Patrullaje

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Snape abrió la puerta del despacho y dejó pasar a Hermione. Esta se tapó con el saco y luego lo siguió, lentamente caminaban por el castillo, el silencio era encantador. De vez en cuando se podía oír cantar a Peeves alguna canción con guarangadas. Snape miraba hacia arriba enfadado y Hermione desde atrás lo miraba y sonreía.

Tenía frio y ese saco no hacía mucha ayuda esa noche. La luz de la luna entraba por los ventanales e iluminaba los pasillos por los que iban caminando. Se maldecía a sí misma mentalmente. Snape estaba solo con su levita y parecía ir lo más normal. Hasta que el pelinegro volteó a mirarla, estaba iba abrazándose sola. Se detuvo y se cruzó de brazos.

-Siquiera llegó invierno, Granger.- Hermione asintió enojada, pero luego, frente a ella había un buzo negro. Era el mismo que había usado el día que fue a su casa para anunciarle lo del juicio. La castaña lo miró, una mano del pelinegro de lo estaba extendiendo. Luego se inclinó más irritado con el seño fruncido, quedando a poca distancia de su rostro y susurró.- ¿Acaso no tenía frío?- Hermione asintió y sin entender mucho, aceptó su buzo y se lo puso. Este le quedó por debajo de la cola, los brazos súper grandes y el cuello de tortuga tapándole la boca. Snape sonrió de costado complacido. Siguieron su ronda.

Nadie lo entendía, Hermione trataba de descifrarlo, él solo caminaba delante de ella, porque sabía que si quedaba a su altura, solo intentaría mirarla. También le daba intriga la castaña, pero no haría nada por resolverlas. Solo volteó un segundo para mirarla y esta caminaba mirando la luna por la ventana. Hermione recordó a la muchacha de Slytherin, así que preguntó.

-Profesor.- Snape no volteó.- ¿Quien... quien es la muchacha de séptimo de Slytherin que hoy estuvo en la clase de pociones?- Snape bajó el ritmo de caminata quedando a solo dos pasos de Hermione.

-Aunque le parezca raro, hay como diez muchachas en sétimo de Slytherin, señorita Granger... ¿Podría ser... más específica?- Hermione asintió, pero él no la vio.

-Alta, delgada, coqueta y muy linda... estaba entre dos chicos de su casa.- Snape volteó a mirarla de costado, estaba otra vez perdida en la nada, sabía de quién hablaba, porque era la única persona de Slytherin que le interesaría. Ahora quedó a su lado y la miró con las cejas arribas. Hermione miró hacia otro lado sonrojada.

-Se refiere usted a la señorita Grenett.- Hermione asintió asimilando que así se llamaba. Snape vio su concentación.- En cuanto a que es "muy linda"... yo no juzgaría así a esa muchacha.- La castaña lo miró nuevamente, y le miró extrañada, Snape se cruzó de brazos.

-¿Es tan duro usted con ella?

-No es una mujer linda, Granger. Es una muchacha interesada y soberbia. Con aire en la cabeza. Estoy seguro que jamás leyó un libro en su vida para poder hacer un trabajo. Pues resulta que siempre hay algo copiado de alguno de sus compañeros.- Hermione se sorprendió, ¿entonces por qué estaría interesada en Ron?- Si su "belleza" física la hace lo que es, cuando sea vieja, no tendrá sustento a nada.

-Sí es severo...- Hermione le sonrió, Snape rodó los ojos.

-La belleza no se basa en lo físico. Si una persona es un asco de personalidad, no lo vale.- Hermione negó en ese sentido.

-Usted lo cree así, pero hay veces que una persona es un asco porque pone barreras para que los demás no lleguen a ver lo que es en realidad.- Nuevamente se miraron a los ojos y ambos volvieron la vista al frente sin saber que decir. Hermione estaba hecha un tomatito, y Snape le sonrió de costado.

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