A Hermione cada vez le gustaba menos como se sentía cuando estaba con Snape. Se sentía demasiada cómoda con él. Sea lo que fuera que hacían, ya sea leer pergaminos o siquiera tomar un té. Tal vez el que se hubiera quedado con ella había generado esa "confianza" pero... ¿debían tenerla? Hermione se lo negaba, al igual que Snape. Las comodidades entre los dos generaba afecto y Hermione lo admiraba y todo... Pero el calor que sentía en el pecho al verlo no era solo cariño, y ella lo sabía. No podía seguir así.
Ese lunes por la tarde ya se sentía lo suficientemente bien para levantase y quería sentirse aún mejor. Por lo que se puso su uniforme y se arregló. A lo natural pero lo mejor que pudo. Se puso un saco negro largo y salió. Luna la vio y se puso frente a ella.
-Hermione, ¿no debías estar en reposo? ¿Te sientes bien?
-Sí Luna, pero ya estoy mejor, quiero salir a caminar un poco. Gracias igual por preguntar...- La castaña le sonrió y salió. El pasillo estaba repleto de chicos, debían estar en recreo. La miraban de pies a cabeza, y los más grandes no de una manera respetuosa. Estaba con un rodete simple, y con brillos en los labios. Caminaba por el pasillo cuando en la punta de la escalera lo vio a su tutor. Estaba de espalda a ella retando a un muchacho de Hufflepuff. La castaña quiso voltear para no verlo, pero antes de eso una voz más dulce y tranquila la llamó.
-¡Señorita Granger!- El profesor Espesa se acercó al trote pasando al lado de algunos muchachos. Hermione volteó y al verlo sonrió naturalmente, después de ese té que habían tomado se sentía un poco más en confianza. El profesor llegó hasta ella.- ¿Cómo estás? Esa noche Potter me asustó... Lamento no haber ido a verla, pero no sabía si debía al saber que estaban los chicos...
-No tiene de qué preocuparse, profesor Espesa...-
-Por favor... llámame Adeleo...- Hermione lo miró de costado.- Sí, lo sé, un nombre raro...- Ambos rieron, pero Hermione asintió.
-Me encuentro bien ahora, Adeleo, gracias por preocuparte...- El profesor Espesa asintió y le sonrió.
-¿Sabes? Ahora tengo las clases libres, ¿le gustaría venir a tomar un té luego del recreo, señorita Granger? -Hermione sonrió.
Snape ya los había visto desde el momento que Espesa la llamó. El pelinegro observaba desde las escaleras las sonrisas que ambos se daban. Hermione estaba muy bien vestida y le daba un aire muy maduro su postura. Luego de verla asentir y que ambos se sonrieran, Espesa se fue. Severus la vio acercarse a una ventana mirando como de a poco el sol iba bajando esa tarde. El pelinegro se acercó, y sin darse cuenta el por qué, se había puesto de mal humor.
-Buenas tardes, Señorita Granger...- Saludó con sarcasmo, Hermione dio un respingo, pero volteó a mirarlo, Este alzó una ceja y se cruzó de brazos.- ¿No debería estar en cama?
-Ya me encontraba en perfectas condiciones y decidí salir a caminar lo que me quedaba del día.- Snape asintió una vez, la respuesta de Hermione había sido dura y seca.- Bien, supongo que tiene clases...
-¿No era que ya se encontraba perfectamente? Vendrá conmigo a las mazmorras me supongo entonces.
-En realidad no... para la tutoría tengo aún ocho horas de reposo... en realidad iba a ir a...
-A estar a disposición de otra persona... No soy ciego, señorita Granger.- La dureza que tenía Snape hizo que Hermione se extrañara. El seño del pelinegro estaba fruncido y clavado. Tocó la campana.- Que tenga buena tarde entonces.- La acidez no se le podía quitar en absoluto. Se a zancadas grandes por el pasillo. Hermione frunció el seño también y se fue en dirección contraria a la de Snape.
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Sobrevivir
RomanceLuego de la guerra mágica, Severus Snape se despierta de un coma de tres semanas deseando haber muerto. Pero las visitas casi diarias de Hermione hará que ambos entablen una nueva relación desconocida para ambos. La castaña acepta por medidas de San...