EPÍLOGO II

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Tres años después...

Mayo.

Me desperté más temprano de lo que acostumbraba. Hoy era un día especial y tenía muchas cosas que hacer, aunque era difícil teniendo en cuenta que Noah no me dejaba levantarme de la cama debido a lo fuerte que me agarraba por la cintura. 

El año pasado decidimos irnos a vivir juntos y, aunque a veces discutimos, fue una de las mejores decisiones que he tomado. Levantarme y tenerle a mi lado me hacía darme cuenta de lo afortunada que era y vivir juntos era muy divertido...en todos los sentidos. Además, nos organizamos muy bien y nos repartimos las tareas domésticas, aunque, casi siempre, los dos terminamos haciéndolo todo juntos entre risas, provocaciones y competiciones sobre quién terminará antes. 

Mi relación con Noah solo ha ido a mejor en todos estos años, a pesar del primer año, en el que yo era un poco desconfiada y celosa debido a que todas las chicas que se habían acostado con él me lo recordaban siempre que podían. Al menos, Noah supo hacer que me dejaran en paz. Eso sí, yo no fui la única celosa de la relación al principio. Noah se puso celoso muuuchas veces, algunas con razón (porque hasta yo notaban como me miraban) y otras sin ella (como, por ejemplo, en el caso de Alexis, uno de los primeros amigos que hice aquí), pero pude mantenerlos yo sola a raya cuando notaba que querían cruzar la línea.

Noah y yo nos convertimos en noticia nada más llegar. No se creían que el mujeriego del año pasado volviera acompañado por una novia y sus amigos no tardaron en querer conocerme. Todos eran muy majos conmigo y, los más cercanos, me confesaron que estaban hartos de oír a Noah hablando de mí. La verdad es que me sentí muy cómoda con todos y me uní al grupo como una más. Gracias a esto, me hice amiga de las novias de algunos de ellos, concretamente, me hice amiga de Susan, Esther y Stephanie y, por mi cuenta, los únicos amigos que hice fueron Alexis y Anna. Pueden que sean pocos pero, al ser la novia de "la leyenda Flynn" era difícil confiar en su verdaderamente se acercaban a mí para ser mis amigos, si se acercaban para estar más cerca de Noah (e intentar robármelo, en el caso de las chicas) o si se acercaban para intentar quitarle la novia a Flynn. 

Creamos un grupo pequeño de amigos, pero de confianza y verdadera amistad. Éramos una pequeña familia que estaba siempre ahí, para apoyarnos siempre que lo necesitábamos. 

Y hoy tendría que decir adiós a algunos de ellos...

Era el día de la graduación y la mayoría de los chicos se marchaban a sus nuevos empleos. Sí, ya tenían puestos de trabajo, pero era lo normal al graduarte en una de las mejores universidades del mundo y habiendo trabajado en prácticas el penúltimo año. 

Noah, por suerte, había sido contratado en un instituto cercano a nuestro apartamento y, el día que se lo comunicaron, no podíamos estar más felices. Estuvimos semanas pensando en qué pasaría con nosotros si le mandaban lejos, planteando todas las posibles situaciones y soluciones... y me alegro de no tener que haber llevado a cabo ninguna.

Volvamos al principio...

Al final, logré levantarme sin despertarlo y fui a la cocina para prepararle el desayuno. Decidí llevárselo a la cama. 

Cuando entré a la habitación, dejé la bandeja con el desayuno en la mesita de noche de mi lado antes de meterme de nuevo en la cama. Al tumbarme de lado, mirándole, le acaricié el pelo y sonreí. Dormido parecía tan pequeño e inocente... 

- Hey, despierta - le susurré al oído. 

Ni se inmutó así que decidí ponerme sobre él, a horcajadas. Así siempre lograba despertarlo.

- Noah... - volví a susurrarle al oído, está vez, como añadido, le mordí el lóbulo de la oreja. Noah soltó un rugidito ronco, muy sexy.

-  Vamos, arriba - le incité, dándole mordisquitos por la barbilla. 

The Kissing Booth 2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora