen miedos que no pueden superar. Cuando tienen que enfrentarse a ellos se desesperan y comienza su destrucción por una u otra causa.

—Nosotros tenemos el don de averiguar los temores de cualquier ser, como seguramente lo sabrá, Alteza —le recordó Deimos a Plutón.

—No servirá de nada —contestó Thiana frunciendo el ceño—. Jamás averiguarán el mayor miedo de ese chico porque su don lo protegerá de su magia.

—Lo sabemos. Pero el punto de nuestro plan es que tenemos una manera de superar ese escudo —respondieron ambos Neumas al mismo tiempo.

Incluso el mismo Hades se quedó sorprendido ante esa declaración.

—¿Es en serio? —inquirió de forma incrédula el antiguo dios de los muertos.

—Más que eso —añadió Deimos—, tenemos una manera de volver realidad los temores del chico.

—Es un plan bastante interesante —contestó Plutón tras meditarlo un rato—, sin embargo, no puedo hacer nada por su maestro hasta que me demuestren que realmente pueden acabar con el chico de aura azul.

—Así lo haremos, pero esperamos que conserves tu palabra, Hades —contestaron Fobos y Deimos antes de alejarse y desaparecer.

—No hay forma de anular dones, ¿o sí? —inquirió Thiana a su maestro.

—Sí las hay —contestó Plutón pensativamente—. Sin embargo, todas implican magia. Me pregunto si habrán considerado esa parte en sus planes Fobos y Deimos.

—Me temo que no comprendo, maestro —expresó Thiana.

—Pues que si realmente el chico tiene el don de la defensa mágica probablemente su don se autoprotegerá —contestó Plutón rascándose una mejilla—. Sin embargo, será interesante ver si ellos pueden conseguirlo. Si realmente lo logran habremos encontrado la manera de acabar con el chico de aura azul.

—Pero pensé que usted...

Nuevamente aquellas náuseas insidiosas. Plutón no estaba dispuesto a soportar eso.

—Jaime, no vuelvas a hablar a menos que yo mismo te lo indique, ¿entendido? —le ordenó a su pupilo.

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