La aceptación

310 39 11
                                    


La castaña se levantó de muy mala gana, pero abrió la puerta al fin de cuentas. Detrás de esta, estaba Luna con una cajita y un moño. Cuando la vio a la castaña le sonrió.

-Lamento molestarte Hermione, pero esta caja estaba abajo y tenía una nota que estaba dirigida a tu nombre...- Hermione tomó la caja, y esta era una broma, al abrirla, Hermione se manchó de polvo rosa y un muñequito desde adentro decía "¡Anímate aguafiestas!" Luna abrió la boca.- Lo lamento Hermione... no tenía ni idea de que fuera eso... Neville lo vio y me lo mostró...

-No pasa nada Luna, no es tu culpa.- Dijo la castaña limpiándose el polvo de su cara.- Necesito un baño.

-¡Ah! Me olvidaba decirte. Todos saldremos esta noche a Hogsmeade, por si no nos vez. La profesora Mcgonagall pasó estos dos fines de semana. ¿Quieres venir? Si quieres te espero...- Hermione negó.

-Te agradezco, Luna. Pero en realidad me apetece quedarme esta noche... esta semana fue larga.- Luna asintió, se despidió y se fue. Hermione buscó ropa para cambiarse luego de su baño y encontró otra musculosa negra y un short, dejó estos sobre la cama y se fue al baño para ducharse.

Luego de ya haberse aseado y cambiado, decidió salir a la sala para ver si era verdad que todos se habían ido, y así fue. No había nadie. Por lo que aprovechó para hacerse un té. En eso, ve una mesa con el velador prendido, se acercó y vio pergaminos que correspondían a los ensayos de Pociones. El estomago de Hermione se retorció... Pero con la mano temblorosa lo tomó y lo leyó. Las correcciones que la tutela de Snape había hecho estaban pésimas. La cara de asco de Hermione fue similar a la de Snape al leer los ensayos. Allí se entretuvo mientras tanto. Y no lo vio entrar.

Cuando la vio, tan relajada viendo los pergaminos, apoyada contra la mesa, sintió un retorcijón en el estómago. Hacía días no la veía tan cerca. Pero se calmó.

Carraspeó. Hermione alzó la mirada y al verlo se sonrojó. La tetera casi hervía.

-Snape...- Este miró hacia todos lados.

-¿Acaso ya la castigaron la primer semana? No lo consideraba que Hagrid tomara esas medidas. Pero debe ser lo justo.- Dijo este cruzándose de brazos.

-No, en absoluto. Hagrid está más que complacido con que lo ayude. Decidí no ir con los demás por mí cuenta.- Severus asintió.- Entonces...

-Vine por unos pergaminos que Sala tenía. No le confiaría ni una papa para que la cuide.- Hermione sonrió pero luego se puso seria nuevamente al ver que Snape la miraba. Se aclaró la garganta, tomó los pergaminos que estaba leyendo y se acercó al pelinegro. Le extendió los papeles y este al extender su mano para tomarlos, sin querer tocó los dedos de la castaña... Esta se sonrojó y soltó los papeles.

¿Qué esperaba? ¿Una invitación hacia la salida? Verla lo reconfortaba, y eso era porque la necesitaba. Y era la verdad. La necesitaba porque... porque...

-Diablos... El agua.- Dijo para ella mientras corría a apagar la tetera mágica. Esta se desinfló casi ofendida de que la olvidaran. Snape la miró alejarse y de espaldas tomando la tetera. "La necesito porque... porque me gusta." Se dijo al fin. El que se fuera porque no quería que la lastimara le dolió más a él que a ella. Porque en verdad comprendió que haberle mentido, el haberle dicho que no la quería la había lastimado más. ¿Y si sí sentía cosas por ella, por qué no se lo decía? ¿Qué tan cobarde sería en la vida? ¿Volvería a perder para necesitarla? Y es que el simple hecho de pensarlo siquiera le daban ganas de golpearse. No, no podía perderla... Pero tampoco tenerla.

SobrevivirDonde viven las historias. Descúbrelo ahora