HELENA - CAPÍTULO 5

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Llamé a Marta por la mañana, no tenía fuerza de ir a trabajar.

<<Buenos días, ¿estás mejor?>>Lucas 7:55

<<No mucho, no pienso ir a trabajar>>Helena 7:58

<<¿Y qué tienes pensado hacer?>>Lucas 7:59

<<Cambiar la cerradura de mi piso, Luis tiene todavía sus llaves>>Helena 7:59

<<Pues estás de suerte, ahora voy y te lo cambio yo. Hoy es mi día libre>>Lucas 8:01

<<¿En serio? Muchas gracias, no me apetecía salir de casa>>Helena 8:01

Ya habían pasado un par de días desde aquel encontronazo con Luis en el Burger King y la verdad es que tenía ganas de ver a Lucas desde que me había levantado. Me relajaba tanto estar con él, estaba empezando a cogerle cariño.

A la hora Lucas comenzó a mandarme fotos de cerraduras.

<<Me gusta la tercera>>Helena 9:05

No me contestó.

A los veinte minutos apareció en mi puerta con la cerradura que me gustaba y una caja de herramientas.

-¿De verdad sabes cambiarlo?

-Ni hola, ni mierdas-Dijo divertido mientras me daba un beso en la mejilla-.

Lucas me sonrió y sin decir nada se puso manos a la obra.

-¿Quieres algo? ¿Un café?

-Un café no, que encenderás el infierno de cafetera que tienes y me destrozarás los tímpanos.

-¿Entonces?

-¿Tienes algún bollo?

-Tengo ensaimadas.

Se le iluminó tanto la cara que casi me deslumbra.

-Tráeme tres, por favor.

-¡¿Tres?! Madre mía...

Lucas siguió trabajando y yo le traje las ensaimadas. Me senté en el sofá en silencio y me quedé mirándole. La camiseta de manga corta de color blanco le marcaba los músculos de la espalda en tensión, sus brazos fuertes estaban llenos de venas, al igual que sus manos grandes. El pantalón de chándal negro le marcaba de tal manera el trasero que si me quedaba un rato más mirándolo me empezarían a entrar calores. Llevaba unas AirMax blancas preciosas.

Su pelo rubio le tapaba la frente y él, repetidas veces, se lo echaba hacia atrás. Era la primera vez que le veía con el pelo sin peinar hacia arriba y le quedaba realmente bien. Su corte de pelo le hacía todavía más atractivo de lo que ya era.

Tenía que dejar de mirarle ya que su belleza empezaba a abrumarme.

-Me voy al baño-Dije levantándome rápidamente-.

Lucas ni siquiera me miró, seguía poniendo la cerradura y parecía entretenerse.

Encendí el agua caliente y me metí en la ducha. Estuve dentro como un cuarto de hora.

Cuando salí solo quedaba una toalla, el albornoz estaba lavándose. Me sequé como pude con ella, y cuando estaba con la pierna subida en el váter secándola con la toalla, la puerta del baño se abrió.

-Oye Helena que...-Lucas se quedó mirándome con la boca abierta-.

-¡Lucas!-Me tapé como pude con la toalla-¡Cierra!

Cerró la puerta corriendo y todo se quedó en silencio unos segundos.

-¡Perdón!

-¿Qué querías?-Dije asomando la cabeza por la puerta.

El amor no existeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora