"Recuerde las reglas, Granger"

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Dos semanas habían pasado desde que Hermione y Severus habían tenido ese almuerzo en su despacho, y las cosas seguían más o menos iguales. Tal vez de vez en cuando, Hermione incitaba a Snape a almorzar o tomar el té. La mayor de las veces, el hombre accedía a regaña dientes. Y cuando ella llegaba, intentaba prestarle lo menos de atención posible. Hermione negaba interiormente, viendo lo que intentaba. Y a decir verdad, no estaba funcionando. Era otro truco de Snape para alejarse.

Pero resultaba que Severus cada vez se quedaba con menos tiempo libre, el nuevo ayudante que tenía no le servía. Y el trabajo de corregir cada vez se le hacía más extenso y cada día perdía más la paciencia con Sala. Hasta que un día se le acabó.

A plena hora del almuerzo, Hermione estaba llegando de la cabaña de Hagrid con él. Ambos venían hablando de que el trabajo de ese día le había resultado excepcionalmente interesante a la castaña. Hagrid estaba complacido. Pues veía que a menudo se aburría con él. No tenían muchos ensayos que corregir y la parte práctica los alumnos la hacían solos. Hagrid cada vez llevaba mejor la materia.

Llegando al castillo, Snape estaba hablando con Mcgonagall y a su lado estaba Sala. Hermione se preocupó y lentamente con Hagrid se acercaron discretamente.

-Mcgonagall, este muchacho no puede cumplir con simples tareas comunes. No puedo tenerlo como un alumno más. No debería estar atento a él también. Me niego a seguir teniendo su tutoría.

-Yo no quiero seguir estando bajo su tutela tampoco profesora, el profesor Snape y yo no llegamos a trabajar como se debería y es verdad, no le sirvo de ayuda, ¡Porque no entiendo nada sobre pociones! Por favor.- Snape lo miró de soslayo más que complacido cuando dijo el muchacho lo que dijo, era un punto a su favor para por fin no tenerlo más y estar en paz.

-Lamento oírlo, pero me temo que seguirán trabajando juntos. Pociones no se puede quedar sin un alumno en tutelaje y Sala no se puede quedar sin tutor.- Hagrid miraba a Hermione y veía como se preocupaba por la situación y luego de dos minutos de pensarlo. Se acercó a los profesores y habló.

-Profesora Mcgonagall. Creo que tengo la solución al problema.- Los profesores miraron confundidos a Hagrid y este a su vez miró a la castaña. Que salió al patio.- Mi pequeña Hermione es la bruja más inteligente que conozco... Y en verdad, veo como con mis trabajos a veces se aburre... Ella necesita retos para completar... Y conmigo no los tiene... Propongo que Sala vuelva bajo mi tutela y que... Si la señorita Granger y Snape aceptan.... Vuelvan a trabajar juntos.- Hermione sonrió a Hagrid. El corazón de este era tan grande... Snape también la miró esperando una respuesta de su parte, eso complicaría el plan de Snape, pero si era verdad que trabajaba mejor con Granger que con cualquier otro alumno.

Internamente Hermione sonreía consternada. ¿Obviamente que iba aceptar? Los tiempos de Snape se iban acortando debido a la cantidad de trabajo que tenía y sin mencionar que también a veces buscaba excusas para no estar con ella, ¿Qué mejor manera de ayudarlo a terminarlos para en parte estar con él? La profesora Mcgonagall miraba a ambos.

-Si es la solución, solo deben estar de acuerdo. Severus, no tuviste ningún problema cuando la señorita Granger estuvo con usted, y aunque no sea lo necesario para su carrera, Señorita Granger, Pociones también entra dentro de su programa, y necesita su nota...- Hermione asintió con la cabeza.- Bien, ¿entonces?

- Si el profesor Snape se siente más cómodo conmigo trabajando, no tengo dudas en que puedo servirle de ayuda, si la acepta.- Severus suspiró divertido, y evitando sonreír, asintió con la cabeza.

-Granger al menos podía corregir un trabajo dignamente.- Contestó intentado no parecer demasiado complacido. Minerva asintió con la cabeza.

-Bien, ahora mismo haré el cambio nuevamente. Pero que sea la última vez, por favor... Seamos profesionales.- Todos asintieron.- Señorita Granger, retomará su horario anterior con el profesor Snape luego el almuerzo.- Hermione inclinó la cabeza en forma de despedida mientras que todos se iban. Severus la miró de costado una vez más y también se fue.

Pasa esa hora del almuerzo, la castaña estaba en la sala buscando un abrigo acorde a donde volvería. Estaba con una sonrisa y tan agradecida con Hagrid. Unos minutos después, llegó una carta de Mcgonagall, anunciando el re nombramiento de su tutor Severus Snape.

Miró el reloj y ya eran las 13:00. Severus la mataría. Salió corriendo como de costumbre y cuando llegó a las puertas del salón, este estaba mirando su reloj amenazante. Hermione alzó un dedo recuperando aire y luego se enderezó. Miró a Snape esperando el reto.

-Recuerde las reglas, Granger. No soy su amigo Hagrid.- Hermione asintió y luego de que Snape la dejara pasar, fue a sentarse en el escritorio.

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