Capítulo 117:

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-Y era mi mejor amigo –continúo diciendo Klaus-, vos lo mataste –señalo a la carcasa de quien había sido Elijah-, y te odio por eso.

-Klaus –lo llamé cuando vi que se empezaba a retorcer de dolor, el resto de hermanos también y lluvia empezaba a caer sobre nosotros-. Hope y Rina se están llevando el poder y no hay vuelta atrás–añadí cuando una ráfaga de viento no me permitió acercarme a Klaus.

-Es demasiado tarde –advirtió Rebekah con sus manos en el pecho mientras que unas bolas de color celeste metálico salían de sus pechos concentrándose en el centro entre ellos cuatro para después desaparecer y dejar inconsciente a los hermanos.

-Klaus –lo llamaba intentando despertarlo agachada a su lado mientras el huracán parecía haberse calmado-. ¡Marcel! –lo llame gritando.

-Rebekah –susurro mirándome y viendo a los hermanos desmayados, Klaus empezaba a reaccionar igual que el resto-. La llave de Elijah, la tengo.

-¿Cómo la encontraste? –pregunté mientras ayudaba a levantarse a Rebekah.

-Bueno, la llave de Kol estaba en "Como gusten" que le había regalado a Hope. Acto uno, tercera escena.

-"Ahora vamos contentos a la libertad, no al destierro" –recite de memoria Shakespeare.

-Ellas saben que no se pueden quedar acá, los están liberando –añadió Marcel asintiendo-. Rebekah, la puso en el collar que le diste, escondida en algún lugar seguro y secreto.

-Como cuando la escondí cuando era una bebé –recordó ella.

-Klaus encontró la suya en el libro que de alguna forma las reconfortaba –hablo Marcel mirándolo.

-Continua –le ordeno Klaus a mi lado.

-Elijah ha sido muchas cosas para mí a través de los años, después de arrancarme el corazón, todo lo que representas para mi es la muerte –dijo la verdad mirándolo a los ojos-, después de lo que le paso a Hayley, Hope te ve de la misma manera. Tu llave estaba en un ataúd, en el calabozo.

-Vamos –hable mirándolos mientras Marcel le entregaba su llave-. Acabemos con este laberinto de metáforas de nuestras hijas –Klaus unió nuestras manos y nos encaminamos hacia la puerta blanca donde cada uno abrió su candado.

Caminamos hacia delante, por el pasillo blanco con sus puertas del mismo color, claramente estábamos en la mente de Elijah porque al final del pasillo se encontraba la puerta roja.

-Maldita sea –hablo Kol a nuestras espaldas haciendo que nos detuviéramos, la puerta por donde habíamos entrado desapareció-. Ahora estamos en el laberinto mental de Elijah, de todos los infiernos que he visitado...

-La puerta –comento Elijah mirando hacia adelante con miedo a nuestro lado, con Klaus compartimos una mirada-. ¿Qué es esto? ¿La venganza de Hope? ¿Encarcelarme hasta que recupere todos mis recuerdos, obligándome a aceptar toda la responsabilidad de esto?

-Bueno, aunque me encante una cereza encima de un plan tengo que estar en otro lugar –dijo Kol señalando la puerta que tenía su inicial, Marcel imito su acción.

Con Rebekah y Klaus compartimos una mirada desde nuestras puertas al ver a Elijah luchando por abrir su puerta roja.

-Nik, no podemos dejarlo acá –hablo Rebekah cuando empezaba a abrir su puerta.

-Puede encontrar su propia salida –contesto mirándome mientras yo negaba.

-La promesa aún sigue en pie –le recordé mirándolos.

-Yo le hice una promesa a mi hermano, ese es el hombre que mató a la madre de Hope –lo señalo Klaus mirándome.

-Pensé lo mismo de vos una vez –confeso Rebekah caminando hacia nosotros-. ¿Te acordas de nuestra madre? ¿Antes de todo el alboroto? Porque yo si –añadió llegando a nuestro lado-. Recuerdo cuando ponía flores en mi trenza y me acuerdo cuando nos cantaba por la mañana y la asesinaste.

