El espacio

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Buscaba apresuradamente su camisa, antes de meterse a la ducha. Nadie había notado que había llegado, o eso esperaba al fin de cuentas. Maldecía a no encontrar la camisa blanca del uniforme y cuando la encontró, con desgana la dejó sobre la almohada y se metió al baño para ducharse. Cada vez que cerraba los ojos, veía los ojos negros de Snape.

Despertarse ese día, fue toda una novedad para el pelinegro. Al abrir los ojos, sintió la cama completamente desordenada y vio los cabellos desparramados por su cuerpo, para luego ver el cuerpo desnudo de la castaña aferrado con fuerza a él. No podía verle el rostro por la cortina de maraña castaña que la tapaba, pero sentía su respiración acompasada y tranquila. Había dormido con una mujer... Y no la había echado luego de tener relaciones. Bueno, no aún. Ya que luego vio su reloj, era temprano, pero más valía prevenir. Comenzó a correrle los pelos de la cara a Hermione, y luego de descubrir sus ojos, nariz y boca, comenzó a llamarla levemente...

Hermione salió de la ducha apresurándose, miró el reloj y ya eran las siete. Corrió para secarse, cambiarse y prepararse. Secó su cabello con un hechizo y se abrochó rápidamente los botones de la camisa, luego se puso los zapatos, tomó su abrigo y salió.

Una vez llegando al comedor, la castaña se sentó en su mesa como de costumbre, no sabía el hambre que tenía hasta que vio todo lo que tenía en la mesa para desayunar. Y ferozmente, tomó una tostada y la comió. Cerró los ojos disfrutándola como si fuera el mejor manjar del universo. Sus compañeros la miraron algo sorprendidos.

-Vaya, Hermione se ve que tienes hambre hoy... ¿Trabajaste duro?- La castaña miró a la mesa que indagaba y se sonrojó.

-¿Trabajar... duro?...

-Sí, ya sabes, Snape...- A Harry le parecía obvias la preguntas, pero viendo la cara de terror de Hermione, volvió a repetir algo más impaciente.- Que de seguro estuviste trabajando con ensayos o algo parecido por Snape. Como estuviste una semana en la enfermería, de seguro te cargó de tareas..- La castaña suspiró, aliviada.

-Ah, ¡Sí, eso! Me desvelé hasta tarde por trabajo... Sí.- La castaña volteó hacia la mesa de los profesores. Severus estaba igual que siempre y cuando él la miró, se acomodó el cuello de su levita. Y en ese momento, le surgió una nueva duda a la castaña, ¿y si se había arrepentido? ¿Y si Snape estaba completamente arrepentido de lo sucedido? Hermione sintió tanta intriga y algo de nostalgia, que volvió a sus compañeros.

-Oye Herms, ¿Estás bien? Pareces pálida- Preguntó Ron.

-Iré al baño, estoy algo cansada, es solo eso.- Hermione se levantó y vio como la pelirroja se acercaba a ella. La tomó de la mano y le dijo:- Acompañame al baño.- Ginny sorprendida, asintió y la siguió.

Una vez dentro, la castaña se acercó al espejo, su camisa estaba algo desarreglada y su cabello estaba todo despeinado. Se miró con un poco asco y comenzó a arreglarse.

-¿Y bien? ¿Snape te castigó ayer luego de la carta por salir antes de la enfermería? No me digas, te puso a limpiar calderos sin magia. ¡O peor aún! Te dio quinientos ensayos para que corrijas.- La castaña miró a Ginny a través del espejo y se fijó que no hubiera absolutamente nadie Luego negó con la cabeza.- ¿Entonces? ¿Qué te hizo el huraño de Snape ahora, Hermione?

-Bueno... el castigo en si no estuvo tan... mal.- "No, absolutamente nada mal" pensó internamente. Ginny arqueó una ceja y luego de que Hermione se hundiera de hombros y le diera una mirada. Ginny ya estaba con la quijada casi en el piso.- Cállate. Pero cuéntame, que tal tú cita con Harry...

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