Entré en mi casa con la culpa colgada a la espalda. Me dejé caer en el sofá con la mente en blanco. ¿Qué había pasado hacia unas horas? Por mucho que lo intentaba no podía apartar a Lucas como por arte de magia, ojalá existiera algo para olvidarlo.
Mi móvil sonó en ese instante y miré la pantalla, al parecer, si existía algo que podría ayudarme a olvidar. Stefan había aparecido en el momento oportuno.
<<¿Te apetece hacer algo? Acabo de salir de trabajar ¿dónde estás?>> Stefan 19:58
<<Me apetece hacer algo diferente que no sea estar en casa. Estoy en mi piso>> Helena 19:59
<<Vístete y sal a la calle, estoy llegando>> Stefan20:00
Madre mía, ya estaba viniendo. Salí corriendo hacia la habitación y me puse lo primero que pillé: unos vaqueros, unas botas negras y una camiseta ancha de licra negra. Cogí mi bolso y, tras meter todo lo necesario, salí corriendo.
Nada más salir a la calle ya estaba él con una camiseta verde y unas gafas que le quedaban perfectas ¡que guapo era!
-Qué guapo estás.
Stefan dio un paso hacia mí y me cogió por los muslos para levantarme del suelo.
-¡Stefan! -me agarré a sus hombros asustada- ¡Que me caigo!
El me miró con una sonrisa mientras me dejaba en el suelo y me besaba los labios. Lucas apareció en mi cabeza unos segundos, haciéndome sentir horriblemente mal, pero Stefan volvió a besarme y todos los males se me pasaron. Stefan me gustaba.
-¿A dónde vamos, princesa?
-¿En serio me acabas de llamar princesa? No lo hagas.
-Vale, vale, pero ¿a dónde vamos?
Esperé hasta que los dos estuviésemos sentados en el coche para contestarle.
-Podríamos ir al cine.
Stefan sacó su móvil del bolsillo y me lo entregó.
-Busca en internet la cartelera de hoy.
Yo me puse a mirar a la vez que él arrancaba su coche.
-Hay una de acción que tenía muchas ganas de ver. Empieza a las diez y cuarto, llegamos perfectamente.
-¿Te gustan las de acción?
-Sí, me encantan -le sonreí y él de repente se puso rojo-.
Seguimos en silencio un rato en el que solamente podía pensar en Lucas y sentirme sucia, aunque oficialmente no estaba saliendo con Stefan ni nada parecido; simplemente quedábamos y pasábamos muy buenos ratos juntos. Le miré de reojo un par de veces a la vez que Lucas se esfumaba. En una de esas miradas no pude evitar la tentación de acariciar su barba, que ya empezaba a ser una señora barba en vez de aquella de tres días que solía dejarse, le quedaba perfecta. Me miró de reojo con una sonrisa y pude ver aquellos ojos verdes con claridad, se me aceleró un poquito el corazón. Stefan me gustaba.
Me puso una mano en el muslo y el corazón volvió a acelerarse. Stefan me gustaba. Pero Lucas me gustaba más.
Puse mi mano sobre la suya un rato hasta que me la cogió, se la acercó a la boca y la besó. "Esto me lo hace Lucas" pensé inconscientemente. Lucas volvía a aparecer una vez más, pero solo con mirar mi mano entrelazada con la de Stefan conseguí que desapareciera, otra vez.
Llegamos a un centro comercial casi en la otra punta de la ciudad y nada más entrar en el edificio un grupo de chicas comenzaron a mirarnos.
-¡Es Helena Ibáñez! -dijo la más rubia de las cuatro- ¡Venid! Voy a pedirle una foto.
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El amor no existe
RomanceLa gente dice que cuando se cierra una puerta se abre otra. Y Helena abrió la suya sin mirar. Un clavo saca a otro clavo, según Lucas. Y Stefan no mira nunca de donde viene, sino a donde va. Helena, Lucas y Stefan verán sus vidas entrelazadas, crear...