El chiste mal contado

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El silencio invadió el salón y solo volvieron en sí cuando el sonido de la tetera hirviendo apareció. Hermione fue a la cocina a apagar el agua. Y luego volvió. Miró a Harry y luego a Ron. El ultimo sonrió.

-Que mala broma Hermione, así asustas a las personas, no las diviertes.- Granger frunció el seño y se cruzó de brazos nuevamente.

-Lamento que la situación no te de gracia, Ron.- Entonces entendieron que era enserio y cuando estaban por protestar, la castaña levantó una mano.- Antes que digan cualquier cosa, quiero decirles que las criticas no me interesan. No soy una niña y sé lo que estoy haciendo y con quién. Créanme que para nosotros tampoco fue fácil aceptarnos al principio. Pero aquí estamos. No pido que lo acepten, solo que lo entiendan. Que me entiendan.- Ambos amigos no sabían que decir.

-De tantos hombres en la tierra, ¿Snape?- Preguntó algo malhumorado el azabache. Miró a Ginny tan tranquila.- ¿Lo sabías? ¿Tu lo sabías, Ginny?- La pelirroja lo miró y asintió seria.- ¿Hace cuanto está pasando esto?- Hermione hizo cuentas.

-Oficialmente hace un mes más o menos. Pero la situación empezó hace casi un año ya...- Harry volvió a suspirar frustrado y con el seño fruncido.

-¿Por qué no nos dijiste nada?- Escupió Ron, Hermione lo miró.

-Porque no sabía lo que sentía y creí que sería momentáneo. Pero no... Las cosas fueron pasando y terminamos así...- Ginny se paró.

-Escuchen. No es una cosa normal, lo sabemos. Que sea Snape me sorprendió también en un principio. ¿Pero quienes somos para juzgar la felicidad de nuestra amiga?- La pelirroja volteó y le sonrió a Hermione.- Yo te apoyo, amiga...- La castaña sonrió aliviada y abrazó por los hombros a la otra. Luego volteó a sus amigos. Harry la miró y luego al piso.

Y después de pensar un rato, se levantó y también la abrazó.

-¿Quién soy yo para juzgar? No quiero detalles nomás. Prefiero que Snape siga siendo Snape.- Hermione asintió y los tres miraron a Ron. Este se cruzó de brazos.

-Es una locura. No, no lo aceptaré y no sé si lo entienda tampoco. Es Snape de quien hablamos, un ex mortífago. Mató a Dumbledore, nos torturó de chicos. Es un hombre despreciable.- Hermione con el seño fruncido se acercó a Ron.

-Ese hombre me defendió cuando me quisiste degradar por otra mujer, Ronald. Ese hombre me salvó de que un hombre me quiso violar. ¡Ese hombre es más hombre de lo que tú eres, Ronald Weasley!- Ron negó con la cabeza.

-Estás loca, Yo me largo.- Y yendo hacia la chimenea, lo ultimo que escucharon fueron las llamas verdes. La castaña volteó a mirar a la pareja y estos dos la miraban.

-Solo veníamos a invitarte a merendar... Pero parece que estás ocupada...- Dijo Harry para luego tomarle la mano.- No lo juzgues, no es fácil. Nos vemos luego, Herms.- La castaña asintió y vio como los otros dos también desaparecían en la chimenea. Negó con la cabeza y se tapó la cara con frustración. Luego volvió para preparar las tazas y los tés.

Al rato, Severus, dubitativo de volver, tocó la puerta y Hermione le abrió. Esta le sonrió algo triste y lo dejó pasar. Snape la miró bien al rostro una vez dentro. Esta imitó su acción y vio que en el hombro de su chaqueta tenía una pequeña pluma, sonrió y se la sacó.

Se miraron unos segundos y luego Hermione le acarició el rostro. Snape sabía que estaba algo triste, y creía que las cosas no habían salido de lo mejor con sus amigos... Entonces le acarició el rostro con el dorso de la mano.

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