HELENA - CAPÍTULO 6

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Ahí estaba yo, mesa trece, sola, esperando al chico con el cual había compartido dos años de mi vida y que hacía menos de dos semanas le había encontrado en nuestra propia cama con una rubia operada.

La sangre me hervía en ese momento, quería verle y soltar todo lo que tenía que decirte. Tenía ganas de llorar de pura frustración.

De repente la puerta del bar se abrió y puso un pie dentro. Su pelo castaño peinado hacia arriba, su mandíbula marcada. Sus ojos casi negros y penetrantes me encontraron y Luis empezó a avanzar hacia mí.

-Hola-Se sentó de golpe y se lanzó a coger mis manos-. Helena, de verdad, perdóname. No sé qué pasó, de verdad, yo...

-Suéltame las putas manos-Le miré con desprecio mientras me deshacía de sus manos- ¿Qué coño tienes que decir? Te pillé y punto. Sabes perfectamente que no te voy a perdonar, no te lo mereces. Ahora mismo para mí, desde este momento, eres un completo desconocido para mí.

-Pero Helena...-Me levanté y él me agarró-Dame una oportunidad, por favor.

-No quiero que me hables, ni que me escribas. No me busques, no hagas nada. No somos nada Luis, te he dado ya demasiadas oportunidades y las has desaprovechado todas.

Se quedó mirándome unos segundos y después de volver a suplicar me soltó la mano sin mirarme.

-Lo siento, Luis-Le di un beso en la mejilla por compasión-. Adiós.

Lo dejé solo en aquel bar, en la mesa trece.

Cuando subí al piso Lucas había preparado la mesa.

-He pedido pizza-Me dijo con una sonrisa-.

Yo me acerqué a él y le abracé. No sabía cómo agradecerle todo.

Nos quedamos abrazados un buen rato, mis ganas de llorar volvieron, pero esta vez no las dejé salir. Seguía sin creerme aquella situación, ¿en qué momento había empezado a ser tan cercana a él?

Llamaron a la puerta e interrumpieron nuestro largo abrazo. Me dio un beso en la frente y se despegó de mí para ir corriendo a la puerta. Pagó y cerró.

-¡POR FIN!-Gritó levantando la pizza por encima de su cabeza- Me muero de hambre.

-No me puedo creer que tengas hambre.

-Tengo, tengo-Dejó la pizza en la mesa del salón y abrió la caja para coger un trozo que se metió con ansia en la boca-. Joder, como quema.

Fui a la cocina a por un poco de agua y me senté a su lado. Puse la tele mientras que Lucas intentaba comerse su trozo de pizza sin quemarse la boca, no lo consiguió. La tele se encendió con Hércules en la pantalla.

-¡HERCULES!-Gritamos los dos a la vez.

-¿Te gusta?-Me preguntó entusiasmado.

-¿Bromeas? ¡Es mi favorita de Disney!

-¡Y la mía!

Nos quedamos mirándonos con brillo en los ojos hasta que comenzamos a reírnos.

-Madre mía, parecemos niños pequeños...

Las carcajadas siguieron unos minutos más.

Dejamos a Hércules en la tele y comenzamos a comer. Eran solo las dos de la tarde, pero ya me había entrado el hambre; aunque estaba acostumbrada a comer tarde.

Terminamos casi a las cuatro y media. La película ya había terminado y yo ya me había acomodado en el sofá, me quedé dormida completamente.

De repente noté una presión en la frente, era Lucas dándome un beso. ¿Cuántos nos habíamos dado ya? Por lo menos más de diez.

-Me voy, vuelve a dormirte.

-Gracias-Dije casi sin fuerzas-.

Lucas me sonrió y cerré los ojos antes de verle salir por la puerta.

Me desperté a las siete de la tarde ya que alguien estaba llamando a mi puerta. Me levanté a regañadientes del sofá y avancé hacia la puerta peinándome como pude el pelo.

-¿Qué coño pasa?-Soltó María nada más abrir la puerta- O sea, que aparte de no venir a trabajar ¡¿cambias la cerradura?! ¡QUIERO UNA LLAVE!

Si hubiese estado bien en ese momento me habría reído y habría abrazado a mi amiga, pero no estaba bien. María me abrazó nada más ver que estaba a punto de llorar.

Le conté todo lo que había pasado ese día mientras ella me limpiaba las lágrimas.

-¿Y te arrepientes de haberle dicho todo eso? Porque no hay razón para que llores.

-¿Eres tonta? Claro que no me arrepiento, pero entiende que han sido dos años y duele, María.

-Ya bueno... Pero Helena, esto es lo mejor que has hecho, en serio. ¡Ya tienes más tiempo para mí!

Yo la abracé fuerte y ella me besó la cabeza, como la quería. Siempre estaba ahí cuando la necesitaba, y en ese momento, más que nunca, la necesitaba.

-¿Sabes? En realidad... El amor no existe.

-Eso ya lo sabía yo.

Mi móvil sonó, estaba encima de la mesa y María acercó la cabeza para mirar quien era.

-Es Lucas, qué tal estás-Cogió mi móvil y lo desbloqueó-. Como me gusta este chico, en serio.

-La verdad es que es muy bueno.

-Y anda que no está bueno-Dijo mirando su foto de perfil-. Madre mía, es que está muy bueno.

Yo me reí mientras ella seguía babeando. Se me ocurrió una idea.

-¿Le invito a cenar?

-¡Sí!-Se le abrieron los ojos como platos-¡Si, por dios!

-Pues dame el móvil.

Ella me lo dio sin rechistar. Abrí la conversación de Lucas.

<<Está María en mi casa. Compra un durum mixto sin cebolla, un kebab con todo y luego lo que tú quieras>>20:03

<<Ni me preguntas que tal ni nada, soy tu chacha por lo que parece>>20:14

<<No, sabes que no. Solo quiero cenar con vosotros hoy>>20:19

<<Vale, ahora voy>>20:19

-Ahora viene-Le dije tirando mi móvil hacia el otro sofá-.

María pegó un grito y comenzó a ponerse nerviosa. Se levantó de golpe del sofá mientras gritaba "me hago pis" a pleno pulmón por todo el piso. Yo solté una carcajada mirándola hasta que se metió corriendo y cerró la puerta. Gracias a ella estaba un poco más animada.

Lucas llegó a mi piso una hora después con la comida.

-¿Qué tal estás?-Me rodeó con su brazo-Espero que bien porque con esta compañía quién no lo estaría.

Miró a María directamente a los ojos y esta se puso roja.

-Lo digo por mí, eh. No te vengas arriba, preciosa-A María se le descompuso la cara-.

Nada más entrar ya había empezado a ligar con ella, pisando fuerte.

La cena transcurrió casi de la misma manera. Lucas lanzando fichas a María y está recogiéndolas encantada aun sin saber que contestar, ella aceptaba sus bromas y piropos encantada.

Yo a su vez me reía de la situación, entre los dos habían conseguido animarme. A pesar de que Lucas había aparecido en mi vida hacía muy poco tiempo, lo había hecho justo en el momento idóneo.

A las doce en punto exactamente María se levantó del sofá y dijo que se marchaba a casa.

-Espera, yo también me voy-Lucas me dio un beso en la mejilla y se levantó-.

-Muchas gracias por venir-Les sonreí cálidamente a los dos-.

-No seas tonta, anda-María abrió la puerta-. Me llevo una llave, adiós.

Lucas me sonrió y salió por la puerta tras maría. Al segundo de que se fueran me sentí sola.

El amor no existeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora