¿Acaso había destrozado toda la habitación donde me encontraba presa? Mis padres lo habían llamado de rabieta, era mayor de edad y tomaba mis decisiones, si mis decisiones me llevaban a la muerta junto a la persona que amo la aceptaba, abrazaba a la muerte en paz, con la conciencia tranquila de que hice todo lo posible por defender a los que amo.
-¿De verdad Lyssa? –hablo mi hermano entrando al cuarto y mirándome en el suelo entre plumas y telas rotas.
-Por favor Damien –le rogué luchando contra mis lágrimas, pero las hormonas de embarazada me estaban matando-, al menos sácame el collar... Quiero mis poderes al menos así puedo comunicarme con Klaus –me miraba con lastima, miraba a su hermanita rota en el piso, todo para supuestamente protegerla.
-No puedo –contesto acercándose y sentándose en el piso frente a mí, trato de arreglar mi despeinado pelo-, pero puedo hacer de intermediario.
-No confió en ti –le dije alejando su mano de mi-, sos el culpable número uno por el que estoy acá, accediste a ayudarlos.
-Larissa estoy cansado de este círculo sin fin en el que te hemos estado permitiendo vivir sin decir nada –contesto enojado levantándose. ¿Él se dignaba en enojarse?-. Nuestros padres están cansados de recibir por Maccio fetos en Rusia para ser enterrados en nuestra tierra y luego al tiempo recibirte destrozada por Klaus, están cansado Larissa y aun te permitían volver con él, porque te aman, pero no te van a permitir morir por él Lyssa.
-¿Si te dijeran que Anastasia está en peligro no arriesgarías tu vida? –le pregunte y claramente lo descoloque-. Porque recuerdo como nuestros padres te maldijeron de pies a cabeza –seguí hablándole mientras me levantaba-, cambiaste la historia por ella, creaste el mito de la princesa perdida. ¿Te parece justo que no me dejen salvar a Klaus?
-No sacaremos a relucir esta discusión nuevamente –hablo firme guardando las manos en su fino traje, tenía mucha similitud a Elijah y eso solo me hacía llorar más, necesitaba estar con ellos, ellos me necesitaban.
-Devuélvanme mis poderes al menos si no me dejan salir –pedí mirándolo con la mejor cara que me salía para comprarlo y que hiciera lo que yo quisiera-. Sabemos que no puedo romper el hechizo de limitación de papá –le comente acercándome a él y tomando el dije en mis manos-. Sé que podes sacármelo –seguí hablándolo y mirándolo a los ojos-, es solo un click y mis poderes al menos están de vuelta. Prometo alimentarme...
-Larissa –interrumpió mi madre ingresando a la habitación y mi hermano cayo en la realidad nuevamente, lo tomo del brazo y lo encamino hacia el pasillo-. La manipulación es algo que no te podemos quitar, pero con nosotros tus padres nunca han funcionado, me decepciona que trates de manipular a tu hermano.
-A mí me decepcionan ustedes encerrándome acá –le dije sonriendo y levantando mis brazos.
-Pronto entrara Maccio a limpiar este berrinche –me informo ignorando el hecho de que me tenían encerrada-, ya le dimos la orden de ignorar tu existencia mientras limpia, acá se termina tu manipulación.
-Ustedes me dijeron que toda elección era mía –hable mientras ella caminaba hacia la puerta-, eso me dijeron cuando había decidido en la edad que quería permanecer inmortal. Mi decisión es estar con ellos, tanto les cuesta aceptar mis decisiones.
-Respetamos a los aquelarres Larissa –se giró enojada-. El respeto a los ancestros está por sobre todo enamoramiento caprichoso que puedas tener.
No tengo ni idea cuantos días llevaba acá encerrada, pero me encontraba en una esquina sufriendo una gran agonía, porque al parecer mis padres de visiones futuristas olvidaron el hechizo sobre Klaus que había hecho.
Podía sentir como en estos momentos Klaus era atacado por una bruja, que la sangre en mi boca me decía que seguramente era Davina, pero ese dolor paso y estuve con calma otro tiempo, me volví a alimentar tanto con sangre como con comida humana.
Hasta que nuevamente atacaban a Klaus y esta agonía la sentía continuamente, en mi mente llevaba una hora y este dolor no se terminaba, era un infierno viviente, me encontraba sufriendo acá encerrada y mis carcelarios me ignoraban.
La puerta estaba cerrada, pero pude ver una pequeña sombra por debajo de ella, esos piecitos los conocía, era Anya.
-¿Anya? –pregunte abriendo la puerta, la niña de seis años se encontraba mirándome extrañada.
-Te ves horrible –soltó mirándome de pies a cabeza, agradecía su sinceridad, me corrí para permitirle entrar a la habitación.
-Disculpa el desorden –le dije mientras ella se sentaba en una nueva silla, dado que la anterior paso a mejor vida-. ¿Cómo has estado?
Anya había sido adoptada por mí cuando ella era una bebé, su madre había muerto en Praga por el ataque de un hombre lobo, ella era una bruja, alguien que supiera como controlar magia debía adoptarla, aparte me encontraba bastante mal por el haber roto con Klaus en ese momento y haber perdido a un bebé nuevamente, Anya había llegado a llenar ese lugar perfectamente.
-Bien –contesto moviendo sus patitas y señalo mi panza-. ¿Estas esperando un bebé de nuevo? ¿Puedo sentirlo?
-Claro, que si –le conteste y ella camino hacia mi estirando su mano y colocándola sobre mi vientre-. Anya. ¿Te puedo pedir algo?
-Claro que si –contesto ella sonriendo con su mano aun en mi vientre, tome sus manos entre las mías y me arrodillé frente a ella.
-¿Puedes intentar quitarme el collar utilizando tus poderes como te enseñe? –le pregunte mirándola a los ojos, sin buscar manipularla de por medio-. Si les tienes miedo a los abuelos y no quieres hacerlo está bien, te entiendo.
-Me ayudaste cuando bebé –me dijo mirándome a los ojos y sonriendo-, te lo tengo que devolver a si estamos a mano –mi hermana le había enseñado el favor por favor. ¿Dónde estaría Darya?
-Está bien entonces. ¿Pronta? –pregunte mirándola a lo que ella asintió y coloco sus manos sobre el collar, este comenzaba a sobrecalentarse en mi cuello-. Si te hace daño paras.
Bueno bueno... sexto día de cuarentena, espero que les este siendo leve, aunque para mi no tanto jajaja. Cuidenseeee...
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The True Originals-Klaus Mikaelson Y Tú
FanficSi conozco a los Mikaelson, los conoceré, Rebekah la tierna y leal amiga que eh conocido. Elijah, un hombre muy moralista, educado y es el cuñado que toda chica desearía tener. Antes eran más hermanos a los cuales conocí a todos y tenia aprecio, per...