Sobrevivir

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Para algunos, el haber sobrevivido a la guerra mágica, involucraba una nueva oportunidad de vida, una nueva opción para cambiar las cosas. Pero para él era un castigo. Había terminado su trabajo, ¿qué propósito tendría el seguir viviendo? ¿Qué motivos habría tenido la persona que lo había salvado de las dulces manos de la muerte? Estaba enojado con todos, postrado en esa cama, en San Mungo, con una venda en el cuello que tapaban las mordeduras que Nagini había hecho. Heridas que estaban cicatrizando. Miraba con desprecio el cielo azul que veía por la ventana. Quería irse en ese mismo momento. Pero según los Medimago, se tendría que quedar una semana completa ahora que había despertado, para que el veneno que le estaban sacando terminara de hacer efecto con la circulación de su sangre y varias pociones.

Apenas se lo dijeron, lo miró con un odio y un asco inmenso al muchacho que estaba frente a su camilla indicándole los procedimientos que se llevarían a cabo.

No tenía nada, ni a nadie para poder seguir allí, con vida. No tenía amigos, no tenía familia. Siquiera tenía ahora a Dumbledore, y de por sí, seguramente estaba juzgado como mortífago, por lo que cuando saliera de ese lugar, debería tener que ir a hacer declaraciones o algo por el estilo si no quería ir a Azkaban. Aunque la idea de morir a manos de Dementores no le parecía tan mala después de todo. Solo le quedaba volver a dormir. A pesar de no estar cansado, allí se encontraba, a manos de Morfeo...

La joven bruja estaba en la habitación del frente, estaba allí con Harry Potter y Ron Weasley buscando a las personas que habían participado en la guerra. Hermione se encontraba un poco más dispersa que sus amigos, se sentía triste... pues hacía poco había descubierto que el ministerio todavía no encontraba a sus padres... Sentía un vacío... Por lo que decidió salir de la gran sala con varias camillas y varios pacientes conocidos, para ir a buscar un café.

La despensa estaba frente a la recepción. Mientras esperaba que el café se cargara en un vaso, escuchó cuando un Medimago hablaba con una recepcionista que estaba allí.

-El paciente Snape ya tiene asignado su plan. Esta es la dieta que debe seguir en la siguiente semana y el descanso. Tengan cuidado, se ve que es un hombre algo huraño, no te pongas mal cuando te diga algo sarcástico, se ve que es frío. Ah, debo irme, la paciente de la sala siente ya despertó.

Hermione casi tiraba el café, ¿había escuchado bien? ¿El profesor Snape? Pero... lo había visto morir... ¿o no? La joven volteó hacia la receptación para ver la planilla que el Medimago había dejando... miró el número de habitación y se dio cuenta que era la que estaba frente a la que siempre estuvo. ¿Qué estupidez cometería? Pero ahí se encontraba, preguntándole a la recepcionista.

-Disculpe, la habitación B1, ¿Está en horario de visita?- La muchacha de anteojos levantó la vista de unos cuadernos que no dejaban de pasar sus hojas solas. Esta la observó a los ojos y le respondió.

-Sí señorita, pero por lo que me informó el Medimago, el paciente que ahí se encuentra no es fácil de tratar... Despertó ayer de un coma de tres semanas...- Hermione solo asintió y le dio las gracias a la muchacha. Partiendo de nuevo por donde vino.

Se quedó en medio del pasillo, mirando ambas puertas... sus piernas estaban indecisas... Pero volteó hacia la habitación B1 y golpeó la puerta... nadie respondió. Por lo que solamente entre abrió la puerta y miró el interior de la sala. Era mucho más chica que la del frente y el medio de esta solo había una camilla, y en esa camilla se encontraba su ex Profesor de pociones, mirando hacia la ventana...

-Señor...- Por un momento, el hombre pensó que estaba teniendo un mal sueño en donde escuchaba la voz de Granger, cerró los ojos negando la pesadilla y no se mosqueó, siguió mirando la ventana con desprecio.- ¿Señor, está despierto?- La joven terminó por meter todo su cuerpo en la sala, y Snape no pudo seguir pensando que estaba teniendo una pesadilla. Volteó lentamente hacia la puerta y la vio allí parada, tenía en las manos un vaso con café. Ella tenía en los ojos tanta sorpresa como Snape, solo que este siempre parecía neutro.

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