Sobrevivir

Destapados

Claramente, no pasaron desapercibidos ante los ojos del mundo mágico. Pues hasta los más críticos de sangre pura estaban allí. Y Severus lo tenía muy presente, pues había visto a muchos exmortifados y gente que había colaborado con el señor tenebroso. Pero estaba arto de la gente, y solo se conecetró en ella. La miró y costado, y Hermione estaba tan relajada que envidiaba su tranquilidad. Pero después de un rato, entendió que estaba algo mareada, porque al fin y al cabo caminaba algo tambaleante.

-Granger. Creo que deberías ir a tu sala.- Hermione levantó la vista, y sí, estaba algo mareada para ser sincera. Así que asintió y caminó en dirección a la puerta con Snape siguiéndola detrás en distancia. Hasta que la morena se le atravesó a la castaña con una copa de vino en las manos. Snape vio la intención.

-Lo lamento, Granger. No la...- Cuando esta mujer estaba por tirar el contenido se su copa. Hermione, más cuerda que nunca había parado el liquido con su varita y vuelto a su copa. Monica, decepcionada solo sonrió forzadamente.

-No ha sucedido nada, señora Bella Fuente.- La castaña se enderezó, parecía haber recobrado la sobriedad completamente.- Disfrute la fiesta.- Y se fue, resonando los tacones contra el suelo de piedra. Severus sonrió y desapareció hacia el mismo lugar, pero por otro camino.

Recibiendo la brisa en la cara, Hermione miró por el pasillo.  Ese pasillo era aquel en el que se habían besado por primera vez con el pelinegro en el baile de navidad. Sonrió con diversión, hasta que lo vio atravesar la puerta que separaba el lugar donde estaba ella con la otra ala. Snape la miró con las manos detrás de él y le extendió la mano. Hermione la tomó y el Severus la llevó.

-¿Tienes todo preparado?- La castaña asintió con la cabeza, recordando que el despacho debía desocuparlo.

-¿Has desocupado el despacho?- El pelinegro la miró y asintió con la cabeza.- ¿Te sientes bien con la decisión?- Severus miró hacia el suelo y luego de pensar unos segundos asintió nuevamente.

-Creo que comienzo de nuevo mi vida, debo hacer algunos cambios.- Hermione asintió con una sonrisa y le abrazó el brazo. Entonces Snape lo levantó y la abrazó por los hombros a la muchacha.- ¿Te molesta se te visito el miércoles?- Hermione negó energéticamente.

-¡Claro que no!, me encantaría... -Severus asintió complacido.

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El tren ya estaba en la estación. Ginny, Harry, Ron y Hermione bajaron siendo así fueron abrazados por Molly, a pesar de haberlos visto el dia anterior.

-Que gran cambio será para ustedes desde ahora...- Dijo con lagrimas en los ojos la matriarca a sus dos hijos con lagrimas.- Estoy orgullosa de ustedes.- Volteó a mirar a la castaña y a Harry.- ¡Y de ustedes también! Vengan que los abrazo.

-¿Vendrán a casa? Haremos una cena especial.- Anunció Arthur con una sonrisa y todos asintieron con la cabeza, empujando sus carros.

-Hermione, ayer... nacieron unos rumores algo extraños... ¿Sabes? Desde que te fuiste de la fiesta, la mujer del ministro comenzó a divagar cosas feas sobre ti y Snape. Estaba muy borracha.- Ginny miró con disimulo a su amiga ante las cosas que su madre estaba diciendo.

-Eso habla mal de ella misma, Molly. No me interesa lo que la gente diga sobre mí. Aunque el profesor Snape me preocupa más...- Las pelirrojas la miraron, una con cara de asombro y la otra con cara de terror.- Digo, ha estado limpiando su nombre luego de todo lo sucedido y que la mujer del ministro venga a decir esas cosas... Y aún así, si pasara algo entre el profesor Snape y yo o cualquier otra persona, sería lo mismo.