Nada se irá por la borda.

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Cuando llegamos a casa, me sentí aun más calmada, sentir el aroma a hogar me hacía sentir mejor. Dylan bajó emocionado, al instante de verme me abrazó con fuerza.

-Hola, enana ¿Cómo estás? ¿Cómo te sientes? ¿Quieres que te golpee con fuerza? No vuelvas a hacerme esto, no ves que me pones mal. Oh cuanto te amo, hermana-exclamó Dylan moviéndome de un lado a otro.

-Estoy bien, no exageres-contesté aferrándome a èl-Ya estoy en casa, bobo.

-¿Estas mejor?-preguntó tomándome de las mejillas viéndome fijamente.

-Estoy mejor, Dylan-volví a responder.

-Hijo deja que tu hermana descanse un poco-dijo mi madre saliendo de la cocina, llevaba un delantal.

-¿Estas cocinando?-pregunté sorprendida.

-Si, Megg ¿No hueles?-olfatee como un perro y un olor a lasaña y a patatas chocó con mis fosas nasales.

-Voy a…-volví a inhalar-voy a bañarme y bajaré a comer, no tardo-dije subiendo las escaleras. Cuando llegué a la habitación lo primero que hice fue quitarme la camisa para luego arrepentirme.

-Lindo cuerpo, novia-dijo Harry cerrando la puerta, apoyándose contra ella. Yo agarré la camisa e hice el esfuerzo de taparme.

-¿Por qué no me dijiste que estabas ahí?

-Porque no vería algo que no hubiese visto antes-respondió acercándose a mí.

-Eso no implica el que-respondí, èl pasó sus manos por mi cadera, acercándose a mí.

-Lo sé-sus manos quitaron la camisa, dejándome en sujetador.

-Harry-susurré.

-Dime-respondió del mismo esta vez besando mi cuello.

-No podemos hacer esto-hablé dándole más acceso a mi cuello, èl asintió. Haciendo camino hacia mis labios. Nuestros labios se fundieron entre sí, al igual que nuestras lenguas, unas de sus manos me acercaron más a su cuerpo, terminando esa pequeña distancia que nos separaba. Mis manos se fueron a su cuello, y la de èl a unas de mis piernas alzándome, dejando mis piernas aferradas a su cintura. Èl caminó un poco más, cayendo los dos en la cama, dejándome abajo, mientras que sus labios recorría cada parte de mi rostro, bajando a mi cuello, clavículas. Esta vez hice el esfuerzo de mantenerme en calma. No iba a mentir que mis sentidos estaban siendo descontrolados, mis latidos estaban acelerados. Mi respiración era entrecortada, haciendo que me costara respirar. Pero si quería esto tendría que superarlo. Respiré profundamente, cerré los ojos y me concentré en los labios de Harry, hasta que sentí sus manos subir por mis caderas, abrí mis ojos y lo miré, èl me miraba precavido, como no dije nada, siguió con sus manos, llegando a la costura del sujetador, yo volví a cerrar mis ojos concentrándome  más que antes.

-¿Quieres que me detenga?-preguntó. Lo pensé por un minuto ¿Quería que se detuviera? Yo negué lentamente con la cabeza, èl pasó una mano por mi mejilla haciéndome abrir los ojos.

-Mírame-susurró-Podemos dejarlo para después, no quiero que te sientas obligada…-hizo una pausa sonriendo para luego morder sus labios-contigo puedo esperar el tiempo que sea ¿Lo sabes, verdad?-yo asentí amándolo de nuevo.

