Oí un golpe seco y no volví a escuchar a Helena.
-Qué coño le has hecho maldito cabrón -apreté el móvil tanto que oí un chasquido-.
-Solo la he puesto a dormir un rato, no te preocupes.
-Hijo de puta ¿dónde coño estás? -Rubén se reía detrás del teléfono sin responderme- Te juro que como te encuentre vas a lamentar todo esto.
-Lamenta tú haber provocado esto. Siempre las novias por delante, nunca cambiarás, ¿eh? -se me heló la sangre- ¡Ah! Y antes de que cuelgue, felicidades por María, increíble en la cama.
Rubén colgó y yo me quedé paralizado en la cocina. No sabía qué hacer, qué pensar, dónde buscar, no sabía nada. Sin pensarlo di un puñetazo a la pared y grité de rabia.
-¿Qué te pasa? -María salió en ese momento de la habitación- Ha sido Helena otra vez, ¿verdad? Yo es que todavía no me puedo creer lo que te ha hecho.
Yo la miraba sin decir nada, cuanto más hablaba, más rabia me entraba. Cada vez se acercaba más.
-No sé cómo sigues buscándola, mi amor...
-¿Rubén es bueno en la cama? -solté de golpe, María se quedó quieta en el sitio con la cara contraída- ¿Mejor que yo?
No decía nada. Avancé hacia ella con rabia, María no se movió ni un milímetro intentando hacerse la valiente.
-Vete de aquí ahora mismo -le dije juntando casi mi frente con la suya-, vete. No quiero volver a verte en mi vida.
Sin decir una palabra María recogió sus cosas y se marchó de mi casa para siempre.
Me senté en el sofá todavía histérico y con la cabeza hecha un lio. Impulsado por el pánico llamé a Stefan.
-¿La has encontrado? -nada más oír aquella voz tan familiar las lágrimas salieron desbocadas- ¿Lucas?
-Por favor, ven -dije entre sollozos-.
Stefan colgó el teléfono sin despedirse y yo me tumbé boca abajo con la cabeza entre las almohadas; estaba tan perdido en aquel momento que no pensé en que era la primera vez que lloraba en muchos años.
Stefano abrió sin llamar, yo aún seguía llorando. Me llamó mil veces, repetía mi nombre, me zarandeaba e incluso me levantó del sofá, pero yo estaba tan aturdido y asustado que ni si quiera le veía. De repente, la mejilla derecha comenzó a escocerme y dejé de llorar casi en el acto.
-¡HAZ EL FAVOR DE CONTESTARME!
Lo mire a los ojos y solo podía ver miedo en ellos, Stefan estaba igual de asustado que yo.
-Lucas, por favor, cuéntame lo que ha pasado.
Esperó paciente a que me calmase. Le conté la conversación palabra por palabra, le describí aquel golpe seco que me había helado por completo y le dije como había echado a María de mi casa. Al recordar todo de nuevo la rabia y el miedo volvieron a mi como un rayo, menos mal que esta vez estaba Stefan a mi lado.
-¿Siempre las novias por delante? ¿A quién se refiere? ¿Celia? -yo asentí- ¿Por eso dejasteis de llevaros tan bien? ¿Por qué la preferías a ella antes que a él?
-No es tan simple...
-Entonces, explícamelo.
Cogí aire antes de comenzar, aquella experiencia no me apetecía recordarla.
-Bueno, ella empezó a hablar mucho con Rubén, tonteaban, se reían, todas esas cosas; pero un día empecé a notar miradas, de esas que te dicen "yo te quiero a ti".
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El amor no existe
RomanceLa gente dice que cuando se cierra una puerta se abre otra. Y Helena abrió la suya sin mirar. Un clavo saca a otro clavo, según Lucas. Y Stefan no mira nunca de donde viene, sino a donde va. Helena, Lucas y Stefan verán sus vidas entrelazadas, crear...