Libro Amarillo

34. Encargado

Era un día después de que Lorena y Gabriel hubieran hablado con Felipe y de que posteriormente hubieran visto la demostración áurica de Cristóbal en compañía de Marco. Los tres chicos y sus otros tres amigos se encontraban en casa de Octavio para lo que originalmente iba a ser un entrenamiento pero que se había vuelto una reunión explicativa.

—No entiendo —dijo Gabriel después de que hubieran puesto al corriente a Vanya, José Luis y Adriana—. Tú nos dijiste que las tres auras de colores puros significaban cada una algo: la roja, ataque; la azul, defensa. Sin embargo, nunca nos dijiste qué significaba el aura amarilla.

—Porque nunca creí que nos topáramos con alguna —comentó Marco como si siguiera sin creer que aquello fuera posible—. El aura azul y roja salieron de mi relato de historia debido a Constantino y Mahoma, pero humanos con el aura amarilla relevantes nunca ha habido, lo cual resulta extraño considerando las características del aura amarilla.

—¿Pero cuáles son esas características? —interrogó Chelis.

—El aura amarilla es el aura de la energía pura —respondió el joven maestro Alejandrino solemnemente—. ¿Cómo se los explico? Digamos que el aura se midiera por gramos, aunque no sea así. De acuerdo con las leyendas la energía áurica amarilla es mil veces más poderosa que cualquier otro tipo de aura. Eso implicaría que un gramo de energía áurica amarilla tendría la potencia de un kilogramo de aura de cualquier otro color.

—¿Es en serio? —interrogó Vanya totalmente asombrada.

—Eso nos dicen las leyendas —contó Marco—. Teniendo un aura amarilla supuestamente no se requieren grandes cantidades de esta incluso para hacer los encantamientos más poderosos. Es por eso que según lo que sabemos Zeus mandaba incluso sobre sus hermanos Hades y Poseidón, a pesar de que ambos tenían un talento áurico extraordinario.

—¡Eso suena increíble! —exclamó Adriana con algo de temor en su voz.

—¿Qué implica eso para Cristóbal? —inquirió Lorena, para quien toda aquella información tenía un tinte sumamente personal.

—Implica que si realmente tiene el aura amarilla tenemos que encontrarlo, explicarle todo e intentar que se una a los Alejandrinos; incluso si eso implica que yo me canse —contestó el chico Martínez con resolución—. No podemos dejar que los Carneros descubran que tiene un aura de color puro y lo obliguen a unirse a ellos. Si tenemos en cuenta que ellos ya tienen a Sebastián y a la chica de aura negra, que un chico de aura amarilla con una fuerte potencia se les una sería la ruina total para los Alejandrinos.

—¿Crees que el Consejo dejará que él se una a los Alejandrinos? —inquirió Gabriel mordiéndose el labio—. Quizás sea probable que debido a que se trata de un aura de color puro quieran hacer lo mismo que hicieron conmigo.

Marco se pasó una mano por el rostro tras la pregunta de Gabriel. Aquello hizo que Lorena comenzara a sentirse inquieta ante aquella posibilidad. El Consejo no haría aquello, ¿o sí? ¿Sería tanto el orgullo de hombres como Wazir que dejarían abierta la posibilidad de que Cristóbal se uniera a los Carneros?

—Quizás Cristóbal sí quiera irse al Tíbet, no sé —contestó finalmente Marco. La resolución había abandonado su voz—. Y aunque no fuera así por lo menos tenemos que lograr que Cristóbal no se ponga en nuestra contra. Tenemos que convencerlo de no unirse a los Carneros aunque no pueda unirse a los Alejandrinos. De cualquier manera, tenemos que agotar cualquier recurso que tengamos a nuestro alcance. Quizás, si logro hablar directamente con Devereux... No lo sé, quizás exista la posibilidad de mantener oculta la información de que Cristóbal tiene el aura de color puro. Como sea, mientras yo marco lo mejor será que ustedes se pongan a entrenar. Algo me dice que la guerra entre Alejandrinos y Carneros está a punto de reencrudecerse.