-Confío en ti-èl volvió a sonreír para terminar en mis labios, sus manos se quedaron en mi cuello. Luego de una guerra de besos, sus manos volvieron a su objetivo. El sujetador. Èl fue bajando sus manos hasta llegar a mis senos, quedándose ahí, haciendo que me tomara un poco de tiempo poder controlarme, tanto por mi ataque como para mis hormonas. Harry no dejaba de verme, sus manos temblaban pero a la vez eran firmes. Èl apretó suavemente haciendo que mi cuerpo sintiera una ola de calor, sus manos volvieron al acción, yendo hacia mi espalda. Donde se encontraron con el broche del sujetador, sus movimientos eran inseguros y precavidos. Èl me miró y yo me mordí los labios. Demonios quería absolutamente esto, pero como infiernos me costaba, èl desabrochó el sujetador haciendo que se aflojara. Lentamente fue bajando el sujetador, dejándome desnuda en la parte de arriba, observándome.

-Deja de verme así-dije entrecortado, èl se mordió el labio y fue directo a mis labios, devorándolos. Haciendo que su torso cálido y perfecto rozara con mis pechos. Sin darme cuenta, siento sus manos sobre ellos, sujetándolos, apretándolos, jugando con ellos. Haciendo que todo a mí alrededor se hiciera más denso. Más complicado. Más placentero. Más de todo. Dejó mis labios para ir a mis pechos. Haciendo las cosas fantásticamente peores. Al sentir sus labios, mis caderas se arquearon tocando partes débiles, tanto mías como suyas, causando euforia a nuestro alrededor. Èl gimió dejando caer su cabeza en mi cuello. Puse mis manos en su nuca, comenzado una clase de respiraciones entrecortadas. Èl me miró y plantó un casto beso en mis labios.

-Te amo, Meggane…-hizo una pausa viéndome fijamente-Tal vez nuestra relación esta guindando en una cuerda muy floja y débil, tal vez esto no llegue a ningún lado, tal vez nosotros no... No terminemos juntos, Meggane, pero nena haré lo posible para mantenerte a mi lado, te amo y eso es lo que sé, tú me haces feliz ¿Sabes? Y no lo digo por esto, lo digo porque realmente es lo que siento, cuando te veo lo único que quiero es mantenerte aquí entre mis brazos, aferrándote a mí para mantenerte a mi lado para siempre, como si eso fuese posible, sabemos que llegará el momento en el que tenga que irme, pero quiero que sepas que lo que estamos teniendo es real, no voy a echar esto por la borda, he deseado este momento desde que éramos niños ¿Sabes?-sonrió-Mientras que te tenga entre is brazos, no te dejaré ir-su voz ronca y rasposa se deslizaron por mis oídos, haciéndome tan feliz de escucharlo. Mi corazón latía fuerte y podía asegurar, estaba realmente muy segura que no era por mis ataques.

-Te amo, Harry Edward Styles Cox-dije arrastrando las palabras mientras que sonreía.

-Creo que nos esperan abajo-susurró mientras que volvía  a mi cuello. Mi mano acariciaba su suave cabello, mientras que su relajante respiración se deslizaba por mi cuello.

-Hasta que aparecen-habló mi hermano cuando Harry y yo bajamos a comer.

-¿Qué estaban haciendo?-preguntó mi madre colocando los platos en el desayunador, Harry y yo nos sentamos.

-Estábamos hablando-dije sin ver a mi madre.

-¿De qué?-preguntó Dylan desde el sofá.

-De nosotros, del futuro, de todo-agregó Harry mientras que yo me metía un bocado en mi boca.

-¿Y en que quedaron?-volvió a preguntar mi madre colocándose frente a nosotros. Harry me miró.

-Intentarlo, hemos esperado esto por un largo tiempo y vamos a hacer cualquier cosa para  llevar esto hacia adelante-respondí.

-A pesar de todo, es lo que queremos, yo la amo y no voy a desperdiciar esto.

-Ustedes son tan empalagosos-se quejó Dylan haciendo reír a mi madre.

-Se aman cariño, es amor no empalagamiento.

-respondió mi madre, al ver que Dylan ponía mala cara. Harry y yo terminamos de comer, uniendonos a Dylan quien veía Pesadilla en la calle Elm. Al darme cuenta la película se fue tornando oscura dándole comienzo a un profundo sueño.

All the love that I have.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora