La copa faltante

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Tomando té en el despacho de Espesa, Hermione mataba el tiempo que quedaban de vacaciones. Llegado el sábado, la castaña estaba volviendo hacia la sala, cuando al entrar en esta, el profesor Snape estaba dentro, esperándola. La castaña se puso nerviosa, pero no lo demostró, mientras que el hombre al verla se inclinó levemente en forma de saludo.

-Profesor Snape...- Dijo esta. Snape la miró de pies a cabeza y luego de unos segundos de silencio, se señaló diez libretas que él había dejado en la mesa. Hermione se extrañó por dos segundos, hasta que este habló.

-No la encontré esta semana, pero supuse que estaría aquí. Son de chicos de primer año Gryffindor. Necesito que las ojee para mañana terminar de corregirlos y devolverlos el lunes a primera hora.- Hermione lo miró y solo asintió sin más. Snape hizo lo mismo y luego se dirigió hacia la salida.- Buenos días.- Y se fue como si nada hubiera pasado. Hermione tomó eso como otra señal de que lo que había sucedido en verdad solo había sido una equivocación. Miró nuevamente las libretas, pero solo subió a su habitación.

Snape desde afuera, se iba tan confuso como ella. Su naturalidad para hablarle había sido perfecta, ni una muestra de nerviosismo siquiera. Estaba seguro de que aceptó para sí misma que solo había fallado. Nada más. Y al pensarlo, él también lo aceptó.

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Celebraron el inicio de otro año esa noche, estaban todos muy contentos y demás, mientras Hermione solo tomó una copa por el alcohol. Hasta sin darse cuenta, copa tras copa y tras copa... Se estaba emborrachando, pero no lo suficiente, y aún cuerda, dejó la ultima copa en la mesa y se levantó para irse. Snape que había alzado su copa por obligación, la vio con sus amigos. Estaba con la copa en la mano, pero tambaleaba un poco. No quiso creer que se hubiera emborrachado. Cuando luego  vio que salió del gran comedor sin mucho esfuerzo. Snape temía que cometiera alguna estupidez, ¿pero luego de la última vez que se había emborrachado... dejaría correr el riesgo de que la cometiera? Lo pensó un rato, y así lo hizo. Solo se fue por la puerta trasera a su despacho y allí quedó esa noche. Sin darle vueltas a lo de Granger.

Ya tarde en las mazmorras. Snape ordenó pergaminos viejos y mientras los guardaba, escuchó golpes en la puerta. Al ver la hora que era, se ofendió de que lo molestaran. Se acercó a esta y abrió. Allí estaba. Su pelo revuelto, la ropa desacomodada. Los tacones los traía en la mano. Snape la quedó mirando a los ojos y miró por el pasillo.

-Snape.- Dijo esta. Snape volvió en sí.

-Granger... ¿qué cree que hace?

-Evadió la situación por días... y me atrevería decir semanas...- Severus vio como lo empujaba y entró al despacho. Snape volvió a mirar por el pasillo al no ver a nadie cerró la puerta. La miró y esta se dirigió a una silla, y se sentó seria.

-Esta borracha, Granger. Debe ir a su habitación.- La mujer negó.

-Estoy muy cuerda en realidad. Usted es el evasivo.- Snape se cruzó de brazos. Se rió de costado y se acercó a la muchacha.- Necesitaba un par de copas para tener el valor y venir. Y usted siquiera con todas las copas del mundo hubiera tenido el valor...-

-¿Valor? ¿O la estupidez, señorita Granger?- Hermione se paró de golpe y se mareó sosteniéndose del escritorio dos segundos.- Sí está hebria.- La castaña levantó un dedo.

-El valor de venir y enfrentar lo que siento, por que lo necesito... Por que...- Dio dos pasos más a Snape. Este la miró. En verdad no estaba tan borracha o lo disimulaba muy bien. Tenía un grado menos a esa noche en las tres escobas.- Porque usted me gusta, Snape.- Snape se cruzó de brazos.

-No diga estupideces, Granger.

-¡Ve! Lo hace de nuevo. Lo niega, lo evade. ¡Pero esa noche, no fui solo quien lo besó!- Snape la miró enojada.

-Usted ha tomado y no...

-Sí, sí sé lo que digo. Soy consciente de todo en este momento. Y también puedo ver como usted me está evadiendo, como no quiere admitir que a usted también le gusto.- Hermione se acercó, pero Snape se alejó. La miró unos segundos.

-Usted no sabe nada...- Siseó. Hermione también hizo lo mismo frunció el seño.

-Jamás dice las cosas de frente, es un cobarde.- Snape alzó la vista.- ¡Niéguelo entonces! ¡Niegue las veces que me tuvo de frente y quiso besarme como yo a usted! ¡Niegue que lo pone celoso que me mire siquiera Espesa! ¡Niegue que no sintió jamás una calidez al vernos, al cenar!- A Hermione se le cristalizaron los ojos mientras lentamente se acercaba enojada ante él.- ¡Niegue que le atraigo como como usted a mí! ¡Hágalo!- Snape levantó la mirada y con todas sus fuerzas lo dijo.

-Niego cada una de las cosas que menciona... Y en especial que me atrae...- Hermione le sonrió, pero era una sonrisa triste. Luego solo le asintió con la cabeza y pasó por su lado. Snape cerró los ojos con una presión doliéndole en el pecho. Solo escuchó la puerta cerrarse.

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