-¿Por qué sacas esto ahora? –la cuestiono Klaus.

-Todos somos capaces de hacer cosas horribles –conteste colocando mi mano sobre su brazo-, así como también somos capaces de perdonar Klaus.

-¡Es solo una puerta Elijah! ¡Abrila! –le grito Klaus a su hermano sin mirarlo-. Adelántense –nos dijo Klaus mientras me daba un beso-, vamos a estar detrás de ustedes, los dos.

Cuando crucé la puerta, desperté sobre un banco, Kol se acercó para ayudarme a pararme, estábamos en la iglesia, el cuerpo de Klaus y Elijah aún estaban sobre el piso inconscientes.

-Klaus –dije casi que corriendo hacia él cuando se sentó en el piso, lo ayude a levantarse.

Elijah aún estaba en el piso, con sus ojos abiertos que empezaban a llenarse de lágrimas, asumo que recordando a Hayley y el provocar su muerte, de pronto se sentó en el piso, parecía que estaba por entrar en alguna especie de crisis, se paró y empezó a negar con la cabeza mientras las lágrimas caían por su rostro, nos dio la espalda para derrumbarse sobre un banco donde empezó a llorar mientras gritaba de dolor, limpie mis lágrimas mientras caminaba hacia él.

-Vamos –escuche que Klaus ordeno al resto.

Me agache al lado de Elijah y sin dudarlo me abrazo mientras seguía llorando, ahora llorábamos los dos, todo este tiempo que había aguantado la compostura ante la pérdida de mi amiga, pero aun dolía.

Klaus apareció después de haberse ido, y se sentó en silencio a nuestro lado cuando paramos se llorar, yo estaba limpiando las lágrimas de mi cara.

-Acá hay suficiente para curar a Antoinette –le ofreció Klaus un frasco con su sangre, Elijah lo acepto sin dudarlo-. Si lo que deseas es olvidar tu pasado y construir un futuro con ella, entonces deberías ir a verla –dicho eso se levantó y me extendió su mano, yo la acepte, teníamos que ir a ver a las niñas.

-Niklaus, Larissa –nos llamó Elijah mientras nos retirábamos, frenamos y nos giramos para mirarlo, nos dio un leve asentimiento a modo de gracias, nosotros retomamos nuestro camino hacia el recinto.

Faltaba poco para que amaneciera, las calles estaban desiertas, el huracán Rina y Hope había azotado fuertemente a la ciudad, cuando llegamos al recinto el lugar permanecía en silencio.

Pasamos por sus cuartos y ambas estaban dormidas profundamente, era algo de esperarse después de toda la magia sin permiso que usaron, nos dirigimos hacia la oficina para hablar con Freya que se encontraba cerrando las ventanas para que no entrara ruido que pudiese molestarlas.

-Rina está bien, Hope también –empezó a defenderse Freya-. Sin fiebres, sin arrebatos mágicos –añadió refiriéndose a la última.

-Sí, acabamos de verlas –contesto Klaus aun con su cara de enojado mirando a su hermana-, prácticamente están en coma.

-Están dormidas –lo contradijo Freya-, se merecen el descanso. Deberían estar orgullosos de ellas, sus hijas acaban de salvar toda una ciudad y nadie sabrá darle las gracias por eso.

-Necesitamos un tiempo a solas –afirmé agarrando a Klaus de la mano para guiarlo a nuestra habitación donde nos serví un vaso cargado de bourbon a ambos.

-Siento que aún no me alcanzan las veces para decirte te amo –admitió Klaus aceptando el vaso y dándome un beso en el cuello.

-Por suerte tengo la eternidad para escucharte decírtelo –sonreí mirándolo, el mundo empezaba a sentirse más pesado ahora-. También te amo Klaus.

The True Originals-Klaus Mikaelson Y TúDonde viven las historias. Descúbrelo ahora