—Sí, Gabriel, debes esforzarte más.
Era un viernes por la tarde. Para el chico Costa había sido un día pesado, comenzando desde el entrenamiento Alejandrino que habían tenido por la mañana. Aquel día había sido uno de los pocos donde los seis amigos coincidían en la misma sesión, por lo que al principio creyeron que sería una sesión llena de compañerismo y apoyo mutuo. Sin embargo, no había sido así. Y no importaba lo mucho que intentaran convencerlo de lo contrario sus amigos, el muchacho de aura azul estaba convencido de que todo se había echado a perder por su culpa.
Todo había empezado con el resto de sus amigos practicando la teletransportación. Para ello los chicos habían tenido que moverse a una casa abandonada que no se encontraba muy lejos de la casa de Octavio, pues los hechizos en la casa del Alejandrino impedían que alguien pudiera transportarse desde o hacia ella con ayuda de la magia. Sin embargo, la casa abandonada no tenía esas limitaciones. De ahí, los muchachos se teletransportarían hacia un solar también abandonado donde los esperaba Daniela, quien se aseguraría que los chicos aparecieran en el lugar indicado antes de ir de regreso con Marco.
El chico de aura azul seguía sin animarse a intentar eso de la teletransportación, a pesar de que los principios parecían muy sencillos mientras Marco se los explicaba a los demás. Según el joven maestro Alejandrino, solo bastaba concentrarse intensamente en el lugar al que querían moverse mientras se rodeaban con su aura, haciéndose a sí mismos una especie de capullo. Esa última parte era la más complicada del asunto de acuerdo con lo que iba explicando, pues uno debía asegurarse de que el aura lo rodeara por completo a uno sin ninguna fisura. De lo contrario, se corría el riesgo de la despartición, igual que podía suceder en distancias cortas como ya se los había comentado anteriormente. Ciertamente, incluso el hecho de que sus amigos le dijeran que aquel no sería un problema para él, puesto que con la cantidad de aura que manejaba sería sencillo hacer una cobertura completa para su cuerpo, no lo ayudaba a superar sus miedos.
De esa forma, el chico Costa se estaba paseando tranquilamente por las ruinas de la casa mientras veía cómo sus amigos iban desapareciendo y luego reapareciendo uno por uno. Marco y Daniela mantenían comunicación a través de sus teléfonos móviles, de forma que podían corroborar que los chicos no se perdieran por el camino. Todos lo estaban haciendo asombrosamente bien.
"¿Habrá alguna forma en que pueda probar sin arriesgarme a que me pase algo?" se preguntó el joven de aura azul mientras veía a Lorena desvanecerse en medio de la luz lila.
En ese momento una idea cruzó por su mente. Él sabía por su propia experiencia que la gente podía llevar a otras personas además de a ellas mismas utilizando la teletransportación, y por lo que le estaba diciendo Marco, lo que nunca debían olvidar era rodear con su aura a esas otras personas por completo. No obstante, siguiendo esa línea de pensamiento, estaba llegando a la conclusión de que también podía transportar otras cosas sin incluirse a él mismo en el viaje.
No tendría muchos problemas para probar su idea. Solo necesitaba algo como el ladrillo que se encontraba en el rincón de la habitación donde se encontraban y que podía ver frente a él en ese momento. Lo rodearía con su aura y lo enviaría hacia un lugar olvidado de la escuela, donde podría ir a verificar que lo había hecho bien cuando fueran hacia allá.
—¿Qué estás haciendo, Gabriel? —le preguntó de repente la voz de Marco.
El chico Costa ya había rodeado con su aura el ladrillo que tenía como objetivo cuando el otro lo interrumpió. Alzó la vista y se topó con la mirada de Marco justo sobre él mientras mantenía el celular pegado a su oreja. Aquellos ojos castaños lo atraparon por un momento, tal como solían hacerlo cuando lo miraban con esa chispa de curiosidad en ellos. Sin embargo, el momento se interrumpió con la aparición de un ladrillo resplandeciendo de color azul justamente sobre ellos.
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Libro Amarillo
פנטזיהSegunda parte de la serie Energía Áurica. Después de haber derrotado a Belial en Libro Rojo, Gabriel, Lorena, José Luis, Vanya, Adriana y Marco comienzan a creer que pueden retomar una vida normal; pero todo se complicará cuando nuevos enemigos que...