Una semana ha pasado desde la última vez que hablé con Noah... Una semana intentando lograr hablar con él, sin éxito.
Cuando Lee y Rachel llegaron al día siguiente de nuestra discusión les conté lo que había pasado. En un principio, Lee quiso hablar con Noah para intentar arreglarlo pero le pedí que no lo hiciera. Eso era algo entre Noah y yo y si Lee llegaba a meterse le sentaría como una patada en el estómago.
Durante estos días Noah ha intentado estar el mínimo tiempo posible respirando el mismo aire que yo. Tan sólo le veía en el desayuno, en la comida y en la cena, si es que no se iba a comer a su cuarto. Y yo me sentía mal. Sabía que le había molestado que le hubiera ocultado aquello, era lo más normal, pero llegar hasta tanto... Y además de esa forma sus padres, Lee y Rachel se sentían incómodos. La tensión que se formaba cuando Noah y yo estábamos en la misma habitación podría cortarse con un cuchillo y aquello no era cómodo para nadie.
Lo único bueno fue que al parecer Noah no volvió a pegar a nadie desde que le detuvieron. Algunas tardes le veía en la playa y se notaba que voocaba su ira en el voleibol. Siempre iba a matar. Un remate tras otro.
Por su puesto, las noches felices de Rachel y Lee desaparecieron y en su lugar surgieron las noches de las confesiones de Rachel y Elle. Le hablé sobre lo culpable que me sentía por todo aquello y el miedo que tenía a que Noah jamás volviera a hablarme o que no volviéramos a ser amigos. No le confesé mis sentimientos hacia Noah porque no podía.
Ahora mismo tenía que olvidarlos y encerrarlos bajo llave.
Al parecer, esa noche Lee también habló con Noah.
La tensión que se sentía cada vez que Noah y yo nos cruzábamos o habitábamos el mismo espacio no fue menguando si no que se hizo aún más grande. Y hoy, una semana después, a Lee ni le permitía respirar. Y estalló.
- ¡Vale, ya está bien! - gritó en medio de todo el silencio.
Giré la cabeza hacia mi derecha para observarlo a mi lado. Se había levantado y estaba mirando firmemente a Noah.
- Lee, ¿qué...?
- Sabes a lo que me refiero, mamá - la interrumpió Lee -. Llevo una semana sin poder siquiera comer tranquilo por la cabezonería de tu hijo.
- ¿Perdona? - Noah se levantó, tensó -. ¿Insinúas qué tan solo es culpa mía esta situación, hermanito?
Duelo de miradas.
- ¡Ni siquiera quieres hablar con ella para intentar arreglarlo, Noah! ¡Esto ya se ha vuelto insoportable para todos! - dirigió su mirada a sus padres y a Rachel, buscando su aprobación.
June suspiró y Rachel me buscó con la mirada. Parecía estar a punto de entrar en un ataque nervioso.
- Lee, no te metas donde no te llaman... - advirtió Noah.
- Es que si es asunto mío. ¡Resulta que eres mi hermano y ella mi mejor amiga!
Noah chasqueó la lengua.
- Ese no es mi puto problema, Lee.
- ¡Tampoco es mi problema que no soportes estar con ella en la misma habitación pero tengo que aguantarlo! - Lee reconoció en voz alta el problema y escucharlo salir de sus labios me rompió un poquito más. Me mordí el labio inferior reteniendo por enésima vez las lágrimas que llevaba conteniendo durante estos seis días.
- Lee, para - susurré tras tragar saliva.
Pero no me escucharon.
- ¡Es el problema que suele surgir cuando tu ex novia te oculta algo así y luego tienes que verla porque da la casualidad de que vive en la misma casa que tú porque es la mejor amiga de tu hermano pequeño, quien, además, también te ocultó aquello! - Noah estalló.
- ¡Lo hice porque ella me lo pidió, Noah! ¡Ya te lo he dicho antes!
- Parar - susurré de nuevo, respirando de forma agitada.
- ¿Así que prefieres hacerla un favor a ella antes que contarle la verdad a tu hermano? ¡Genial, Lee, ya nos ha quedado claro a todos!
- ¡No seas tan extremista! ¡Para mí ella es como mi hermana y al menos ella intenta solucionarlo ahora, al contrario que tú que prefiere hacerse el enfadado!
- ¡¿Estás insinuando que estoy fingiendo para fastidiaros?! ¡¿Entre todo lo que puedes decir dices...?!
- ¡Callaros los dos de una vez! ¡Ya basta! - me levanté de la silla respirando de forma agitada. Ellos se callaron y lo único que se escuchaba era mi respiración regular y superficial.
Primero miré a Lee, que me miraba apenado. Me pedía perdón en silencio. Y después miré a Noah, estaba serio pero al menos se dignaba a mirarme. Nos mantuvimos la mirada un tiempo hasta que, de repente, se me nubló la vista y tuve que apoyar rápidamente una mano en la mesa para no caerme. Lee me agarró el otro brazo y yo mire hacía abajo, confusa.
- ¿Estás bien?
- Si. Estoy bien, Lee - asentí mientras le miraba aunque ni yo estaba segura sobre si estaba bien.
Él me soltó el brazo y entonces volví a mirar hacia la mesa, concretamente a Noah. Seguía serio pero sus ojos transmitían ¿confusión?, ¿preocupación?. Qué sé yo.
- Voy arriba. Necesito tumbarme un rato - dije a June sobándome la cabeza.
- ¿Tienes fiebre?
- Creo que no.
- Te acompaño arriba - dijo levantándose.
- No hace falta...
- No seas cabezota, Elle - me sonrió.
ESTÁS LEYENDO
The Kissing Booth 2
RomanceEs mi versión de lo que podría pasar después de que Noah se vaya a Harvard. Está más basada en el libro que en la película. _______________________________________ Han pasado unos meses desde que Noah se marchó a la universidad y Elle le echa much...