EPÍLOGO V

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Cada vez que recuerdo las caras de todos cuando les dimos la noticia el 1 de enero, justo tras las campanadas y las felicitaciones de año nuevo, no puedo evitar reírme. Obviamente que después de la fiesta de Navidad les hicimos saber que habíamos vuelto, pero de eso a casarse había un gran paso.

Todos se abalanzaron sobre nosotros cuestionándonos si era verdad o tan solo la primera broma del año y, cuando les juramos que era verdad y les enseñé el anillo, todos estallaron. June comenzó a llorar y nos dio cientos de besos en las mejillas, Matthew nos felicitó sonriendo como nunca y palmeó la espalda de Noah, haciéndole saber lo orgulloso que estaba de él, Rachel me agarró de las manos y comenzó a saltar mientras chillaba (vale, puede que las dos chillásemos en realidad), Bradd se tiró a los brazos de Noah y le dio las gracias por quitarme del medio (yo también te quiero, Bradd) y mi padre me abrazó emocionado hasta que se dirigió a Noah y le dijo algo al oído que no alcancé a escuchar y tras lo cual se dieron un abrazo que me dejó muda.

Si os digo la verdad, Noah y su padre habían planeado una fiesta íntima en un club de la playa en el que se suponía que me iba a pedir matrimonio así que allí nos dirigimos esa noche.

Noah y yo no pudimos dejar de mirarnos como los tontos enamorados que éramos y creo que no pasamos ni un segundo alejados del otro esa noche. Bailamos, bebimos y nos reímos con nuestra familia como si no hubiera un mañana y guardo pocos recuerdos tan bonitos como ese; como la forma en la que me mirabas aquella noche, como si fuera lo más bonito que habías visto en tu vida; como tu sonrisa con hoyuelos que me aclaraba que tu felicidad era plena y que de verdad querías pasar el resto de tu vida a mi lado; como la forma en la que me agarrabas de la cintura, como si no quisieras volver a soltarme nunca más... Pequeños detalles que me aseguraban aún más todo lo que sentías por mí, lo que sentíamos el uno por el otro...

Aquella noche antes de hacerlo me confesaste que tu padre te había ofrecido hacía una semana un puesto de trabajo en su empresa como el director de Recursos Humanos, un puesto al que podías acceder perfectamente gracias a tu título como psicólogo, pero que no te apasionaba tanto como el poder ayudar a niños problemáticos... y aún así aceptaste. "Acepté porque prefiero sacrificarlo todo con tal de salvar la vida que puedo llegar a tener contigo", me susurraste mientras me desnudabas lentamente, de forma tortuosa.

Puedo decir que por aquel entonces me dio miedo que sacrificara su trabajo ideal por mí y que cuando pasaran los años se arrepintiera... Era una idea que se me pasaba por la cabeza tan solo unos segundos cuando él cruzaba el umbral de nuestro apartamento al venir del trabajo. Pero, una vez llegué al altar aquel 12 de abril y le vi mirarme como si se hubiera pasado la vida entera buscándome..., me di cuenta de que lo único que necesitábamos era estar juntos, que el resto eran simples suplementos u obstáculos que podríamos disfrutar y superar juntos.

Nuestras vidas fueron perfectas durante mucho tiempo después de darnos el "sí, quiero", pero incomparables a cuando llegó el 27 de septiembre de aquel mismo año, a las tres de la tarde. Noah acababa de llegar del trabajo y yo llevaba quince minutos sentada en el sofá con los resultados de unos análisis que me había hecho hacía tres semanas porque hacía dos meses que no me encontraba muy bien...

- Hola, cariño - dijo antes de fijarte en mi cara. No despegaba la vista de esos papeles -. ¿Ocurre algo? - se preocupó y enseguida se puso de cunclillas delante de mí para que le mirase.

Cuando levanté la vista no pude hacer otra cosa que morderme el labio inferior, conteniendo una enorme sonrisa.

- Son los análisis que me hice hace poco - le tendí la hoja de papel.

- ¿Por qué no me dijiste que ibas hoy a por ellos? ¿Va algo mal? - no los hizo ni caso y, en lugar de cogerlos, me agarró la cara y me observó fijamente, buscando encontrar algún gesto que indicara que algo iba mal.

The Kissing Booth 2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora