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Narra Jimin.

Hoy tendríamos que haber vuelto a casa —o estar en camino hacia casa—, pero decidimos quedarnos un día mas aquí para disfrutar del hermoso clima, y mañana volveríamos a casa.

Mañana volveríamos a Seúl, y hoy tengo un turno para una peluquería de aquí de Busan para cambiar mí cole de cabello. Seo no sabía que iba a cambiar de rubio al azul.

Desperté temprano a Yoongi para que me acompañara, él, de mal humor, terminó aceptando a cambio de que le compre el desayuno.

En este momento, me encontraba explicándole a la chica, que era la encargada de teñir mi pelo, lo que quería que hiciera con él. Me dijo que tomará, al menos, dos horas hasta que el azul se aplique bien al rubio.

Empezó a aplicar la pintura sobre mi cabello. Ella había dicho que necesitaba un rubio casi blanco para, después, poner la tintura de color azul. Yoongi estaba sentado al lado mío, mirando su celular, aburrido. Él no se haría nada en el cabello, solo estaba aquí para acompañarme. Empezó a quejarse de que por qué estaba a aquí si ni siquiera hablamos o por qué no le daban un café para despertarse porque se sentía muy cansado. Para que se calmara y no quedara de mal humor, empezamos a hablar sobre la reacción de Seo al verme con el pelo de otro color.

—¿Crees que le gustará?— le pregunté. La chica ya casi terminaba de aplicar la tintura rubia.

—No, saldrá corriendo al verte así— respondió Yoongi, con sarcasmo.

—Gracias por tu apoyo— le agradecí, sarcasticamente. Cuando él sonrió y volvió su mirada a su teléfono, yo giré mis ojos.

—Para eso me tienes aquí, te estoy acompañando— dijo, encogiéndose de hombros.

Luego de esperar una hora, me lavaron el cabello para aplicarme la tintura azul. Ahora, me quedaba esperar otra hora más hasta que esto termine.

Narra Seoyeon.

Jimin me había dicho que iba comprar algo con Yoongi antes de irse, pero se estaban tardando más de lo normal, así que le mandé un mensaje a Yoongi y él me respondió que no me diría nada de lo que estaban haciendo.

En este momento, estaba con los chicos en la playa, disfrutando del último día aquí en Busan. Estaba haciendo una de las coreografías de Tik Tok con mi celular, hasta que mis amigos se acercaron.

—¿Por que pareces una loca moviendo tu brazos?— me preguntó Jin, con su ceño fruncido.

—No parezco una loca, estoy haciendo un Tik Tok— le respondí, mostrándole la cámara.

—¿Como se hace eso que estabas haciendo?— me preguntó Hoseok.

Estuve un rato largo explicándole a los chicos como hacer la coreografia de Tik Tok mas reciente y popular: renegade.

Una vez que les salió y se lo aprendieron, lo grabamos. Mientras estabamos frente a la cámara de mi celular grabando, sentí como alguien corría hacía mi —la canción no había terminado—, me abrazó por la cintura y me besó la mejilla. Era Jimin con otro color de pelo. Me llevé las manos a la boca, sorprendida.

—¿Que te hiciste?— le pregunté, con mis ojos bien abiertos.

—Me teñi, ¿te gusta?— sonrió, peinando su cabello para atrás.

El audio del Tik Tok terminó mostrando mi reacción y a los chicos terminando de hacer la coreografía, con unas grandes sonrisas en sus rostros.

—Claro que sí— respondí, tocando su cabello —¿Cómo?— pregunté.

—Saqué un turno en una peluquería que esta cerca de aquí— respondió.

—Te queda muy bien— le dije, sin dejar de tocar su cabello.

—¿Que estaban haciendo?— preguntó, mirando la pantalla de mi celular.

—Les estaba enseñando a los chicos a hacer un tik tok— le expliqué y Jimin empezó a reír.

(...)

Ya era de noche y yo estaba preparando mis cosas para el día de mañana, que sí volveríamos a Seúl. En el bolso de mano, me acordé que había traido cremas y mascarillas para Jimin y para mi. Que pena que no me acordé antes, las podría haber utilizado.

—Bebé— lo llamé, con los productos en mano y una sonrisa en mí rostro.

—¿Que?— me miró, dejando de lado su celular.

—Me prometiste que nos ibamos a poner mascarillas— le recordé, con las cejas alzadas, sin dejar de sonreír.

—Esta bien— dijo.

Jimin se sentó en el borde de la cama y yo me senté en sus piernas, una pierna a cada lado de su cadera. Le coloqué una vincha elástica en su cabeza y empecé a desparramar la mascarilla. Era un poco difícil de hacerlo, él movía un poco la cabeza y me hacía cosquillas en la costilla. Esto provocó que casi me ensuciara mí camiseta. Luego, Jimin quiso aplicarme la mascarilla, entonces yo me senté en la cama y él se sentó en mi regazo. Jimin era flaco y tenía un cuerpo hermoso, pero yo no podía sostener tanto tiempo. No tenía brazos tan fuertes como los suyos.

—Jimin, pesas un poco— dije.

—Ya casi termino— me avisó, terminando de poner el producto en mi mejilla. Me dio un besó en los labios y se levantó de encima mio.

—Ahora si puedo respirar— exageré, tomando aire.

—¡Eres una exagerada!— exclamó Jimin, riendo.

—Sí, porque tu no pesas nada, en realidad— comenté, sarcásticamente.

—Obvio, mira este cuerpo— sonrió. Levantó su remera dejándome ver su marcado abdomen.

—¡Basta!— exclamé, con las mejillas sonrojadas.

—Me encanta verte sonrojada, amor— se acercó a mi y besó mi mejilla roja.

Luego de esperar treinta minutos a que la mascarilla se seque, nos la sacamos y nos aplicamos la crema para hidratar nuestra piel —mas de lo que estaba—.

Editado: 06/06/2021.

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