22. Problema mayúsculo

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Los chicos avanzaron por el pasillo lentamente. El lugar estaba lleno de polvo y telarañas. Dicho sea de paso, Gabriel sentía una fascinación mezclada con miedo por los arácnidos. Le encantaba observarlos, pero siempre manteniendo su distancia. Ciertamente había telarañas que eran dignas de admirarse en aquel lugar, varias con su respectiva araña esperando a alguna presa que llegara a su trampa.

Las voces provenientes del fondo del pasillo se fueron haciendo más fuertes mientras ellos avanzaban. Les pareció distinguir una voz de mujer y otra de hombre que discutían acaloradamente. Sin embargo, a juzgar por el tono ahí la mujer mandaba y el hombre obedecía.

—No entiendo por qué nos tomamos tantas consideraciones contigo —oyeron decir la voz de la chica.

—Porque él piensa que le soy útil —contestó la voz de varón con un tono de voz que parecía indicar que mantenía la mirada en el suelo.

—Esa es la única razón por la que no te golpeo directamente —amenazó la mujer.

Se oyó un grito ahogado, probablemente proveniente del hombre, justo cuando los dos jóvenes llegaron al pie de unas escaleras de caracol. A juzgar por la localización al final del pasillo, aquellas escaleras debían conducir justamente a una de las habitaciones que ocupaban las esquinas del edificio. Las voces provenían exactamente de allá arriba.

Gabriel tomó de la mano a Marco, lo cual hizo que este se pusiera nervioso.

"Probando, uno, dos, tres. ¿Me escuchas?" oyó Marco en su cabeza.

El chico Martínez bajó a ver la mano que tenía entrelazada con la de Gabriel y vio zarcillos de aura azul que las envolvían.

"Vaya, he de decir que es bastante ingenioso" comentó Marco a través de la conexión mental que ambos habían establecido con la magia.

"¿Qué fue eso?" preguntó Gabriel.

"¿Qué fue qué?" inquirió Marco confundido.

"Justo cuando toqué tu mano" dijo el chico Costa, aunque pareció rápidamente pensárselo mejor. "Olvídalo. Ahora, ¿cuál es el plan?".

"Ninguna de esas dos voces es la de Sebastián, por lo que no creo que tengamos problemas para reducirlos en caso de ser necesario" opinó el maestro Alejandrino. "Sin embargo, propongo que primero intentemos hablar con ellos y ver si conseguimos información sobre lo que están haciendo en este lugar".

"Dices que no está Sebastián, pero ¿no habría problemas también si una de esas dos voces es la de un Neuma que conjuró aquel hechizo de ocultación?" interrogó Gabriel.

"Nada que no puedas resolver con que levantes un muro con tu aura, estoy seguro" afirmó Marco. "Así que el plan es subir las escaleras silenciosamente, ubicar a quien esté allá arriba, lanzar un encantamiento de encierro y hacer un pequeño interrogatorio".

"Me queda una duda" repuso el muchacho de aura azul. "¿Con encantamiento de encierro te refieres a que creemos una burbuja que los encierre con un encantamiento de primer nivel o que usemos el de segundo nivel que usaste alguna vez para encerrar a esa Carnera de la niebla?"

"Será mejor el encantamiento de segundo nivel, pues será más difícil que lo rompan" contestó Marco. "Así que yo me encargo, aunque si por casualidad quien está allá arriba conoce el contraencantamiento tú crearás una burbuja de primer nivel. Entonces no importará qué clase de magia utilice, no podrá escapar".

"Siempre y cuando haga correctamente el encantamiento" contestó Gabriel torciendo el gesto.

"No es momento de dudar" lo animó el chico de aura verde. "Vamos allá".

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