El cumpleaños

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Llegando la cena, Hermione estaba a punto de salir, pero antes de esto, Snape habló desde su escritorio.

-Terminando la cena, Granger, iremos al bosque prohibido a buscar raíces de tentáculo. No tarde.- Hermione suspiró y asintió. Luego inclinó su cabeza y se fue por la puerta.

Terminada la cena, Hermione fue a buscar un saco para salir el castillo, y después de eso, se encontró con su profesor en la puerta. Snape traía su típica capa y tenía las manos en los bolsillos. Al ver a Hermione este abrió y esperó a que la castaña saliera. Luego cerró la puerta.

El camino estaba oscuro, Hermione y Severus caminaban al mismo ritmo, uno al lado del otro. Hasta que llegaron al bosque. Hermione estaba intrigada, ¿qué debía hacer específicamente? Snape entonces se detuvo y se agachó delante de un árbol de gran raíz.

-Lumos.- Hermione se acercó y miró hacia abajo. Snape puso su varita en su boca mientras sacaba un cuchillo.- Señorita Granger.- La castaña tomó el cuchillo confusa.- Yo retorceré la raíz mientras usted corta los tentáculos de abajo.- Hermione lo miró confusa. Snape negó y luego apretó la raíz de tal manera que esta, pareciendo un animal, se retorció mostrando los pequeños tentáculos que había debajo de esta. Hermione se inclinó para cortarlos y luego meterlos en una canasta. Cuando terminó, Snape soltó la raíz y esta cayó rendida a la misma posición anterior. Hermione miró los pequeños tentáculos. No recordaba para qué poción las había visto, pero menos recordaba haber leído que así se conseguían. Severus miró la pequeña canasta y asintió.- Serán suficientes para hoy. Vamos, tenemos que conseguir un par de cosas más.- Hermione lo siguió con cuidado y mirando hacia abajo. Este iba con la varita en alto para guiarse.

Llegaron a un pequeño prado oscuro, pero iluminado por la luz de la luna entre los arboles. Snape le dijo a Hermione que cortara las flores, cosa que la castaña hizo.

Volviendo por donde caminaron, el pelinegro se detuvo bruscamente. Frenó a Hermione detrás de él y esta miró de costado para ver qué sucedía. Un unicornio pequeño estaba delante de ellos. Hermione sonrió y pensó que tal vez Snape querría los pelos de la cola...

-No haga ruido.- Hermione no lo hizo y el hombre se acercó lentamente. El pequeño no lo quería. Y Hermione hizo aparecer unos pequeños terrones de azúcar. Se acercó lentamente y se los ofreció. Milagrosamente, el unicornio sí se acercó a ella. Snape la miró, esta sonreía complacida con lo que estaba haciendo. El pequeño unicornio se dejó acariciar mientras sigilosamente, el profesor le cortaba algunos pelos de su cola. Terminado lo cometido, Hermione dejó ir al pequeño y se acercó a su profesor con una sonrisa.

-Nunca había visto uno...- Snape asintió.

-Debemos volver, Granger.- Hermione aceptó y luego comenzaron a caminar nuevamente para el castillo. Estado allí, Snape acompañó a la castaña hasta el gran tapis, algo confundida, solo aceptó su compañía.- Granger.- Llamó el pelinegro.

-Sí, señor.- Hermione esperó las palabras del hombre, pero mientras abría y cerraba la boca sin que saliera nada, terminó por clavarle los ojos en los suyos.

-Buenas noches.- Y tan rápido como pudo desapareció del lugar. Hermione confundida, solo entró a la sala y se dirigió a su habitación. Luego de acostarse, volvió a recordar los ojos negros y volvió a sentir la calidez que traía en el pecho.

Los días de castigos fueron alargándose hasta que llegó el viernes... Cumpleaños de Hermione. La castaña se había despertado tranquila, cuando encima de su cama vio a una pelirroja muy entusiasmada. Se asustó.

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