Capítulo 20: The Kissing Booth 3

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- ¿De verdad que no quieres venir? - me preguntó Lee por vigésima vez mientras se ajustaba su pajarita.

Si, Lee llevaba pajarita y esmoquin. Algo increíble, pero cierto.
Yo, por el contrario, llevaba todo el día con el pijama puesto. 

- No es que no quiera - me senté sobre mí cama -. Ya sabes que Bradd llega hoy del campamento de verano y queremos "cenar" juntos con mi padre. Dice que me echa de menos y ya sabes como se pone... Es imposible negarse.

- ¿Estás segura? - me miró, severo.
- Sí, pesado - rodé los ojos.
- ¿Qué es eso de que no vienes? - Noah entró a la habitación como un toro, casi arrasando con la puerta.

Noah también llevaba puesto un esmoquin aunque él llevaba una corbata y cuando entró llevaba la chaqueta en la mano, dejando que su camisa blanca dejara entrever su musculatura. Su pelo estaba ligeramente despeinado, como siempre, y en estos días le había crecido un poco. Tuve que hacer una gran fuerza de voluntad para mirarle a los ojos porque OH DIOS MÍO. Tendrían que inventar una palabra para describir lo bueno que estaba...

- Pues que no voy - me límite a decir, encogiéndome de hombros.
- Y eso ¿por qué? - demandó.
- Tengo mi propia cena familiar, supongo.
Noah me miró, confuso.
- Va a hacer una vídeo llamada con Bradd y su padre para "cenar" juntos - explicó Lee al ver que yo no iba a decir nada -. No es justo. Yo también quiero quedarme y no ir a la cena familiar estúpidamente elegante - se quejó.
- Pero si te queda genial el traje. Aunque puede que en el restaurante te confundan con algún camarero.
Le saqué la lengua. 
- Ja, que graciosa - rodó los ojos. 

Entonces, me percaté de que Noah llevaba mucho tiempo mirándome fijamente y cuando nuestros ojos coincidieron él le dio una mirada a Lee. 

- Bueno... Creo que me iré ya abajo que Rachel está ahí. Pórtate bien - me apuntó con el dedo índice, advirtiéndome.
- A sus órdenes, capitán - me puse firme, haciendo el saludo militar. 

Una vez salió por la puerta, Noah se acercó. Yo solo me tumbé y le vi desde abajo, en la cama. Cualquiera desde ese ángulo se vería feo, pero Noah seguía viéndose igual. 

- ¿De verdad no vienes por eso?
- Sí, Noah.
- ¿Estás segura? ¿No te duele la cabeza ni nada? - parecía preocupado.
Cerré los ojos y suspiré.
- Te asuguro que no me duele nada. Desde ayer no me duele.

"Mentira".

- Pues vente, puedes hablar luego con tu padre y tu hermano.

Entonces, me senté en la cama, con la espalda apoyada en el cabecero. Noah se sentó a un lado, estaba muy cerca.

- Bradd quiere una "cena" familiar. Pero, Noah, no te preocupes, estoy bien - le aseguré.
- Entiéndelo, lo de ayer... - me puso una mano sobre el muslo, sin siquiera darse cuenta, que me puso los pelos de punta -. Me preocupó, Shelly.
- Lo sé y te entiendo. A mí también me asustó pero ahora estoy bien, nada me ocurre.
- ¿Lo prometes? - parecía realmente preocupado.
- Te lo prometo - coloqué mi mano sobre la suya y la apreté débilmente.
- ¡Noah! - Lee gritó desde abajo -. ¡Nos vamos ya!

Yo me mordí el labio inferior mientras él me observaba, no muy seguro.
Noah siempre me había conocido demasiado bien...

- Puedes ir tranquilo - le alenté a marcharse.
Él siguió dudando.
- ¡Noah! - volvió a gritar Lee.
- Está bien... Ten el móvil a mano, te llamaré - me dijo mientras se levantaba de la cama.
- Estaré pendiente.
- Si te encuentras mal, me avisas - me miró fijamente, con seriedad.
- Lo haré, pesado - rodé los ojos y eso le hizo sonreír.

Se quedó un rato mirándome fijamente, ambos sonriendo.

-¿Estarás bien?

- Ya soy una niña grande, papá  - rodé los ojos -. ¿Acaso lo olvidas?

The Kissing Booth 2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora